Monday, June 02, 2008

“El gobierno debe continuar apoyando a los microempresarios” [crónica]

Concluye décima Feria Nacional de Empresas Sociales


El amarantol, cuya publicidad anunciaba “bebida 100% natural, no requiere leche ni azúcar, sólo agregue agua”, fue uno de los más de 10 mil productos que se ofrecieron en la décima Feria Nacional de Empresas Sociales realizada en el Palacio de los Deportes.
Organizada por la Secretaría de Economía a través del Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad (Fonaes), esta exposición, según datos oficiales, reunió desde el pasado 29 de mayo a mil 800 empresarios de las 32 entidades federativas. Artesanías, cosméticos, ropa, calzado, licores, miel, quesos, dulces, botanas, chocolates, café y artículos de limpieza fueron algunas de las mercancías a la venta.
Durante su último día, caluroso domingo 1 de junio, este acto de entrada gratuita recibió a familias enteras que se pasearon por todo el inmueble. Muchos visitantes llevaban sus compras en las bolsas blanquiazules alusivas a la feria: unos portaban un pequeño paquete; otros cargaban a dos manos.
“Yo vengo por la ropa, que sí está bien barata”, comentó una joven a sus acompañantes en uno de los pasillos más saturados. Los embotellamientos se formaban, por lo general, debido a la gente que se detenía en los stands donde se preparaban alimentos con un costo de entre 10 y 15 pesos: tacos de barbacoa, quesadillas, papas fritas, hamburguesas, hot dogs, aguas frescas.
Al centro del pabellón naranja, donde aumentaba el espacio para caminar, se situaba un espacio dedicado a talleres demostrativos de, entre otras actividades, la molienda del chocolate y el hilado de telas.
En otra área, un muchacho preguntaba por una chamarra:
—¿Cuánto por ésta?
—Mil 200 —respondió el vendedor, quien añadió, como previendo que el potencial cliente desconfiara de la prenda: —Es pura piel, de veras.
Más adelante, en el pasillo destinado a Chiapas, Leisy afirmaba que a su negocio de artesanías —monederos, llaveros, marcos, adornos de mesa— le había ido bien. Mientras atendía su puesto, relataba también que esa era la cuarta ocasión que participaban en la feria.
A su juicio, aunque el presupuesto para este año disminuyó, el respaldo gubernamental sigue siendo significativo pues las autoridades no sólo invitan a las pequeñas empresas a la expo, sino que les financian transporte, hospedaje y una comida diaria. “El gobierno —concluyó Leisy— debe continuar apoyando a los microempresarios”.
Por su parte, Eduardo Salas, de Productos y Servicios Tradición Don Juan, con gesto serio admitió que, pese a la promoción que representa la feria, para ellos la venta “ha estado baja”. Venían de Hidalgo y vendían café, una de las mercancías con más competidores, a 25 pesos la bolsa de un 250 gramos.
Como Leisy, el señor Salas opinó que el gobierno federal “sí apoya a los pequeños empresarios”. Explicó además que para formar parte de la feria existen dos vías: que la empresa haga la solicitud ante el Fonaes o que éste sea directamente quien extienda la invitación.
El fondo, de acuerdo con su página electrónica, “atiende las iniciativas productivas, individuales y colectivas, de emprendedores de escasos recursos mediante el apoyo a proyectos productivos, la constitución y consolidación de empresas sociales y la participación en esquemas de financiamiento social”. Los requisitos para acceder a sus recursos pueden consultarse en la dirección http://www.fonaes.gob.mx/.
Desde el punto de vista del productor hidalguense, muchas personas mantienen la idea de que el gobierno tiene que solucionarles todos sus problemas, cuando no debería ser así.
El defecto de algunos pequeños empresarios, consideró, es estar “peleados con la calidad”. “Algunos compañeros —comentó— guardan su mejor producto para la feria, pero el resto del año ofrecen cualquier cosa”. Frente a esta actitud, el señor Salas opuso lo que podría catalogarse como una filosofía empresarial: “Si un producto tiene calidad, aunque sea caro, la gente lo va a comprar”.

1 comment:

Necio Hutopo said...

Buena nota... Llega a patrecer un poco un comercial del programa por no ahondar demasiado en ello, pero tampoco (supongo) era ese el propósito.