Thursday, August 13, 2009

Busquemos salir del “shock”

La nota, como era de esperar, fue de las más comentadas ayer en el portal del El Universal. El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, por lo general reacio a reconocer públicamente las dificultades de la economía nacional, advirtió frente a senadores que México vive el “shock financiero” más grande en 30 años.
Creo no equivocarme al considerar que tal declaración ha despertado las reacciones de los lectores —molestia, por decir lo menos— debido a varios motivos. No ha sido sólo por el alarmante anuncio de que el país enfrentará un faltante de 780 mil millones de pesos en 2009 y 2010, o sea, un hueco equivalente a 7% del Producto Interno Bruto (PIB). Tampoco ha sido nada más por la impopularidad del funcionario, que parte de factores tan triviales como su apariencia física y de otros serios como su manejo de la política fiscal.
Me parece que ha sido, sobre todo, porque en el fondo el mensaje del secretario es una confirmación oficial innecesaria de algo que los mexicanos hemos padecido desde finales del año pasado, a saber, la mala marcha de la economía, y de que el gobierno federal, más allá de su discurso tranquilizador o triunfalista, no tiene indicios de cómo salir del pozo. O si los tiene, no lo demuestra.
A lo largo de 2009 hemos vivido una menor actividad económica, disminución de la inversión, paros técnicos en algunas empresas, aumento del desempleo y de la informalidad y, como una consecuencia de lo anterior, una aún más baja recaudación tributaria de parte del Estado.
Y si bien es cierto que estos problemas han sido causados en gran medida por “la crisis que vino de fuera” y se han visto agravados por imprevistos como el brote de influenza de finales de abril, debemos reconocer que la situación en su conjunto no es resultado de meros elementos coyunturales, sino de fallas históricas.
Sara Sefchovich, por ejemplo, ha insistido en que nuestro modelo económico potencia la desigualdad porque favorece a los grandes actores y a los monopolios. A los pequeños y medianos, en cambio, les pone trabas a pesar de que éstos son “la columna vertebral de una economía sana y productiva”, porque “de ellos depende para vivir la mayoría de los ciudadanos de este país, patrones y trabajadores por igual, porque dan empleo y cuando hay empleo hay consumo, pagan impuestos y cumplen con lo que exige la ley”.
Del mismo modo, las deficiencias en la hacienda pública vienen de tiempo atrás.
La dependencia de las arcas de la nación de un recurso no renovable como el petróleo está por llevarnos a un colapso ahora que la producción del hidrocarburo y su precio internacional descienden. Esto, además, porque en ningún nivel hemos sido capaces de incrementar ni de mejorar la recaudación fiscal: según el analista Hernán Gómez Bruera, México capta vía gravámenes únicamente alrededor de 8% de su PIB cuando otros países recaban 26%, y frente a esto las autoridades hacendarias, en lugar de simplificar los mecanismos de cobro, los vuelven más engorrosos.
En el mejor de los casos, de ello se deriva que los servicios públicos como el alumbrado, la seguridad o la recolección de basura sean de mala calidad y, en el peor, que las administraciones más pequeñas, las municipales,
caigan en la quiebra.
Así, una vez que todos, gobierno y ciudadanos, por fin parecemos estar de acuerdo en el diagnóstico de que la República se encuentra en “shock”, no nos queda otra que buscar el remedio a ese mal.
Y para eso es indispensable que quienes toman las decisiones en el Ejecutivo y en el Legislativo se sensibilicen de cómo el problema afecta a personas de carne y hueso, escuchen, dejen de lado dogmatismos de cualquier tipo e inicien la transformación de nuestras deterioradas estructuras. Esta crisis, en efecto, es aún un oscuro túnel que no permite ver la luz. Pero, sin duda, en hallar la salida de tan inhóspito camino se nos va el país.


Nota: Este texto aparece hoy en e-joven.

6 comments:

Elizabeth García said...

Tienes toda la razón.
Esperemos que la siguiente legislatura pinte mejor, aunque sinceramente lo dudo.
Mil besos.
Te quiero.

Necio Hutopo said...

Pues no que ya estábamos saliendo de la cirsis? que dice el ocupante ilegal de Los Pinos

Mx. Terrorist said...

Algo que puedo rescatar es la noble y sínica estupidez con que se guía el gobierno actual, por una parte externaban su orgullo de una nación fuerte y un gobierno democrático, pero la antípoda de esto sólo nos muestra la condena mexicana llena de politiquería, demagogia y corrupción.

En primera impresión estas declaraciones sepultan nuestro ánimo, sin embargo, no es nada nuevo. No hay mexicano que no conozca el panorama de crisis; lo importante sería dirigirnos por un camino de voluntad y honestidad.

Mx. Terrorist said...
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Root said...

Y luego dicen que por qué uno se decepciona tanto de este país...

Saludos Príncipe!

Patty Stardust said...

Entre la crisis económica y la del agua en la ciudad de México, a mí se me antoja que el futuro ya nos alcanzó y que sólo una megalópoli como ésta podría ser el escenario perfecto para el inicio del drama apocalítico. Y luego mi roomate no entiende qué porque quiero huir a la menor provocación...

Ok. Dramaticé. Pero esta vez solo un poco. Saludos Mau! (o más bien, nos vemos pronto! jeje)