Thursday, January 07, 2010

Por las calles de Allende




SAN MIGUEL DE ALLENDE, Guanajuato.— El recorrido comienza a las 10 de la noche. No sólo promete una visita guiada por el centro de esta ciudad colonial. También anuncia sorpresas, como develar algunas de las leyendas que habitan este lugar fundado en 1542 y declarado por la Unesco patrimonio cultural de la humanidad en 2008.
Un autobús bien disfrazado de tranvía aguarda sobre la calle Juárez, frente a una antigua bomba de gasolina que para los turistas es, al mismo tiempo, punto de referencia y curiosidad fotografiable.
Poco a poco llegan los paseantes hasta sumar 25 personas. Una vez todas a bordo aparece el guía, un hombre delgado, de unos 40 años, abrigado para protegerse del frío invernal. Presenta a Toño, el chofer, y saluda en tono casi bíblico: “Hola, mi nombre es Jesús”.
La primera escala del viaje es el símbolo de la ciudad: la Parroquia de San Miguel Arcángel. Se trata de un elevado templo de cantera rosa del siglo XVI que debido a derrumbes ha sido reconstruido hasta adquirir su estilo neogótico actual. Frente a este edificio se extiende la plaza principal, por la tarde repleta de familias y a esta hora preparada para la vida nocturna que se despliega en los bares y cantinas de sus alrededores.
Cerca de ahí se alzan el monasterio de la Inmaculada Concepción y la casa donde nació el líder independentista Ignacio Allende. La identidad de este lugar, pues, se muestra determinada por la conjunción de fe e historia presente en sus calles empedradas, en sus construcciones, en su arte.
Jesús explica que la producción de artesanías es una de las principales actividades económicas locales, lo que se confirma con la cantidad de turistas que transitan por numerosos establecimientos, observan obras elaboradas en lámina, madera o cerámica, preguntan precios, compran.
Otro elemento característico de San Miguel de Allende es la presencia de estadounidenses. De acuerdo con el guía, ésta se debe a que, desde mediados de siglo XX, ciudadanos de Estados Unidos comenzaron a trasladarse a esta población para estudiar español “y para echarse unos tequilas”. Muchos decidieron quedarse, mientras otros, seducidos por las abundantes ofertas de bienes raíces que se observan en las esquinas, podrían optar por hacerlo.
El recorrido pasa por la llamada Casa de las Conspiraciones, donde se fraguó el levantamiento por la independencia de México en 1810, y se dirige después al parque Benito Juárez, fundado por Porfirio Díaz en 1904. Jesús invita a descender del autobús para caminar por ese cercado y ahí, en la oscuridad, entre la bruma, cuenta la primera leyenda.
Evoca a La Llorona, aquella mujer que clama por sus hijos y que se aparece en ríos, piletas o fuentes. Es originaria de la capital del país, pero el guía asegura que se le ha visto en San Miguel de Allende. Afirma que tal fue el susto que provocó entre algunos pobladores, que hizo que hace 17 años se levantara una cruz en ese gran jardín a fin de apaciguar a su alma en pena.
Desde el parque los paseantes suben hacia los lavaderos, otro sito emblemático de la ciudad al que va a jugar el fantasma de una niña hija de hacendados que murió ahogada durante la Colonia. Aun con el frío y los relatos de espantos, el buen humor no desaparece. Un hombre bromea con su esposa: “Ahora sí, vieja; saca la ropa de una vez”.
Jesús invita a abordar de nuevo el autobús para partir hacia la última escala: el mirador. A éste se llega ascendiendo por Camino Real a Querétaro hasta la estatua en honor a Pedro Vargas, cantante que naciera en San Miguel de Allende y diera motivos de orgullo a su población.
A la orilla del camino, a unos pasos del busto de “El Tenor Continental”, se ofrece una vista imponente de la ciudad. Las luces, como tendidas sobre una suave tela negra entre la que destaca la Parroquia de San Miguel Arcángel, recuerdan tanto la pequeñez del individuo como la magnitud de la colectividad. Y así, tal mezcla de luz y oscuridad, de quietud y vitalidad, se convierte en el marco perfecto para cerrar el breve recorrido por un lugar que en sus más de 450 años de historia tiene mucho qué contar.

Nota: Este texto aparece en los Dardos de diasiete.com. Agradezco a Eli García su compañía en otra peripecia.

2 comments:

Elizabeth García said...

Cuando quieras :)

Necio Hutopo said...

herm... mmm... Yo es que no soy muy aficionado ni a los recorridos con visita guiada (con guías que se inventan la mitad de lo que dicen y mienten en la otra mitad... Cosa que sucede particularmente en Guanajuato -el Estado todo y la ciudad homónima en particular-) ni a San Miguel de Allende (ya puestos a viajar, mejor me paseo por Guanajuato -yo solito y lo más lejos posible de grupos rodallas y callejoneadas- o directamente me voy a Zacatecas -que no queda tan lejos-)...

Andaba yo de vacaciones, así que no pude pasar por acá a desearle, como es debido, un buen año... Considerese felicitado.