Tuesday, January 13, 2009

Franja de Gaza: otro llamado a la paz

Han transcurrido más de dos semanas desde el inicio de la ofensiva del Ejército israelí sobre la Franja de Gaza y las tensiones, lejos de disminuir y a pesar de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, van en aumento.
De un lado, Israel, fundado el 14 de mayo de 1948, reclama el derecho de defender a la población de su frontera sur de los ataques del grupo palestino Hamas. Del otro, Palestina, que por décadas ha luchado de distintos modos por contar con un territorio donde asentarse, denuncia la masacre de la que es víctima y sus organizaciones radicales endurecen discursos y posturas. Así, a la fecha ninguna de las partes cede un ápice mientras el mundo observa e intenta actuar.
Incapaz de hallar una solución definitiva a un conflicto que se remonta a miles de años, con profundas raíces históricas, religiosas y culturales, y que implica fuertes intereses geopolíticos, mi intención es, sobre todo, sumar otra voz al llamado a que finalice ya la operación militar Plomo Fundido y, con ello, a que terminen la destrucción de ciudades y la muerte de inocentes. Esa, me parece, es la primera y mínima condición necesaria para comenzar a buscar una paz real en Medio Oriente.
Analistas como Gabriel Guerra y Jean Meyer han expuesto los variados matices de la situación. Revisemos algunos.
En 2005, Israel, en poder de la franja desde 1967, ordenó la retirada de las colonias judías a fin de evitar choques con los pobladores musulmanes. Sin embargo, su resistencia a una negociación más amplia con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina y miembro de Al Fatah, Mahmud Abbas, quien ha mostrado disposición al diálogo, alimentó al movimiento radical de Hamas.
Esta agrupación, por su parte, como lo hace el liderazgo de Abbas, pugna por la anhelada creación de un Estado que aloje al pueblo palestino. No obstante, tanto su línea, pretender la desaparición del rival, como sus métodos, atentados suicidas o el constante bombardeo con cohetes hacia la frontera sur israelí, simplemente resultan reprobables.
Por último, aunque Hamas no haya respetado la tregua de seis meses que ambos bandos establecieron en junio de 2008 y el gobierno de Jerusalén encabezado por el primer ministro Ehud Olmert afirme que su ofensiva se dirige contra este grupo mas no contra la población civil, las imágenes, los testimonios y los más de 900 palestinos muertos ponen de manifiesto que la acción militar de Israel es —en palabras de Guerra— “a todas luces desproporcionada”.
Vista tal complejidad se entiende mejor la pregunta lanzada por Meyer: “¿Cómo hacer para que nuestros amigos palestinos y nuestros amigos israelíes puedan darse el abrazo con el saludo tradicional: ¡Salaam aleikum, Shalom alejem!?”.
En efecto, luce todavía muy lejana una solución duradera a este conflicto en Medio Oriente, pero ésta se complicará más aún si persiste una operación militar que con razón ha sido condenada por la comunidad internacional y que, como ya se percibe, sólo exacerbará el odio de los musulmanes alrededor del mundo y significará para Israel más enemistades y riesgos en la región. Los esfuerzos por lograr un alto al fuego, por ende, deben continuar sin importar lo adverso del panorama actual.
A estas alturas, demasiada sangre ha sido derramada de ambos lados como para permitir que sigan triunfando las armas, los fundamentalismos y la sinrazón. Frenar semejante barbarie es una responsabilidad que compete no sólo a los protagonistas, sino a todo el orbe, y debe sustentarse en principios elementales como el respeto a la vida misma o que tanto derecho tiene Israel a existir en paz como Palestina a poseer un territorio libre para el desarrollo de su nación.
Tal vez si se partiera de esa base algún día sería posible ver realizado el ideal plasmado en el famoso documental Promesas (2001): niños palestinos e israelíes conviviendo, jugando, conociéndose, riendo, divirtiéndose, observándose como iguales a pesar de las diferencias entre culturas. Los dos pueblos merecen alcanzar ese sueño.


Nota: Este texto aparece hoy en e-joven.

2 comments:

Ismael said...

Guerra, desastre, estupor. El perpetuo conflicto Palestina-Israel me recuerda siempre la canción de Sam Cooke “A change is gonna come”… Nadie cede, continúan siempre aplastándose. Me temo que esa guerra nunca terminará, que no veré en vida fraternidad duradera entre ambos bandos. Es un conflicto de ideología, y una que los rebaza…

Necio Hutopo said...

Al margen de suscribir, obviamente, el llamado a detener el genocidio (porque ese y no "acción desproporcionada", es el nombre de la ignominia llamada Plomo Endurecido)... Pero hay algunas cosas que debemos reconsiderar:

Es Isarel quien rompe la tregua al asesinar en Noviembre del año pasado a dos dirigente de Hamas, operaciçón en la que, por cierto, resultan heridos y muertos un buen número de civiles palestinos inocentes.
Israel, es cierto, se retiró de la franja de Gaza... pero no completamente. Israel mantiene la soberania territorial sobre éste y otros muchos territorios Palestinos, mantiene y multiplica asentamientos ilegales fuera de sus fronteras... Es Israel quien gobierna (en los hechos) la vida y circunstancia del pueblo palestino, quien segrega a la población árabe en campos de concentración con muros, puas y hambre... Israel, no Hamas.
Es, por cierto, Israel quine se arroga el derecho de decidir quién puede ser elegido como gobernante de los Palestinos, la actyual ofensiva, recordémoslo, tiene su origen más allá de la tregua ropta, en las elecciones donde Hamas resulta ganador y el gobierno israelí declara eso de "Bien, ustedes pueden elegir a quien quieran... Siempre y cuando nos gusté... y Hamas no nos gusta"... De nuevo bloqueos, cortes de energia eléctrica, desabasto de alimentos y medicinas... de nuevo, es decir; el ghetto.
Finalmente, el conflicto no tiene miles de años ni es, como se pretende, un reflejo del cuestionable "choque de civilizaciones" tan gustado por el difunto Huntington... El conflicto tiene su origen en el despojo de tierra, patrimonio e historia de los hogares ancestrales del pueblo Palestino... Y tiene su razón en el afan expansionista de Israel. El Estado israelí no es ejemplo ni paradigma de loz pueblos occidentales, ni Hamas es botón de muestra de la gente palestina...

Como epílogo... Nadie en su sano juicio defendería el derecho de Hamas o cualquier otro movimiento palestino al terrorismo... Pero aquí, de nuevo, las definiciones son engañosas; porque muy distinto es la agresión de una potencia opcupante (e Israel no es otra cosa) al derecho de todo pueblo a la resistencia....