Tuesday, August 25, 2009

Mancha urbana absorbe recursos hídricos

El desmedido crecimiento urbano ha encarecido el suministro de agua, obliga a extender la red de tuberías, aumenta la posibilidad de fugas y dificulta el cobro y la educación de los usuarios


Expertos mexicanos en el MIT proponen adoptar una perspectiva de largo plazo que ponga límites a la expansión de la ciudad y asuma una visión integral del problema de la escasez del líquido


Investigadores mexicanos en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) coincidieron en que existen alternativas para enfrentar el problema del abasto de agua en la Zona Metropolitana del Valle de México, pero éstas deben atender un factor hasta ahora insuficientemente discutido por las autoridades: el desmedido crecimiento urbano tanto a nivel poblacional como territorial.
De acuerdo con Onésimo Flores Dewey, mientras que en 1940 el Distrito Federal concentraba 98% de la población del área, para 1970 ese porcentaje cayó a 74% y para 2005 a 45%.
Ahora, añadió, la mayoría de la gente de la zona habita en el estado de México. En municipios que se han expandido, como Tecámac o Zumpango, se ha construido gran cantidad de viviendas populares que, sin embargo, están “lejos de las delegaciones centrales de la ciudad, donde se ha concentrado históricamente el destino de los presupuestos y, por ende, donde se localiza nuestra mayor inversión en infraestructura”.
Esa pérdida de densidad demográfica, explicó Flores Dewey en una consulta vía correo electrónico, ha encarecido todos los servicios públicos como recolección de basura, transporte, energía eléctrica y suministro de agua. En el caso de este último recurso, el crecimiento urbano hace necesario que se instalen más kilómetros de tuberías, incrementa las posibilidades de fugas y dificulta cobrar y educar a los usuarios.
Por su parte, José Antonio Correa Ibargüengoitia señaló que los asentamientos irregulares y las nuevas edificaciones aumentan el costo de proveer el líquido porque implican construir más infraestructura, “pero incluso con la que ya hay, urge cambiar el modelo de administración del agua en la ciudad”.
También en un mensaje por e-mail, Correa Ibargüengoitia expuso que el área podría ser autosuficiente pues actualmente consume más de tres veces lo indispensable: en promedio 351 litros diarios per cápita cuando bastarían solamente 100.
Afirmó que en el corto plazo se requiere colocar medidores eficaces y subir las tarifas tomando en cuenta las disparidades sociales, mientras en el largo plazo se debe adoptar una visión integral del tema del agua.
Entre otros puntos, agregó, este nuevo paradigma debe abarcar una mayor reutilización de aguas negras, la recolección de lluvia a través de pozos de absorción y de mecanismos de cosecha ubicados en techos, esfuerzos por frenar la mancha urbana que se traga las áreas verdes que recargan los mantos acuíferos, así como la modernización de la red y del mobiliario hídrico para evitar que de 30% a 35% del líquido se tire en fugas o se desperdicie en los hogares.
Para Flores Dewey, los principales ejes que deben seguir las políticas públicas para tener una urbe sustentable son el compromiso por el largo plazo y la búsqueda de un equilibrio entre eficacia y equidad en la prestación de servicios. En lo que respecta al problema de los recursos hídricos, mencionó, “debemos entrarle de frente: como no podemos expandir la oferta de agua, hay que reducir el crecimiento desmedido de su demanda”.
A su juicio, eso conlleva incentivar la densidad demográfica, restringir los permisos de construcción y determinar la cantidad de líquido que puede extraerse sustentablemente.
“Necesitamos ser realistas, existen límites a nuestra capacidad de crecimiento”, enfatizó el también autor del blog
www.ciudadposible.com y a quien puede encontrarse en twitter en la dirección @oneflores.
Asimismo, ambos investigadores concordaron en que la sociedad civil puede y debe jugar un papel importante en la solución del problema. Reiteraron que los ciudadanos tienen la posibilidad de, por un lado, realizar acciones para ahorrar agua —como cambiar retretes o regaderas y consumir con mayor racionalidad— y, por el otro, de organizarse y alzar la voz para exigir que los gobiernos tomen las decisiones más atinadas para el largo plazo, aun si éstas son impopulares y los confrontan con el electorado.


Nota: Este texto aparece hoy en e-joven.

1 comment:

Necio Hutopo said...

"xisten alternativas para enfrentar el problema del abasto de agua en la Zona Metropolitana del Valle de México,"... Por ejemplo, que nos mudemos todos...