Monday, October 13, 2008

Autor busca reconstruir escenario del 68 mexicano

Después de publicar La otra guerra secreta en 2007, Jacinto Rodríguez Munguía presenta 1968: Todos los culpables


Una “obsesión” por el tema llevó al periodista mexicano Jacinto Rodríguez Munguía a escribir el libro 1968: Todos los culpables (editorial Debate, 2008). Para él, aunque ahora se conoce a los personajes y los grandes momentos de ese año, muchas personas se siguen preguntando “por qué tenía que ocurrir”, aquel 2 de octubre, la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
De acuerdo con el autor, el conflicto del 68 no se reduce únicamente al enfrentamiento entre dos piezas: por un lado, el poder político encabezado por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz y su secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, y por el otro, el movimiento estudiantil.
Además de estos personajes, explicó en entrevista, en el escenario estaban la iglesia, los empresarios, los medios de comunicación, el Poder Judicial, el Ejército, los intelectuales, y todos jugaron un papel. Expuso el ejemplo de muchos periódicos que solaparon las acciones de Echeverría, así como el de ministros, jueces y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “que no observaron que estos muchachos, por muy locos que estaban y por muy irreverentes que fueran, tenían derechos”.
Sin embargo, afirmó, después de la masacre cada uno de los actores pretendió tomar distancia de los hechos. Y si bien Díaz Ordaz asumió su responsabilidad por lo sucedido, lo hizo “como el presidente soberbio”.
El también coordinador académico de la Fundación Prensa y Democracia consideró necesario revisar el episodio del 68 a fin de consignar qué pasó, de que cada quien reconozca el rol que desempeñó y de reparar los agravios de la represión. A su juicio, esa tarea de revisión histórica se dificulta porque la sociedad mexicana tiene una tradición muy grande de respeto a las instituciones y, por tanto, calla los errores cometidos por las mismas.
“Lo que creo que aporta el libro —señaló— es tratar de entender por qué ocurrió (la matanza del 2 de octubre) no sólo en términos culturales, sino de los personajes, qué es lo que lleva a la toma de decisiones en un plano más de la condición humana. El 68 es una permanente batalla entre lealtades, deslealtades, traiciones, revanchas y pugnas, no sólo entre políticos, sino también en el Ejército. Hay que desmontar eso”.
Su intención: “No me interesa ni me corresponde juzgar, sino decir qué pasó. Veamos qué hicieron todos los personajes”.


Encuentros, documentos, casualidades
Luego de publicar La otra guerra secreta en 2007, Rodríguez Munguía retomó el tema que le atraía casi desde que se inició en el periodismo y trabajó aproximadamente un año en la elaboración de 1968: Todos los culpables. No obstante, aclaró, la obra contiene elementos que había venido recopilando de tiempo atrás.
A decir del autor, 1998 fue un año clave porque se abrió una parte de los archivos sobre el 68 y se creó una comisión investigadora dentro de la Cámara de Diputados que comenzó a acumular información y obtener algunas respuestas. En ese momento, “me propuse hurgar más pero no me metí a los archivos, me quedé con la idea de lo que tenía la comisión, con la versión oficial”.
Empero, la pasión por el tema lo condujo a tocar puertas y a conocer gente como Jorge Po, representante de un grupo de estudiantes que sí enfrentaba con armas al Ejército. Así, conversaciones, encuentros, documentos y casualidades se fueron conjugando hasta materializarse en un libro.
Por otra parte, no duda al indicar que la mayor limitación con la que se topó fue que se le negara el acceso a información en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). “Uno de mis propósitos es armar toda una estrategia para abrir los archivos de la Sedena. Hacer uso de las leyes nacionales e internacionales de frente. Esa información no tiene por qué estar resguardada”, aseguró.


El Ejército y el “poder real”
Rodríguez Munguía se mostró convencido de que si los implicados en el 68 asumieran su responsabilidad esto constituiría una lección que permitiría a los mexicanos encarar nuevas crisis políticas o sociales. De suceder algo así, “nos podríamos mirar a la cara y sentarnos juntos en un momento de coyuntura, aun cuando pensemos distinto”.
En ese sentido, argumentó, hitos como la matanza de Tlatelolco o la guerra sucia (la represión que las administraciones priístas dirigieron contra la oposición) conllevan una ruptura del tejido social que aún debe repararse.
Acerca de la posibilidad de que la lucha contra el crimen organizado que enarbola el gobierno de Felipe Calderón sirva como pretexto para reinstaurar un Estado autoritario como el de la década de los 60, el autor expresó: “A mí me preocupa el papel del Ejército. Yo no estoy del todo en contra de que esté en la calle, aunque preferiría que no estuviera. Debería estar en los cuarteles porque está para otros fines”.
Durante el 68 y los años siguientes, comentó, el Ejército, pese a su tradición de lealtad y disciplina, fue sacado de sus bases y “probó el poder real, un poder que en una democracia no es dado a las fuerzas armadas”.
En su opinión, en el contexto actual del combate a la delincuencia el Ejército también está detentando un poder similar, pero esto exhibe las carencias de los órganos de inteligencia y significa emplear el último recurso que se tiene para enfrentar enemigos como el narcotráfico. “Y si el Ejército no puede, ¿qué sigue?”, cuestionó.
“No quiero ser tan apocalíptico —finalizó—, pero creo que los saldos que va a dejar la salida del Ejército a las calles van a ser muy altos en contra de los derechos humanos, contra su credibilidad y contra la honestidad que pueda haber dentro de la institución”.


Nota: Esta entrevista fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.

2 comments:

Elizabeth García said...

¿Por qué te cambiaste el apellido? Jajaja, en fin.
En mi muy particular opinión, esta es una de las mejores entrevistas que has hecho, me gusta la descripción del peronaje, los "subtítulos" son muy ilustrativos, en fin, de verdad me pareci+o muy buena. La información es interesante y el tema, además de coyuntural, inacabado.
Felicidades futuro jefe de información!
LQM
Pd. Leeré el libro.

Necio Hutopo said...

El asunto, don Mau, no sólo es que los responsables asuman su responsabilidad... Es, sobre todo, que los culpables paguen y aprendamos... Cosa tan difícil y tan necesaria