Sunday, June 07, 2009

Sociología futbolera

El futbol es mucho más que un juego. De acuerdo con el académico ecuatoriano Fernando Carrión M., se trata de “una de las prácticas de identificación colectiva más importantes”, una actividad que trasciende la mera recreación para convertirse en un hecho global y “total”, es decir, con aristas sociales, culturales, políticas y económicas.
Acontecimientos recientes como la final de la Liga de Campeones de Europa, el cierre del torneo mexicano y las eliminatorias rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010 me conducen a pensar en la variedad de fenómenos sociológicos que corren a la par del balompié. Unos son evidentes, otros causan curiosidad o incluso gracia y algunos más pueden enseñarnos lecciones relevantes.
Pienso, para empezar, en la forma en la que todos los aficionados de este deporte, en mayor o menor medida, nos sentimos animados por los triunfos de nuestro equipo. Esas victorias nos hacen sonreír, brincar, gritar, cantar; nos despiertan identificación con la institución, con sus colores y con otros seguidores.
Y justo en ese punto —explica Carrión M.— radica buena parte del poder de atracción del futbol: en su capacidad para convocar a distintos grupos o sectores sociales a partir de diversos elementos como el origen de un club, su estilo de juego, su historia, sus jugadores o la oposición con otra escuadra. Los símbolos en torno al balón, pues, llaman, cohesionan, generan sentimientos de pertenencia.
Otro hecho peculiar es el placer que hallamos en todas las derrotas del acérrimo rival. Me viene a la mente, por ejemplo, el curioso intercambio que se efectúa entre en mis vecinos del piso de arriba, americanistas a morir, y yo, que le voy a los Pumas desde que poseo uso de razón.
Durante la pasada final, en la que la UNAM venció al Pachuca, ellos celebraron con estruendo los dos goles de los Tuzos... aunque al término del encuentro tuvieron que soportar mi propia y ruidosa celebración. Por mi parte —lo confieso—, en otras ocasiones he ovacionado los tantos en contra de las Águilas... y me he mordido la lengua con victorias como la de su último campeonato en 2005.
Aparte de comportamientos cuasicómicos de esa índole, hay otros fenómenos sociales ligados al futbol que, en lugar de provocar risa, deben seguir levantando la alarma y clamando por soluciones. El más visible de ellos es el de la violencia dentro y fuera de las canchas, injustificable bajo cualquiera de sus formas, pero también hay otros como el fanatismo extremo traducido en enajenación.
Aun hablando como alguien que se considera pambolero, con frecuencia me resulta exagerado el peso que damos a este deporte en la vida pública, en los medios y en las discusiones cotidianas, a pesar de que sabemos que existen otros temas que reclaman nuestra atención. Y no es que debamos borrar al futbol de nuestra cultura, sino tomarlo en su justa dimensión como el complejo fenómeno que es, pero no como una prioridad nacional.
Para ilustrarlo, dedicar más tiempo a debatir sobre las posibilidades de éxito del entrenador de la Selección en vez de dilucidar el rumbo que adquiere el país es, creo, dotar de armas a aquellos que pretenden aplicar aquella vieja máxima: “Al pueblo, pan y circo”.
Valga un último apunte: una interpretación popular asegura que los fracasos mexicanos en actividades deportivas de conjunto, de los cuales los sufridos en el futbol son paradigma, reflejan nuestra incapacidad para trabajar en equipo. A reserva de todos los cuestionamientos que podrían plantearse contra tal analogía, una mirada a la división y a la falta de cooperación entre los distintos ámbitos que integran la República —gobiernos, poderes, comunidades— me lleva a concluir que quizá el fut nos esté diciendo más sobre nosotros mismos de lo que estamos dispuestos a notar.

Nota: Este texto aparece hoy en los Dardos de diasiete.com.

2 comments:

Elizabeth García said...

Me gustó mucho el título y el texto en general. Felicidades! Suerte con el gran texto que ahora comienza a escribir. Un gran abrazo!
Eli

Necio Hutopo said...

Algunas cosas, varias...

Le ha faltado abordar, aunque fuera de pasada, el papel de los medios en la fiebre futbolera, ya fuera por el ejercicio de identificación/catarsis como el exacervación idiota de los ánimos.

La otra, la sobrevaloración de los jugadores, la forma artificial en que son inflados y lo verdaderamente obseno de sus sueldos... Eso y el tráfico mafioso de capitales que hace en torno a éste.

Con sus gustos futboleros no me meto... pero de verdad es grave y debería ir a que se lo mirarán.

Y lo de la derrota contra el Salvador... Pues mire.. Calderón visita al Pachuca y pese a tener mucho mejor equipo que los... mmm... universitarios.... Calderón visita a la selección y, pese a que la historia y las estadísticas darían el triunfo a México, perdemos... Nota la relación?..: Eso y que, además, en el Salvador gobierna el Farabundo Martí... Nunca antes una derota de México me había sabido tanto a victoria.

De verdad, don Mau, no me lo tome a mal, sabe que de común me gusta lo que escibe y cómo lo escribe, pero mejor ya no hable de fut...