Tuesday, January 27, 2009

Partidos, elecciones, poder… ¿y los ciudadanos?

Apenas empieza a calentar motores el año electoral y tanto los procesos locales como el federal evidencian los problemas que enfrenta la democracia mexicana. Más aún, numerosos hechos apuntan a que —otra vez— la única lógica que prevalecerá durante estos comicios será la de la lucha descarnada por el poder, es decir, la de contiendas con poco o nulo interés genuino por la ciudadanía.
En 2009 habrá elecciones en 14 entidades de la República. En seis de ellas, Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora, además de renovarse ayuntamientos y los congresos estatales, se votará para designar un nuevo gobernador. Por último, a esto se suma que en la capital del país se elegirá a los 16 jefes delegacionales y, a nivel nacional, a los 500 diputados de la próxima Legislatura.
A lo largo de los siguientes meses, pues, no sólo estarán en juego alrededor de 2 mil cargos de elección popular, los recursos y las posiciones que representan. También estarán a prueba la reforma en la materia aprobada en 2007, la capacidad de organización y fiscalización del Instituto Federal Electoral (IFE), la cooperación entre las instituciones para evitar que el crimen organizado ingrese a la política —o aumente su presencia en ella— y, lo que me parece más importante, la facultad de los ciudadanos para informarnos y ejercer un voto razonado.
Todos los retos mencionados, sin embargo, encaran ya varios obstáculos. Cuando menos en tres procesos locales, por ejemplo, se han documentado francas grillas con miras a la designación de los candidatos a gobernador.
Columnistas como Salvador García Soto y Miguel Ángel Granados Chapa han comentado los forcejeos que tienen lugar en Sonora, Nuevo León y San Luis Potosí. De acuerdo con las versiones publicadas, una constante en los tres casos es la intención de los actuales mandatarios, los priístas Eduardo Bours y Natividad González Parás, y el panista Marcelo de los Santos, de influir en las elecciones locales impulsando como abanderados a gente de sus círculos.
La ciudad de México es otro territorio donde se han presentado irregularidades. El PRD busca mantener su predominio en la capital, pero los grupos dentro del partido disputan con fuerza el mayor número de candidaturas mientras que algunos de sus militantes promueven su imagen ignorando la ley.
Para muestra, Nancy Cárdenas, diputada de la Asamblea Legislativa, distribuyó en la delegación Xochimilco calendarios con su fotografía, en tanto que Lorena Villavicencio y Eduardo Santillán hicieron lo propio en Álvaro Obregón. Este último, ex director de Desarrollo Social en aquella demarcación y quien ya fue denunciado ante el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), incluso recurrió a altavoces y a repartir un suplemento de nombre Cardinalia, cuyas ocho páginas enteras están dedicadas a una entrevista con el ex funcionario.
La renovación de la Cámara de Diputados, finalmente, tampoco ha estado exenta de problemas. En este proceso, del que se prevé que el PRI sea el gran ganador amén de capitalizar los tropiezos del partido en el gobierno al igual que las divisiones del resto de la oposición, ha quedado de manifiesto que las cúpulas partidistas siguen imponiéndose y dejando de lado la democratización de sus mecanismos de selección de candidatos.
Jorge Buendía recién señaló que “lo que define a la democracia es la competencia entre partidos y no lo que ocurre al interior de ellos”. No obstante esa visión pragmática, me inclino a pensar, con Juan Francisco Escobedo, que debido a sus prácticas oligárquicas “los partidos terminarán alejados de los ciudadanos y de las nuevas formas de expresión y participación social”.
Y más fomentarán el rechazo público si a los despropósitos enumerados se agregan aberraciones como la del Partido Socialdemócrata en el sentido de postular a la ex Big Brother Silvia Irabien, La Chiva, y al ex legislador panista Francisco Solís, Pancho Cachondo.
Infortunadamente, ni la política es un juego limpio ni la democracia el régimen perfecto, pero ninguna de esas realidades justifica que organizaciones y candidatos olviden la ley o su supuesta razón de ser: representar a la sociedad. Del mismo modo, tampoco son excusa para que nosotros, los electores, los dejemos actuar a su antojo. Estos comicios pueden convertirse en una oportunidad para ejercer una ciudadanía activa. Aprovechémosla.


Nota: Este texto aparece hoy en e-joven.

Tuesday, January 20, 2009

Obama ante el mundo

Barack Obama llega hoy a la Casa Blanca. El primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos inicia su mandato luego de un claro triunfo en las elecciones del pasado 4 de noviembre, y representando las esperanzas de millones de personas de que podrá sacar a su país y al mundo de la crisis actual.
No obstante, la realidad y la cautela advierten que para nadie es conveniente mantener elevadas expectativas sobre las promesas y los posibles logros de esta nueva administración.
Durante los últimos meses se han puesto cada vez más en evidencia los efectos negativos que los ocho años de gobierno del republicano George W. Bush han tenido dentro y fuera de la Unión Americana.
Al interior, debido al gasto excesivo que sus autoridades han ejercido, en 2009 Estados Unidos enfrentará un déficit fiscal de 1.2 billones de dólares, recesión, dificultades serias en sus sectores financiero y automotriz, la peor tasa de desempleo desde 1945 (que alcanzó 7.2% en diciembre), así como la angustia social de los ciudadanos que dejan de percibir un ingreso o pierden sus casas.
Hacia el exterior el panorama no es menos crítico. La aún primera potencia mundial debe lidiar con los principales frentes abiertos por su política belicista, es decir, Afganistán e Irak, lo mismo que con el repudio internacional que se ha granjeado a causa de su “guerra preventiva contra el terrorismo” o de su nulo respeto a los derechos humanos, algunas de cuyas muestras más indignantes son las cárceles de Abu Ghraib y Guantánamo.
Además, a las situaciones mencionadas se suma el hecho de que, dentro de su territorio, el Ejecutivo estadounidense ni siquiera gozará de carta abierta para aplicar sus ambiciosos programas de generación de empleo o seguridad social y, allende sus fronteras, nada garantiza que sus promesas de campaña de verdad vayan a traducirse en un giro radical respecto del intervencionismo promovido por Bush. En ambos casos Obama encarará la realpolitik: la relación con el Congreso, la resistencia de intereses particulares y la habilidad de su equipo.
De ese modo, pese a las ilusiones que ha despertado no sólo en su país sino en el mundo entero —visibles en el quórum que logró reunir a su paso por Berlín en julio de 2008 o en la atención que a él presta la Unión Europea—, simplemente sería poco realista aguardar a que de inmediato restaurará la confianza de los mercados, acabará con la crisis financiera, conseguirá reactivar la economía y buscará contribuir a un orden global pacífico, más justo y más libre.
Para expresarlo en términos llanos, el nuevo mandatario no es un superhéroe que de un plumazo resolverá los problemas del planeta. No es, como lo ilustró hace unos meses el caricaturista Ángel Boligán, una nueva versión del Capitán América, ni tampoco el Tío Barack a quien todo se le puede pedir.
Por lo demás, muy mal haría cualquier país en esperar que Obama sea la solución a sus obstáculos. En la coyuntura por la que atravesamos y dado que Estados Unidos es el principal motor de la economía global, el papel del nuevo inquilino de la Casa Blanca será clave en la manera como se maneje la crisis. Sin embargo, eso no exime a cada nación de construir su propio desarrollo y trazar sus propios caminos.
México, por ejemplo, que concentra 80% de sus exportaciones en el mercado estadounidense, es uno de los primeros interesados en que se recupere el vecino del norte, pero no por ello debe limitarse a suponer que de allá provendrá el impulso que lo sacará del pozo. Por el contrario, tiene la obligación de reducir esa dependencia económica y de prevenir las intenciones de una intervención militar que parecen surgir bajo el pretexto de que los cárteles del narcotráfico pudieran constituirse en una amenaza para la seguridad de EU.
Terminaron para el demócrata las épocas de candidato carismático y de presidente electo. Comienzan las del ejercicio del poder como protagonista del mundo contemporáneo, con sus responsabilidades y con sus reclamos. Así pues, sin aguardar milagros y sin permanecer pasivos frente a la realidad global, veamos si a partir de este 20 de enero y durante los próximos cuatro años Barack Obama es o no capaz de refrendar sus ideales de cambio.

Nota: Este texto aparece hoy en e-joven.

Sunday, January 18, 2009

Kurt Warner, un quarterback contra la corriente




A sus 37 años, Kurt Warner está a un partido no sólo de llegar por tercera ocasión en su carrera a un Súper Tazón, sino de convertirse en el mariscal de campo que por primera vez en la historia lleve a los Cardenales de Arizona al juego grande de la National Football League (NFL).
Campeón con los Carneros de San Luis en la temporada de 1999 y designado en dos oportunidades jugador más valioso de la liga, su vida parece marcada por la lucha contra la adversidad.
Incluso, en la página de su fundación First Things First (http://www.kurtwarner.org/), que creó en 2001 con su esposa Brenda para promover los valores cristianos a través de actividades recreativas para niños enfermos o de ayuda para madres solteras, el propio Warner expresa: “Muchos han dicho que si mi historia fuera un guión de Hollywood, nunca sería creída. Pero estoy donde estoy porque creí y nunca me rendí”.
Nacido el 22 de junio de 1971 en Burlington, Iowa, sus padres se divorciaron cuando tenía seis años. Jugó futbol americano desde la preparatoria y, tras su paso por la universidad del norte del estado, en 1994 acudió al campo de entrenamiento de los Empacadores de Green Bay, aunque no fue contratado.
Regresó a Northwestern Iowa como asistente de su equipo colegial y trabajó, por un sueldo de 5.50 dólares la hora, como dependiente en una tienda de abarrotes. Con las puertas de la NFL cerradas, se enroló primero en la Arena Football League y después en la NFL Europa, ambas hoy extintas.
Fue reclutado hasta 1998 por una franquicia profesional, los Carneros de San Luis. Ahí, luego de la lesión de Trent Green, Warner se convirtió en el quarterback titular y, con la ayuda de una poderosa ofensiva conformada por el corredor Marshall Faulk y los receptores Isaac Bruce, Torry Holt y Ricky Proehl, condujo a la escuadra hasta el Super Bowl XXXIV y a una dramática victoria de 23-16 sobre los Titanes de Tennessee. Durante aquel encuentro, el número 13 lanzó para 414 yardas y dos anotaciones, lo que valió la designación del jugador más valioso.
Para la temporada siguiente, en el 2000, la magia disminuyó y los Carneros fueron eliminados en playoffs por los Santos de Nueva Orleáns. Un año después el equipo recuperó su nivel al grado de volver al Súper Tazón como favorito sobre los Patriotas de Nueva Inglaterra, pero una figura de nombre Tom Brady que por entonces comenzaba a surgir y un gol de campo de último minuto de Adam Vinateri dieron el triunfo a los Pats e impidieron el segundo campeonato de Warner y compañía.
El periodo posterior incluyó lesiones, una sensible baja de juego, numerosos momentos en la banca y el inicio de una peregrinación. Salió de San Luis, llegó a los Gigantes de Nueva York —donde tuvo que ceder el lugar a otro valuarte, Eli Manning— y terminó su viaje en los Cardenales de Arizona.
Las complicaciones, sin embargo, no se detuvieron ahí. En lo colectivo enfrentó las limitaciones de una escuadra que nunca había sido contendiente, y en lo personal, la lucha por destacar. Apenas al arranque de esta temporada el coach Ken Whisenhunt nombró a Warner titular en una posición en la que, de nuevo con la colaboración de ofensivos sólidos como Edgerrin James, Larry Fitzgerald y Anquan Boldin, lograría 4 mil 583 yardas, un porcentaje pases completos de 70%, 30 anotaciones y, con ello, haber sido elegido para el próximo Tazón de los Profesionales.
Con una marca de 9-7, Arizona calificó a la postemporada, en la que hasta este punto ha vencido a los Halcones de Atlanta por 30 a 24 en el juego de comodines y a las Panteras de Carolina por 33 a 13 en el playoff divisional. Este domingo, en la final de la Conferencia Nacional, los rivales serán las Águilas de Filadelfia.
“We do this together”. Así se leía en el website de los Cardenales el deseo de hacer historia, de debutar en un Super Bowl. Y, sin duda, mucho de ese anhelo descansa sobre los hombros de Kurt Warner, aquel al que muchos han tildado de viejo y a un paso del retiro, pero que, otra vez, ha demostrado ser capaz de regresar.

Update: Una versión actualizada de este perfil fue publicada el jueves 22 de enero de 2009 en el espacio Retratos, de la página 2 de la primera sección de El Universal.

Tuesday, January 13, 2009

Franja de Gaza: otro llamado a la paz

Han transcurrido más de dos semanas desde el inicio de la ofensiva del Ejército israelí sobre la Franja de Gaza y las tensiones, lejos de disminuir y a pesar de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, van en aumento.
De un lado, Israel, fundado el 14 de mayo de 1948, reclama el derecho de defender a la población de su frontera sur de los ataques del grupo palestino Hamas. Del otro, Palestina, que por décadas ha luchado de distintos modos por contar con un territorio donde asentarse, denuncia la masacre de la que es víctima y sus organizaciones radicales endurecen discursos y posturas. Así, a la fecha ninguna de las partes cede un ápice mientras el mundo observa e intenta actuar.
Incapaz de hallar una solución definitiva a un conflicto que se remonta a miles de años, con profundas raíces históricas, religiosas y culturales, y que implica fuertes intereses geopolíticos, mi intención es, sobre todo, sumar otra voz al llamado a que finalice ya la operación militar Plomo Fundido y, con ello, a que terminen la destrucción de ciudades y la muerte de inocentes. Esa, me parece, es la primera y mínima condición necesaria para comenzar a buscar una paz real en Medio Oriente.
Analistas como Gabriel Guerra y Jean Meyer han expuesto los variados matices de la situación. Revisemos algunos.
En 2005, Israel, en poder de la franja desde 1967, ordenó la retirada de las colonias judías a fin de evitar choques con los pobladores musulmanes. Sin embargo, su resistencia a una negociación más amplia con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina y miembro de Al Fatah, Mahmud Abbas, quien ha mostrado disposición al diálogo, alimentó al movimiento radical de Hamas.
Esta agrupación, por su parte, como lo hace el liderazgo de Abbas, pugna por la anhelada creación de un Estado que aloje al pueblo palestino. No obstante, tanto su línea, pretender la desaparición del rival, como sus métodos, atentados suicidas o el constante bombardeo con cohetes hacia la frontera sur israelí, simplemente resultan reprobables.
Por último, aunque Hamas no haya respetado la tregua de seis meses que ambos bandos establecieron en junio de 2008 y el gobierno de Jerusalén encabezado por el primer ministro Ehud Olmert afirme que su ofensiva se dirige contra este grupo mas no contra la población civil, las imágenes, los testimonios y los más de 900 palestinos muertos ponen de manifiesto que la acción militar de Israel es —en palabras de Guerra— “a todas luces desproporcionada”.
Vista tal complejidad se entiende mejor la pregunta lanzada por Meyer: “¿Cómo hacer para que nuestros amigos palestinos y nuestros amigos israelíes puedan darse el abrazo con el saludo tradicional: ¡Salaam aleikum, Shalom alejem!?”.
En efecto, luce todavía muy lejana una solución duradera a este conflicto en Medio Oriente, pero ésta se complicará más aún si persiste una operación militar que con razón ha sido condenada por la comunidad internacional y que, como ya se percibe, sólo exacerbará el odio de los musulmanes alrededor del mundo y significará para Israel más enemistades y riesgos en la región. Los esfuerzos por lograr un alto al fuego, por ende, deben continuar sin importar lo adverso del panorama actual.
A estas alturas, demasiada sangre ha sido derramada de ambos lados como para permitir que sigan triunfando las armas, los fundamentalismos y la sinrazón. Frenar semejante barbarie es una responsabilidad que compete no sólo a los protagonistas, sino a todo el orbe, y debe sustentarse en principios elementales como el respeto a la vida misma o que tanto derecho tiene Israel a existir en paz como Palestina a poseer un territorio libre para el desarrollo de su nación.
Tal vez si se partiera de esa base algún día sería posible ver realizado el ideal plasmado en el famoso documental Promesas (2001): niños palestinos e israelíes conviviendo, jugando, conociéndose, riendo, divirtiéndose, observándose como iguales a pesar de las diferencias entre culturas. Los dos pueblos merecen alcanzar ese sueño.


Nota: Este texto aparece hoy en e-joven.

Tuesday, January 06, 2009

Propuestas para revalorizar el trabajo

El 2009 comienza con proyecciones negativas en materia de empleo: escasa generación de plazas, estancamiento de los salarios, despidos y aumento tanto de la tasa de desocupación como del número de personas en la economía informal. Frente a esa realidad que llega a escala global, resulta oportuno formularnos preguntas que trasciendan la ya difícil coyuntura y miren hacia el futuro. Al respecto retomo un libro del filósofo y teólogo jesuita francés Jean-Ives Calvez.
Necesidad del trabajo. ¿Desaparición o redefinición de un valor? fue publicado en 1997 y traducido al español dos años después. Aunque aparecido hace más de una década, las ideas en él contenidas cobran especial vigencia en esta época de crisis.
Calvez expone que el avance tecnológico, la automatización de los procesos productivos, la reconfiguración del campo laboral y la urgencia de combatir la desigualdad social obligan a cuestionarnos acerca del papel que juega el trabajo en la vida del ser humano, de cómo valoramos a los distintos oficios y profesiones, y de cuáles alternativas tiene el Estado para garantizar que cada individuo, sin importar a qué se dedique, cuente con los ingresos suficientes para subsistir y desarrollarse.
La primera parte de este volumen consiste en el análisis del pensamiento sobre el trabajo de Georg W. F. Hegel, Karl Marx, Juan Pablo II y Hannah Arendt. A partir de dicha revisión, el autor concluye que trabajar es una actividad esencial para mujeres y hombres puesto que a través de ella nos relacionamos con el mundo exterior, socializamos y nos realizamos a nosotros mismos.
Trasladado a un plano mucho más concreto, el trabajo es indispensable porque gracias a él las personas obtenemos los recursos que nos permiten cubrir nuestras necesidades de alimentación, vestido, vivienda, educación, salud y entretenimiento.
Sin embargo, como apunta Calvez y como todos habremos constatado, en las condiciones actuales del sistema económico mundial una persona no tiene asegurado su acceso a un empleo ni que, de conseguir uno, el sueldo que reciba le baste para dar solidez a un proyecto de vida.
El filósofo añade que a este escenario de precariedad laboral se suma el hecho de que, debido a la incidencia de la informática y de la tecnología, cada vez se requerirán menos empleados para llevar a cabo numerosas tareas. Más aún, se estima que dentro de algunas décadas la cadena productiva únicamente exigirá entre 10% y 20% del total del personal que hoy la mantiene activa. De llegar a ocurrir esto, ¿dónde quedaría el 90% u 80% de trabajadores restantes?
Ante esa y otras interrogantes Calvez enumera algunas propuestas que podrían integrarse en una política de empleo. Destaco tres: el reparto del tiempo de trabajo, la renta básica de ciudadanía (RBC) y la revalorización del sector servicios.
Repartir las horas laborables, explica, ayudaría a preservar un nivel equitativo de salarios entre la plantilla de trabajadores de una empresa, así como a evitar despidos. La RBC, por su parte, consistiría en un ingreso que sería entregado a toda persona independientemente de si estuviera ocupada o no, lo que en opinión del autor contribuiría a disminuir la desigualdad y a reducir los impactos sociales del desempleo.
En cuanto a su tercera propuesta, argumenta que si por causa de la automatización de los procesos productivos las plazas en la industria están destinadas a disminuir drásticamente, una vía para contrarrestar la desocupación se encuentra en revalorizar los servicios, en particular los de tipo interpersonal. Según su razonamiento, actividades que se ejercen de persona a persona como la educación, los cuidados médicos o de enfermería, la ayuda sicológica o la instrucción artístico-cultural no son “mecanizables” y por ende representan una veta laboral aprovechable.
No obstante, dado que “a algunos todavía les cuesta comprender que un servicio tiene un valor, como tiene valor un producto industrial (…) una política de empleo, de ahora en adelante, debe consistir ante todo en el esfuerzo para hacer tomar conciencia de las necesidades de servicios, en vista de una transformación de las mentalidades”.
Cada una de estas ideas merece una discusión detallada, pero ponerlas en la mesa de discusión podría brindarnos luz para solucionar los problemas que enfrentamos ahora y para hallar las respuestas que buscaremos en el largo plazo.


Nota: Este texto sale hoy en el blog e-joven del portal de El Universal. Ahí también se incluye el resumen de un cuadro que publicó la sección de Finanzas de ese diario con recomendaciones para “conservar la chamba”.