Friday, April 03, 2009

“A’i pa’ después”

Un conocido chiste refiere que México es el país del mañana: mañana lo arreglo, mañana te pago, mañana —o la siguiente semana— nos tomamos un café. Fuera del humorismo casi involuntario, la tendencia a postergar indefinidamente y sin justificación real la reflexión, las decisiones o las acciones tiene serias consecuencias en lo público y en lo privado.
Ejemplos abundan: la puerta que no reparamos o el foco fundido que no cambiamos hasta que un ladrón se mete a la casa o alguien tropieza en la oscuridad, o aquella persona que por exceso de confianza o franca desidia ignora una dolencia hasta que ésta se convierte en una enfermedad grave que antes podía prevenirse.
O claro, la nación que no se alarma ni pone manos a la obra hasta que la inmovilidad del régimen político, la indefinición frente al mundo, la dependencia económica, el desempleo, la inseguridad, el narcotráfico, el rezago educativo, la crisis ambiental y el desplome de la calidad de vida se ciernen sobre ella.
Lamentable en sí mismo, ese gusto por la postergación se torna más riesgoso en tanto que de él deriva el cortoplacismo, otro vicio común de nuestra historia contemporánea. Tan sencilla como en apariencia ineludible, la mecánica de ambos males funciona así: al abandonar la resolución de los problemas siempre para después, cuando llega el momento de afrontarlos asumimos la opción más rápida, la que nos saque del paso, no la mejor ni la que prevea las implicaciones o nuestros proyectos futuros.
¿Tráfico? Construyamos más vialidades; qué importa el transporte público. ¿Aumentan los crímenes? Enviemos más policías a las calles; no hay por qué investigar las causas de la delincuencia o combatir la corrupción que la permite. ¿Miles de jóvenes son rechazados por las universidades del Estado? Incrementemos los lugares en los planteles; qué más da si desde el nivel básico los estudiantes acarrean deficiencias o si por falta de puestos de trabajo, aun con una licenciatura, terminarán sumándose a la desocupación.
Así, por atender la superficie de una situación en lo inmediato nos olvidamos de su fondo y del largo plazo.
Me resisto a creer que dejar todo para el último minuto y a las carreras es una característica inherente a los mexicanos. Sin embargo, con molestia noto que la tradición cultivada desde el poder de mirar el horizonte con un alcance no mayor a lo que dura un cargo ha dejado una profunda huella en quienes aquí habitamos. Una marca que deberíamos comenzar a borrar ya. ¿O lo vemos mañana?

Nota: Este texto fue solicitado por un viejo amigo, Rodolfo Villagómez, para la revista Tangente, que circula en Oaxaca y me parece espera hacerlo en el DF. En esta segunda ocasión que colaboro con ellos, él ahora sólo determinó la extensión; yo, el tema.

3 comments:

Elizabeth García said...

La verdad creo que no era la finalidad, pero me pareció divertido el post, y claro, una vez más te doy toda la razón.
Recuerdo que un día tú (querido ex-adjunto, jaja) o la profesora Toibe nos mandaron al MIDE había un simulador en el que como presidente municipal tenías que atender las demandas de la población, como escuelas, infraestructura , entre otros. Fue muy ilustrativo para lo que planteas en este texto, que a la mayoría le hiba bien en medidas de corto plazo, pero que al final las cosas que "medio reparaban" se salían de control y ocasionaban más gastos para el futuro presidente.
No dudo que exixtan muchos mexicanos que rompan con ese estereotipo, pero al menos, creo que los políticos segurán esa línea de propaganda que les resulta muy efectiva por un largo rato...
Tema interesante, joven Torres, siga usted así.
Un beso.

Root said...

"Sin embargo, con molestia noto que la tradición cultivada desde el poder de mirar el horizonte con un alcance no mayor a lo que dura un cargo ha dejado una profunda huella en quienes aquí habitamos. Una marca que deberíamos comenzar a borrar ya. ¿O lo vemos mañana?"

Biiiiiien Mauricio, ese tono es el que me gusta y que advierte para los lectores que realmente le molesta el problema, los ejemplos sin duda ilustran, pero la fuerza de ese último párrafo llega mucho más.

Jajajaja... ya sé, ya sé... hay que medirse, etc. pero este texto, con ese tono es más real, más creible!!

Me gusto, en serio.

Un besotototote!

Necio Hutopo said...

La postergación y el cortoplacismo como carácteristica inhwerentes al mexicano son, efectivamente, una forma burda y bastante estúpida de calificar realidades nacionales... Lo que se llama sociologia octaviana (de Octavio Paz, que poeta habra sido una lumbrera, pero de sociólogo tenía lo que de chino)...