Tuesday, June 10, 2008

Aumenta en México la economía informal [reportaje]

El INEGI estima que 11.9 millones de personas laboran en este sector; para OIT y especialistas, ese dato subestima el fenómeno


Las imágenes se repiten por casi toda la capital mexicana: puestos callejeros ubicados en las esquinas, alineados a lo largo de avenidas o reunidos en amplios terrenos; a la venta, algunas de sus mercancías más comunes son alimentos, bebidas, dulces, cigarrillos, baterías, audífonos, reproductores portátiles de CD o MP3, accesorios para teléfono celular, relojes, ropa, libros y discos apócrifos con música, películas, videojuegos o programas de cómputo.
Araceli tiene un negocio de este tipo cerca de la estación del Metro Juárez, en la zona centro del Distrito Federal. Su “local” consiste en una mesa situada sobre la acera, encima de la cual exhibe los objetos con los que comercia —agendas, directorios, libretas, plumas, lápices, carteras, monederos—, y en una silla donde descansa y espera la llegada de compradores.
Sus padres son comerciantes e inculcaron el oficio a la familia. Araceli, de unos 30 años de edad, se ha dedicado a él durante toda su vida. “Hay que tener sangre para esto”, afirma segura de su vocación. Instala su puesto a las 9 de la mañana y lo desmonta alrededor de las 5:30 de la tarde. En un buen día, esta actividad, que representa su principal fuente de ingresos, reporta ventas por aproximadamente 450 pesos (casi nueve veces el salario mínimo: 52.59 pesos diarios). Sin embargo —se apresura en aclarar—, esa cantidad no es su ganancia neta, ya que una parte de ese dinero debe reinvertirla para surtirse de más mercancía.
Al preguntársele si desde su punto de vista ha aumentado el número de personas dedicadas a laborar en la calle, responde afirmativamente y a continuación explica: “Mucha gente prefiere tener su propio negocio, aunque sea así, a tener un jefe, un horario o tener que recorrer grandes distancias para llegar al trabajo”.


Números informales, empleos vulnerables
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), responsable de elaborar la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), define al sector informal como aquel integrado por las “actividades económicas de mercado que operan a partir de los recursos de los hogares, pero sin constituirse como empresas”, y que, a diferencia de las del sector formal, no reportan ingresos ante la autoridad tributaria ni pagan impuestos.
De acuerdo con las más recientes cifras de la ENOE, correspondientes al primer trimestre de 2008, 11.9 millones de personas trabajan en la economía informal. Esto equivale a 27.4% del total de la población ocupada (43.3 millones), y significa que en el transcurso de un año casi 500 mil personas se sumaron a ese sector.
Los datos de la citada encuesta, empero, podrían no estar reflejando la magnitud del fenómeno. En el documento Tendencias Mundiales del Empleo 2008, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que “cuatro de cada 10 personas tienen empleos vulnerables”.
El informe agrega que en los países en desarrollo, como México, los trabajadores familiares auxiliares o por cuenta propia son los que suelen tener trabajos informales que los vuelven débiles “frente a la pobreza y los exponen a bajos ingresos, condiciones peligrosas e inexistencia de seguridad en salud”. Con respecto a América Latina y el Caribe, remarca que es la única región del planeta donde el empleo vulnerable y la economía informal aumentaron en los últimos 10 años.
Para el caso mexicano, la economista y socióloga Rosa Albina Garavito Elías considera que la estadística de la ENOE sobre la gente situada en la informalidad “subestima el problema”. En su opinión, “basta observar el porcentaje de la población ocupada que no tiene prestaciones como acceso a instituciones de salud, y que es de alrededor de 50%, para obtener una mejor estimación del fenómeno”.
Las causas de la expansión del sector informal, resume en entrevista telefónica la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Azcapotzalco (UAM-A), radican “en la incapacidad de la economía nacional para generar tasas de crecimiento que permitan crear empleos suficientes en condiciones de estabilidad y dignidad para los trabajadores”.


“Cambiar la estrategia económica”
“Presidente del empleo” fue el principal lema de campaña de Felipe Calderón durante las elecciones de 2006. Transcurrido el primer año de su gestión, el mandatario anunció como un logro la creación de 800 mil fuentes de trabajo formal, una cifra cuestionada tanto por la oposición como por analistas.
Ese número, en todo caso, resultaría insuficiente para satisfacer la demanda de las personas que anualmente se integran al campo laboral. Académicos como José Luis Calva, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, por ejemplo, estiman que para lograrlo es necesario generar más de un millón de plazas anuales.
En varios artículos periodísticos Calva ha reiterado que para impulsar el empleo se requiere que el Producto Interno Bruto (PIB) de México crezca por lo menos a tasas de 6% al año. Esta condición, argumenta, no se ha alcanzado debido a que en el “cuarto de siglo de experimentación neoliberal” (desde 1982, cuando inició el sexenio de Miguel de la Madrid, hasta la fecha) el afán de las políticas monetaria y fiscal por mantener baja la inflación ha inhibido el consumo y la inversión.
José Luis Calva y Rosa Albina Garavito Elías coinciden en que debe cambiar la estrategia económica del país. Para la investigadora de la UAM-A, ese cambio debería sustentarse en que se destinen recursos fiscales del Estado para financiar obra pública en infraestructura y fomentar el consumo, así como en promover la inversión no especulativa sino productiva.
El gobierno, sin embargo, no ha dado señales de planear alguna modificación, mientras la expectativa de crecimiento económico para 2008 está lejos de la meta ideal señalada por ambos especialistas. Aunque el pronóstico original presentado por el Poder Ejecutivo era de entre 3% y 3.5%, el cálculo fue ajustado en febrero a 2.8% y se prevé que pueda ser aun menor.
De continuar la política oficial en este rubro, advertía Calva en un artículo publicado en el diario El Universal en abril de 2007, “la economía nacional será incapaz de ofrecer a los mexicanos una opción de ocupación y vida digna, de modo que continuará la expatriación de connacionales y afianzándose en México la economía de la informalidad, generadora de empleos precarios, de escasa productividad y baja retribución”. A más de un año de distancia, los hechos parecen concederle la razón.


Nota: Una versión editada de este texto fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.

3 comments:

Necio Hutopo said...

Bueno... Yo voy por el sombrero para quitarmelo...

Mario Andrés Landeros said...

Hola señor. Aunque mi comentario no es respecto al reportaje (ya le di mis impresiones por msn messenger) de algo ha de servir; ahí le va:

Fallecidos el 10 de febrero: Juan Soriano, Arthur Miller y Alexander Pushkin.

Nacidos el 10 de febrero: Guillermo Prieto, Boris Pasternak, Bertolt Brecht, Cliff Burton (sí, el de Metallica)y Don Omar, el del reggaeton, aunque este último lo podemos dejar de lado.

Si se me pone negativo pensará que Burton es también un mal augurio, pero no hay de qué alarmarse, como ve sus genes "cósmicos" tienen algo de ruso y de "musical" en ellos.

Nos vemos.

Elizabeth García said...

Desgraciadamente Calva tiene toda la razón. No existe la suficiente iniciativa por parte de ningún sector para cambiar las cosas, siempre he pensado que mucho nos quejamos y poco hacemos.
Creo que eso es lo que tiene que cambiar...
Un abrazo.