Tuesday, August 04, 2009

Momento para discutir ingreso mínimo universal

También conocida como renta básica de ciudadanía, la propuesta plantea que el Estado otorgue a cada individuo un monto con el que pueda garantizar derechos fundamentales como la alimentación


En México, según el analista Hernán Gómez Bruera, sería posible establecer esta medida si se creara un fondo sustentado en los impuestos producto de una reforma fiscal que aumentara la recaudación


El crecimiento del desempleo, la elevación de la pobreza y “la evidencia cada vez más clara de que nuestras políticas sociales son ineficientes y no llegan siempre a los más pobres” crean una coyuntura favorable para colocar en la agenda de la discusión pública mexicana el tema de la renta básica de ciudadanía, consideró el analista Hernán Gómez Bruera.
Tal propuesta, promovida a nivel mundial por la red
Basic Income Earth Network (BIEN), por políticos y por representantes de la academia, y en México por asociaciones como Casa Lamm y por articulistas como Gustavo Gordillo y Ricardo Becerra, consiste en que el Estado entregue a cada individuo en una comunidad, sin distinción alguna, un ingreso mínimo con el propósito de que cuente con recursos garantizados que le permitan cubrir necesidades básicas como la alimentación.
Dicha renta, de acuerdo con la BIEN, difiere en tres aspectos de otros subsidios estatales aplicados en países de Europa: 1) se otorga de forma individual, no por hogar; 2) es proporcionada sin importar si la persona posee otras fuentes de ingreso; y 3) no está condicionada a la realización de algún trabajo o a la aceptación de un empleo.
A decir de sus partidarios, entre sus principales objetivos están distribuir mejor la riqueza y ayudar a combatir los efectos de la desocupación, de la miseria y de la desigualdad.
Gómez Bruera reconoció que el tema se ha debatido poco en la comunidad internacional, pero señaló que en Brasil uno de sus impulsores más serios ha sido el senador Eduardo Suplicy, del gobernante Partido de los Trabajadores. Para el legislador, según citó el analista
en un artículo publicado en El Universal el viernes pasado, un ingreso mínimo sustentado en un fondo federal, contemplado dentro del presupuesto y financiado con impuestos, sería “la mejor forma de que todos tengan garantizado el derecho a la alimentación y a una vida más digna y con más libertad”.
En ese mismo texto expuso el caso de Alaska, donde la renta básica inició en una villa de pescadores como una propuesta contra la desigualdad y llegó a convertirse en ley estatal. El dinero en el que se apoya, que ahora suma 30 mil millones de dólares, proviene de los derechos que se cobran por la explotación de petróleo y otros recursos naturales.
“Generalmente existe la impresión de que una cosa así no puede hacerse en un país ‘pobre’. Habría que comenzar por discutir esta noción equivocada. ¿Será que realmente somos un país pobre o un país injusto?”, respondió Gómez Bruera a una consulta por correo electrónico.
Estimó que en el caso de México sería posible crear un fondo para financiar la propuesta de un ingreso mínimo ciudadano, aunque esa medida “debería ir acompañada de una reforma fiscal que permita no sólo cobrar más impuestos a los que más tienen, sino también que el Estado mexicano, hoy uno de los que menos impuestos cobran entre los países latinoamericanos, logre una recaudación significativamente mayor”.
Por otra parte, frente al argumento de quienes se oponen a la idea porque prevén que una acción así fomentaría la holgazanería, enfatizó en que los objetivos de la renta mínima son que las personas tengan asegurados derechos básicos y puedan “salir de una situación de emergencia”, mas no que abandonen la vida productiva. Por ello, mencionó, si bien alguien podría conformarse y pretender sobrevivir únicamente con esos recursos, no hay por qué prejuzgar ni descartar que el resto de la gente se inclinaría por utilizar esa base para buscar mejores oportunidades.
Admitió que por ahora no ve posibilidades de que la clase política mexicana discuta el asunto con seriedad, pero insistió en que el momento actual —en el que quedan de manifiesto el aumento en el número de pobres y de desempleados, al igual que el fracaso de programas como Procampo— es propicio para, al menos, poner el tema sobre la mesa.


Nota: Este texto aparece hoy en e-joven.

3 comments:

Root said...

Es, sin duda, un tema muy interesante y discutible.

Me parece que es una propuesta cuya viabilidad si depende del lugar en dónde se aplique, no sólo por las políticas de Estado que tendrían que implementarse, así como la reforma fiscal de la que se habla, sino por los usos y costumbres de la gente de ese lugar, la educación, la cultura del trabajo y el ahorro, en fin.

Es verdad que hay mucha gente que sólo necesita un pequeño impulso para desarrollar grandes cosas y buscar oportunidades reales de crecimiento, pero también se cierto que la posibilidad de conformismo es alta en un país donde salimos a la calle y vemos a gente que finge una discapacidad para pedir limosna y "sobrevivir" con eso... No son todos, estoy de acuerdo, pero entonces habría que pensar en qué condiciones serían prudentes para que este ingreso estimule la productividad de la población, para que no sea una especia de "manutención" sino una inversión que lleve al desarrollo de ciudadanos trabajadores y comprometidos con sus familias y con su país.

Felicidades príncipe! GRAN TEMA!

Un beso! Tq!

Ruth!

Elizabeth García said...

Muy buen tema para ponerlo sobre la mesa, recordé el libro de Carrasco de "Hij@ ¿qué es la globalización?"
Sólo me resta decir que se tienen que tomar medidas y pronto.
Un beso.

Necio Hutopo said...

Anda... Pues a mi es que, desde la más despreciable de las superficialidades, ya me gustaría, sí, que me pagaran por el puro mérito de ser mexicano