Friday, March 14, 2008

Mujeres católicas exigen el derecho a decidir sobre su maternidad

Frente al rechazo que la jerarquía eclesiástica presenta al aborto, a la anticoncepción de emergencia y a la promoción del uso del condón, María Consuelo Mejía, directora en México de la asociación civil Católicas por el Derecho a Decidir, parece resumir en una frase su defensa del papel del Estado laico en materia de sexualidad: “Estamos en el siglo XXI, en una sociedad supuestamente democrática, en donde las políticas públicas no pueden elaborarse con base en creencias religiosas”.
En entrevista, Mejía, quien pugna por que las mujeres ejerzan su libertad de conciencia, refiere una encuesta realizada por la organización en 2003, según la cual la mayoría de la población católica mexicana no está de acuerdo con que la cúpula de la iglesia prohíba los métodos anticonceptivos ni con que se impida la interrupción del embarazo en determinadas circunstancias. Asimismo, dice, 85% desea que el Estado se mantenga independiente de cualquier credo; en Brasil, Bolivia y Colombia, donde también se llevó a cabo el estudio, hallaron “resultados muy semejantes”.
Al recordar el proceso que en 2007 condujo a la despenalización del aborto en la capital del país, expresa que en la asociación vivieron aquella época “con mucho entusiasmo, trabajo y compromiso”. “Tuvimos mucha voluntad de participar en el debate —agrega—, de proveer nuestros argumentos a todos los que laboraban en la aprobación de esta ley. Fuimos invitadas a varios de los foros que organizó la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para que compartiéramos nuestros puntos de vista católicos progresistas”.
Sin embargo, admite que igualmente fueron momentos “de mucho conflicto”, puesto que “las reacciones de parte de la jerarquía de la iglesia, no sólo hacia nosotras sino hacia los legisladores y legisladoras que estaban apoyando la ley, nos presentaron nuevamente que al interior de nuestra iglesia vivimos una situación de intolerancia e intentos de imponer una postura que es cada vez más minoritaria”.
—El año pasado los medios mostraron que había mucha polarización en la sociedad con respecto al aborto. ¿Es esta división entre quienes están a favor y quienes están en contra algo real o una proyección mediática?
—Creo que hay un debate vigente. Hay quienes dicen que estamos divididos a la mitad, pero es difícil asegurarlo. Nosotras hemos visto que entre 18% a 20% de la población encuestada manifiesta extrema oposición a cualquier ejercicio de derechos. Nosotras formamos parte de un sector que defiende una ley moderada, con límites; hablamos de afirmar la autoridad moral de las mujeres para tomar decisiones y de que no quisiéramos que hubiera embarazos no deseados ni abortos, sino que las mujeres tuvieran acceso a la información, a los métodos, a poder detener una violación o una relación sexual forzada. No decimos “queremos el paraíso de los abortos”, sino que las mujeres en las sociedades latinoamericanas actuales no tienen la posibilidad de ejercer ese derecho. Y no se pueden impedir los embarazos no deseados. Ojalá se pudiera. Necesitaríamos campañas de educación sexual masivas y que las relaciones entre hombres y mujeres fueran más respetuosas y equitativas. Falta mucho para eso. Además es una tendencia mundial. Debe haber condiciones para que las mujeres podamos decidir sobre nuestra maternidad. Traer hijos al mundo es una gran responsabilidad, y obligar a una mujer a tener un hijo que no desea me parece cruel e inhumano.
—Recién se publicó la noticia de una niña de 15 años que murió en el Hospital Balbuena a raíz de un aborto legal. Después nos enteramos de que su embarazo rebasaba el límite de 12 semanas permitido por la ley para la práctica de un aborto; tenía 16 semanas y aparentemente no se efectuaron los exámenes requeridos. ¿Existe el riesgo de que se use el caso como arma política?
—Antes que todo, lamentamos profundamente que muriera esta joven. Ninguna mujer debe morir por esta causa y nos hemos sumado a las condolencias a los familiares. Hemos escuchado de parte de la Secretaría de Salud (del DF) que se están tomando las medidas para vigilar que esto no se repita. Supimos que el médico que la atendió se guió por dos factores para determinar la edad gestacional pero no lo corroboró con ultrasonido. Esto no debió suceder y, según la secretaría, se está tomando en cuenta para fortalecer vigilancia, seguimiento y lineamientos. Obviamente está siendo usado, y es lamentable utilizar la muerte de una joven para argumentar que no es un procedimiento seguro. Una vida basta para demandar las medidas necesarias para que esto no pase, pero hay que considerar a las casi 6 mil 500 mujeres que han tenido acceso a este servicio sin poner en riesgo su salud. Además, han bajado los índices de mortalidad materna: se sabe que no ha habido más de dos muertes reportadas en un año, mientras que el año anterior hubo 15 decesos producidos por abortos practicados en condiciones de inseguridad.
—Autoridades, sociedad, medios, ¿qué lecciones podemos aprender de este hecho?
—Primero, que no se justifica la muerte de una sola mujer. Desafortunadamente sucedió, en un contexto en el cual un sector de la sociedad busca echar atrás esta ley. Hay que mirar el hecho en el contexto de que 6 mil 500 mujeres sí han podido acceder a estos servicios sin arriesgar su salud ni su vida, y que eso tiene incidencias claras en la mortalidad materna. Nos gustaría que así como ha habido una reacción en este caso, estos grupos que se oponen al aborto se organizaran para atender las muertes maternas que hay en este país por pobreza, falta de acceso a servicios, información, atención prenatal, que se dan con más frecuencia en zonas de alta marginación, como las de población indígena.
—La Procuraduría General de la República, dependiente del Ejecutivo, y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, autónoma, interpusieron acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para echar atrás la despenalización del aborto. El jurista Miguel Carbonell decía que éste podía ser “el año de la Corte” dentro de otras razones porque la sentencia que dé en este asunto podría marcar un precedente para las legislaciones en la materia de todos los estados del país. ¿Cuál es su expectativa ante la respuesta que pudiera dar la Corte?
—Nosotras respetamos ese proceso, nos parece que es muy serio. Esperamos que la resolución de la Corte sea positiva, que la ley siga vigente, y estamos convencidas de que los ministros van a actuar con apego a derecho.


Nota: Una versión editada de esta entrevista fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.

3 comments:

Necio Hutopo said...

Don Mau... pues qué le puedo decir, cada día lo hace mejor (lo de la entrevistada... de lo otro no tengo datos).

Felicidades, tema difícil (lo sé bien), pero necesario

KIKA said...

Me gusto mucho tu escrito. Felicidades por tocar el punto.
Coincido con la idea de que no se trata de estar en el paraíso del aborto, y que una de las medidas es dar orientación, educación sexual, en todo caso información sexual a los hombres y mujeres para que puedan tomar decisiones mucho más responsables. Sin embargo, asumo -con todo lo que he podido platicar sobre el tema con Lucia Carrillo- que la educación sexual es mucho más compleja, ya que el conocimiento de lo sexual es subjetiva y por lo tanto responde a lo experencial, lo que no se reduce únicamente a la reproducción y lo fisiológico. Aun, con todo y que asumo lo anterior me parece que a la par de los cambio en la legislación sobre el tópico es necesario impulsar proyectos pedagógicos - en un sentido amplio- para atender las necesidades de conocimiento y saberes que demanda esta problemática.
Felicidades.

Mau Torres said...

Para que no se diga que a este blog únicamente se suben los comentarios que me son de un modo u otro favorables, a continuación presento el correo de una lectora, Tatiana Coello Pohl, de Lima, Perú, que hace unos días me reenviaron de Terra Magazine:

"Señor Torres, acabo de leer el artículo publicado en Terra, que incluye una entrevista a una dirigente de un grupo que dice llamarse Asociación civil Católicas por el Derecho a Decidir. Créame que es interesante conocer el punto de vista de personas que están manejando masas sin tener argumentos que vayan en paralelo a la Fe que dicen vivir.

Es bueno porque así podemos saber que hay personas interesadas en confundir a muchas mujeres, sobre todo, haciéndoles creer que una mujer católica puede buscar trabajar por la legalización del aborto, por hacer que se crea correcta la decisión de decidir por eliminar a un ser humano concebido.

Sepa la señora María Consuelo Mejía que alguien la ha engañado y que la Fe en que ella cree no es definitivamente la Católica, puesto que nosotros los católicos defendemos en primer puesto la vida. No solo porque se trata de un ser humano hijo de Dios, sino porque solo el Padre sabe cuándo da y cuándo quita la vida.

Todos nosotros: usted, la señora Mejía y yo hemos llegado a este mundo porque nuestras acciones son parte del Plan divino. Usted cumple con una hermosa misión, que yo comparto también, la de comunciar (periodismo), yo cumplo con la sociedad como profesional y como madre de familia, y la señora está cumpliendo en este momento su rol de elemento de confusión, de oscuridad que conlleva al despertar de muchas personas que como yo se animan a defender su Fe a través de este medio u otros.

El negar el aborto no es negar un derecho, porque nadie tiene derecho a matar a otro, así como nadie quiere que muera una sola mujer a causa de un embarazo. La señora Mejía defiende la vida de las mujeres y su capacidad de decisión, yo también lo hago, pero también defiendo la vida de los indefensos, de los que no tienen voz ni voto y que vinieron a raíz de la 'decisión' de sus madres y padres que se juntaron en un relación sexual; sea voluntaria o no.

Por eso, ¿no sería mejor evitar las muertes de uno y otro lado defendiendo la necesidad de enseñar a nuestros hijos, a mujeres y hombres; que es el amor el que debe traer un hijo al mundo y que si deciden unirse en la carne, por puro placer, también tendrán que reconocer el fruto biológico de esa unión?

¿Qué será de nosotros si aceptamos que podemos, las mujeres, desembarazarnos de un hijo 'porque no estamos preparadas' o 'porque no pensamos antes de concebirlos'? si aceptamos eso mataremos a millones de seres, entre los cuales pueden estar personajes que podrían ayudar a la humanidad a encontrar justicia e igualdad.

¿Qué habría sido de usted, de mi y de la señora Mejía si es que nuestros padres y nuestras madres, no se hubieran sentido preparados para tenernos? no estaría usted publicando esta entrevista, la señora Mejía no estaría moviendo a la gente con un argumento totalmente contradictorio a la Fe Católica, y yo no hubiera tenido la linda familia que tengo y no podría tener voz para defender los principios más importantes de mi Fe: la vida y el amor a Dios y al prójimo.

Me gustaría que en algún momento, como contrapartida de esta entrevista, pueda usted hacer una investigación, imparcial, de lo que significa el aceptar 'que esa decisión de las mujeres' elimine a los seres que ya están concebidos. ¿Cuántos millones ya se han matado?

Se trata del peor holocausto de nuestra historia. Un holocausto que no solo recordamos con tristeza inmensa y escalofrío; como el cometido por Hitler; se trata de un holocausto que se da todos los días, uno en el que millones de personas se hacen millonarios, otras se hacen miserables -porque el aborto trae consecuencias comprobadas a nivel emocional y a veces esterilidad futura-, y las más débiles (los niños por nacer) no tienen la posibilidad de demostrar que siendo también hijos de Dios pueden aportar sus mentes y espíritus a la construcción del verdadero futuro de la humanidad. Un futuro con posibilidades.

Nada es más triste que pensar en cómo alguien puede abortar y en otro momento puede ser defensora de la vida de un animal, por ejemplo. Yo amo los animales, pero no comprendo cómo ellos no aman más a quienes son creados a imagen y semejanza de Dios y son parte de sí mismos.

Muchas gracias por su atención,

Tatiana Coello Pohl

Lima-Perú"

Sólo me queda comentar una obviedad: como señalaron Necio Hutopo y Kika, el del aborto es un tema difícil.