Wednesday, January 09, 2008

Representante de agricultores mexicanos propone “revaluar el maíz”

El pasado 1 de enero, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, Estados Unidos y Canadá, entró en vigor la desgravación de las transacciones de maíz, frijol, azúcar y leche en polvo. Este hecho ha generado tanto las protestas de organizaciones campesinas y no gubernamentales como la respuesta positiva de algunos analistas económicos y del Ejecutivo mexicano.
De acuerdo con Carlos Salazar, secretario general de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México, para entender “a qué nos enfrentamos” se debe tener en cuenta, por un lado, los altos precios de los granos en el mercado mundial motivados por el uso de bioenergéticos y por la demanda de países como China, India y Rusia. Asimismo, se debe considerar que, a pesar de que esos precios “atenúan un poco el problema de la apertura comercial y nos dan un margen de ingreso”, de los tres socios del TLC México “es el que tiene menores condiciones de competencia”.
Salazar relata que desde 1994, cuando se puso en marcha el tratado, “se suponía que entrábamos en la condicionante de que se hicieran las políticas públicas suficientes para lograr la competitividad de los productores”. La parte que correspondía al gobierno, añade, era diseñar esas políticas, mientras que a los agricultores les tocaba abandonar una situación en la que sólo competían en el mercado interno para hacerlo en el exterior.
“Nosotros hicimos nuestra parte”, sostiene. Sin embargo, “todos los gobiernos con tintes neoliberales, de cualquier partido, desde Miguel de la Madrid (1982-1988), empezaron a retirar al Estado de las actividades productivas o de servicios que según ellos no competían”. En esos años “pasó lo contrario a lo que esperábamos de la apertura comercial”: instituciones como la Compañía Nacional de Subsistencias Populares, Fertilizantes Mexicanos o la Productora Nacional de Semillas desaparecieron o no se fortalecieron y, por tanto, no apoyaron una política agrícola que elevara la productividad y la competitividad.
—El gobierno federal, a través de las secretarías de Economía y de Agricultura, ha sido optimista con relación a la apertura comercial. ¿Cuál es la contraparte de ese discurso oficial?
—El TLC es sólo un elemento más del problema principal: el modelo económico. Aquí se suman una apertura a toda costa, una política económica que no responde a un proyecto de nación sino al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a la Organización Mundial de Comercio, y que en EU y Canadá el sector agropecuario está en el gabinete económico, mientras que en México está en el social. Se le sigue considerando una inyección de recursos que no tiene más responsabilidad que la de paliar la pobreza, no una estrategia económica de apoyo a productores que están en transición, a lo mejor no en forma de subsidios, pero sí de transporte, vías de comunicación y sistemas de riego de primer nivel, pero ni siquiera eso. Además están la politización de las políticas públicas y los déficit de la balanza comercial. Tenemos más de 13 tratados de ese tipo, y 90% del intercambio lo concentramos con EU y Canadá. ¿Qué caso tiene abrir la economía cuando no se han resuelto problemas fundamentales?
—¿Cuáles son los riesgos que se corren de continuar con ese modelo económico que ha desprotegido al campo?
—En los granos, el riesgo es que no haya una política concreta para el sector ni para producir alimentos ni como insumo pecuario o para otras cadenas productivas. Los están limitando a la producción de biocombustibles. Y en ese error, de una profunda falta de análisis, el riesgo es que seamos importadores de granos. También podría aumentar la migración. Si se olvida la política hacia el sector se desaprovecha una oportunidad de invertir y generar fuentes de empleo. Al contrario, se deja de estimular y la gente va hacia otro tipo de opciones en el sector urbano, con lo que la presión demográfica en las ciudades va a aumentar. Y una gran cantidad de gente se va a ir a la frontera, y eso no van a pararlo muros ni políticas duras. La pobreza y la falta de oportunidades en el sector deberían ser temas trinacionales. El abandono del campo, además, no sólo implica que no haya actividad, sino que los recursos naturales se deterioren... El hambre y la pobreza son el viento para que haya fuego.
—De las 14 propuestas que ustedes presentan al gobierno en su documento Maíz. Tesoro de México (superar la deficiencia en el manejo de la cosecha y la poscosecha, invertir en mantenimiento y rehabilitación de los sistemas de riego, incrementar el presupuesto para el campo, hacer competitiva la burocracia institucional e incorporar fondos de los estados y municipios, entre otras), ¿cuál es la más urgente de atender?
—El sector tiene que ser atendido integralmente. Tenemos deficiencias desde la capacitación de mucha de nuestra gente hasta en la cuestión del agua. Todo es importante: la productividad, la producción de semillas, el financiamiento, el seguro, los precios. Todo es un sistema.
—¿Cuál es el plan de acción de la confederación para atender el problema?
—Nosotros elaboramos Maíz. Tesoro de México para que los analistas económicos que nos juzgan con prepotencia no nos interpreten sin entender muchos elementos de nuestra actividad. Buscamos combatir mitos con realidades. Una segunda estrategia es revaluar el maíz. Se ha perdido la esencia de que no sólo es un producto agrícola; significa cultura, es la base de la alimentación mexicana desde antes de que llegaran los españoles. Es un producto que jamás debió negociarse, tan importante que México lo regaló al mundo y es el grano del que salen más derivados. Se vuelve estratégico y es lamentable que no tengamos la oportunidad de ser al menos pioneros en el uso de sus diferentes formas. Otra cuestión es que el gobierno atienda el problema. Creo que en la prudencia de todos debe estar primero el diálogo, la objetividad de analizar una situación y plantear la solución a los problemas, despolitizarlos, y al último, si no tenemos respuesta, estamos dispuestos a actuar como cualquier organización: movilizándonos.


Nota: Una versión editada de esta entrevista fue publicada por la revista electrónica Terra Magazine.

2 comments:

Necio Hutopo said...

Excelente, cada día se supera don Mau... No puedo decir nada más... Bueno, tal vez sí:

Sin Maíz no Hay País

KIKA said...

Nuevamente muchas felicidades por esta primera entrevista del año. Lo siento mucho por los problemas técnicos posteriores a la entrevista, yo sé que podrás resolverlos y quizá pronto estrenes. Me da gusto que todo tu trabajo se vea reflejado y valorado. Me interesó mucho tu nota y algo que valoro mucho es que siempre tratas de aprender más a cada paso que das, tratas de ser autocrítico y mejorar. Ya que tuviste oportunidad de leer algo más sobre el tema, que de alguna manera presenta "la otra cara de la moneda", sé que tomaras en cuenta la experiencia para futuras elaboraciones. Te amo y ojala que este 2008 sea un año de proyectos, logros y metas que espero poder seguir compartiendo contigo.