Friday, July 03, 2009

Ideas para una generación

Acuso recibo de los comentarios al dardo pasado, titulado “Generación del ‘sí pero no’”. Pocas o muchas las personas que a uno lo lean, considero que todo aquel que preste atención merece al menos lo mismo y, como en este caso, una respuesta a sus planteamientos.
La ocasión lo amerita más en virtud de la importancia del tema, es decir, los problemas que aquejan a buen número de jóvenes de principios del siglo XXI, y de que pienso que al intentar dar contestación a ciertas ideas se puede lograr una mejor compresión del mismo.
Me centro en dos comentarios y comienzo con la crítica fundada de un amigo. Generalizas demasiado, escribía, y eso resta cualquier mérito que pudiera tener tu reflexión. En efecto, sé que resulta impreciso afirmar que toda la juventud mexicana pertenece a una generación con acceso a la educación o a la globalización sin querer aprovecharlas, o que toda ella es intolerante, conformista y poco participativa. La desigualdad social aún excluye a millones de personas de los planteles educativos, de las tecnologías y del conocimiento, y hay muchachos que mantienen una inconformidad activa y propositiva para con el actual estado de cosas.
Así, aunque traté de evitar el desatino refiriéndome a “la media de los jóvenes”, tal delimitación es insuficiente o incluso injusta. Asumo ese error y busco corregirlo. Sin embargo, creo que las fallas que señalé tanto en el sistema como en la población no son hechos inexistentes ni aislados, sino patrones visibles que no son atendidos y que tendrán graves consecuencias para México: descontento, fuerza productiva desperdiciada, mayor atraso.
Respecto del segundo comentario, una amiga me preguntaba qué propongo para remediar el negro panorama. Para ello presento planteamientos en torno dos temas interrelacionados: educación y empleo.
El lugar común reza que “todo es cuestión de educación”, desde por qué no separamos la basura, atendemos la señalización vial o respetamos al vecino, hasta por qué dejamos que los monopolios públicos o privados abusen de nosotros o nos permitimos tener los políticos que tenemos. Fuera de esa simplificación, me parece que esos problemas sí parten en buena medida de deficiencias educativas en materia ambiental, económica, cívica, política, y que empezar a resolverlos requiere transformar los métodos y los contenidos impartidos por el Estado dentro y fuera de las aulas.
Con la educación actual, tomada más un botín político que como un bien social, tendemos a reproducir un sistema cuya decadencia es evidente, en vez de formar los ciudadanos que podrían construir un mejor país.
De ahí paso al tema del empleo. No pocas voces han señalado que la mayoría de los trabajadores mexicanos están subcalificados en relación con el mercado laboral global (en el otro extremo, hay quienes están sobrecalificados para el ámbito nacional). Al no recibir la preparación que necesitan, los mexicanos salen a competir en desventaja por plazas de por sí escasas, lo que se agrava por el hecho de que tenemos exceso de profesionistas en determinadas áreas y déficit en otras.
No obstante, esto podría hallar solución si, como ha expuesto gente como José Sarukhán, con una visión de Estado y de largo plazo se definieran las necesidades nacionales y se orientaran los planes educativos hacia allá. Vincular a escuelas, universidades e institutos de investigación con el mundo del trabajo, de la administración pública y de la cultura nos reportaría beneficios, no más desempleados.
Las anteriores son sólo dos propuestas frente a un conjunto de problemas complejos, pero buscan sintonizar con uno de los ánimos más edificantes que he percibido en estos días de proceso electoral: para remediar nuestros males no basta quejarse; hay que aportar.


Nota: Este texto aparece en los Dardos de diasiete.com. Y para seguir con los análisis a las plataformas de los partidos, este viernes Andrés Lajous escribe sobre el PRD y Alejandro Jiménez sobre la coalición PT-Convergencia. Este sábado, para cerrar la serie, Maite Azuela revisa las propuestas del Panal.

3 comments:

Root said...

Wow!! Ahora si me siento importante y tomada en cuenta jajaja... no te creas.

Muchas gracias por la respuesta, me queda mucho más claro.

Comprendo y comparto la idea: para remediar nuestros males no basta quejarse; hay que aportar. Aplaudo la iniciativa de dejar de ser observadores de las desgracias para pasar a la plataforma de las acciones.

Esta bien exigir, discutir, es nuestro derecho... pero la obligación que conlleva es actuar, poner el granito de arena que falta. Predicar con el ejemplo, pues. Cada uno, desde su trinchera, puede y debe, intentar por lo menos, cambiar las cosas...

El panorama es desalentador... sentarnos a contemplarlo sólo lo empeora.

Muchas felicidades!! 10 no está nada mal eh!

Te lo repito... me siento INMENSAMENTE orgullosa de ti. Gracias por permitirme ser testigo del ascenso, del aprendizaje y también de las caídas. Mil besos!! TQM!

Saludos!

Ruth!

Elizabeth García said...

Me parece muy bien joven Torres. Sé que cuando sea un líder de opnión e importante analista se seguirá preocupando por todas aquellas personas que lo leen.
Te quiero.

Necio Hutopo said...

Hay que aportar, coincido... Otra cosa es elcómo y por cuáles medios...