Tuesday, December 01, 2009

El sexenio a medias

La toma de posesión de Felipe Calderón anunciaba ya un sexenio complicado. Tras unas elecciones reñidas y sobre las que planearon la sombra del fraude y la polarización, y frente al temor de que la oposición encabezada por el PRD impidiera que asumiera como presidente, Calderón recurrió al factor sorpresa.
En los primeros minutos del 1 de diciembre de 2006, en un inesperado acto transmitido en cadena nacional, el panista tomó el poder. Por la mañana, luego de que su equipo negociara con el PRI y con parte del PRD, acudió al Congreso para rendir protesta y cumplir con esa obligación constitucional. Aquella ceremonia duró sólo cinco minutos. Más tarde, señalaría las prioridades de su administración: seguridad, combate a la pobreza y generación de empleos.
A tres años de distancia, sin embargo, dificultades e incapacidades se han sumado de forma que, pese a las acciones gubernamentales, la violencia ha aumentado, el número de personas en la miseria ha crecido en 6 millones, la tasa de desocupación en septiembre de 2009 alcanzó 6.41%, la más alta desde 1995, y los problemas amenazan con agravarse.


Los primeros pasos
El primer año de esta gestión estuvo marcado por la búsqueda de legitimidad, apuntó en su momento el analista Alberto Aziz Nassif. Para lograrlo, el Ejecutivo enarboló la bandera de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado y ordenó el despliegue de operativos policiaco-militares en distintas entidades del país, comenzando por su estado natal, Michoacán.
Las operaciones han continuado en Sinaloa, Durango, Baja California, Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas y Chihuahua. Sus resultados han dividido opiniones: de un lado, se les defiende bajo el argumento de que había que intentar frenar el avance del hampa y se resaltan las detenciones y los decomisos; del otro, se critica la carencia de un enfoque integral que no sólo emplee la fuerza sino que ataque la corrupción, y se advierte del incremento en las muertes ligadas al narco, más de 15 mil en el sexenio.
En marzo de 2007, por otra parte, el gobierno se anotó una victoria al lograr la aprobación de reformas a la Ley del ISSSTE. Los cambios permitieron modificar el sistema de pensiones de los trabajadores del Estado y, se afirmaba, evitar la quiebra del instituto. Descontentos, miles de burócratas promovieron amparos que finalmente fueron desechados.
Ya hacia septiembre se daría el primero de varios cambios en el gabinete presidencial. Germán Martínez, secretario de la Función Pública, dejaría su puesto para dirigir el PAN. El objetivo: que un hombre cercano al mandatario preparara la estrategia electoral con miras a los comicios intermedios de 2009.


El “catarrito”
Tres asuntos marcaron el segundo año de este sexenio: la reforma energética, el estallido de la crisis global y la trágica muerte de Juan Camilo Mouriño.
La intención de transformar el régimen de Pemex despertó rechazo de la oposición y de la sociedad, en especial de sectores afines a Andrés Manuel López Obrador que advertían que se trataría privatizar la industria petrolera. Al final, en octubre de 2008, sin dar mayor entrada a particulares, se aprobó la creación de la figura de consejeros independientes de la paraestatal y la construcción de una nueva refinería cuya sede será Tula, Hidalgo.
Ese mismo mes explotó en Estados Unidos la crisis que impactaría al mundo. A pesar que funcionarios minimizaron el suceso, el desplome del sistema financiero estadounidense golpeó a la economía mexicana puesto que el vecino del norte redujo su demanda de productos nacionales y esto repercutió en bajo consumo y desempleo.
El 4 de noviembre, por último, una noticia sacudió al país: el jet en el que viajaba el secretario de Gobernación y amigo del presidente, Juan Camilo Mouriño, se estrellaba sobre avenida Reforma, en el DF. Con él murieron 13 personas más, entre tripulación y transeúntes. Concluido el duelo, Calderón designaría como encargado de la política interior a Fernando Gómez Mont.


Tragedias, derrotas, retos
Eventos negativos han caracterizado el tercer año de gestión. Desde la continuación de la crisis hasta el brote de influenza A H1N1 de abril-mayo, pasando por la muerte de 49 menores en una guardería subrogada por el IMSS en Hermosillo, Sonora, han quedado de manifiesto problemas estructurales del Estado y errores de gobierno.
Además, la administración calderonista sufrió una dura derrota en las elecciones del 5 de julio de 2009, en las que el PRI junto con el PVEM logró la mayoría en la Cámara de Diputados y el PAN perdió frente al tricolor cinco de seis gubernaturas: Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro y San Luis Potosí; el blanquiazul sólo ganó en Sonora.
En ese contexto de debilidad el gobierno asumió dos batallas más: decretar la extinción de Luz y Fuerza, argumentando su ineficiencia y pese a las protestas de los electricistas, e impulsar su paquete económico 2010, para el que propuso aumentar impuestos.
La segunda mitad del sexenio, así, plantea los mismos retos de la primera: falta de acuerdos, inseguridad, pobreza y desempleo. Calderón, no obstante, deberá encararlos con menos tiempo a su favor y en un escenario de creciente descontento social.


Nota: Este recuento fue redactado a petición de mi colega Alejandro Brofft para la edición de diciembre de la revista Black. Con motivo del tercer año de gobierno de Felipe Calderón también se planeó entrevistar a representantes de distintas áreas de la vida pública; yo hablé con Patricia Arendar, directora ejecutiva de Greenpeace México (ambientalista); con José Luis Méndez, coordinador de la maestría en Ciencia Política de El Colegio de México (académico); con Carlos Bazdresch, investigador del CIDE y ex director del Conacyt (experto en ciencia y tecnología); con Javier Corral, diputado federal por el PAN ajeno al círculo del presidente (político); y, a nivel institucional, con la Coparmex (iniciativa privada).

1 comment:

Elizabeth García said...

:)
Ahora sigo en la búsqueda de la revista, confio en que la encontremos jajaja
Te amo.