Monday, November 17, 2008

México no puede ser indiferente frente a los problemas globales: Olga Pellicer

En octubre pasado, la Asamblea General de Naciones Unidas eligió al país como uno de los 10 miembros no permanentes del Consejo de Seguridad para el bieno 2009-2010


Por su tamaño, población, participación en el comercio mundial, tradición dentro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “y, sobre todo, por su posición como uno de los países más grandes de América Latina”, México no puede “mantenerse indiferente” a las responsabilidades de los estados de la comunidad internacional, afirmó la diplomática y académica Olga Pellicer.
Como todos los integrantes de la ONU, señaló, México tiene deberes en materia de mantenimiento de la paz que se llevan a cabo de diversas maneras. Una de ellas es contribuir a los gastos de la institución, y otra, participar en el Consejo de Seguridad.
A mediados de octubre, con 185 votos la Asamblea General de Naciones Unidas eligió a la República Mexicana como uno de los 10 miembros no permanentes de ese organismo para el bienio 2009-2010. Durante su primer año, México participará en él con Austria, Burkina Faso, Croacia, Costa Rica, Japón, Libia, Turquía, Uganda y Vietnam, así como con los cinco miembros permanentes: China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos.
La profesora investigadora del Instituto Tecnológico Autónomo de México y ex directora del Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos consideró que “está superada” la vieja pelea que se efectuaba dentro de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) acerca de la ventaja de participar o no en esa instancia de la ONU. A su juicio, ya fueron dejados atrás los argumentos que apuntaban a que la nación debía tratar de no inmiscuirse en querellas que podían implicar un conflicto con Estados Unidos. De haber generalizado ese razonamiento, “a lo mejor nos quedamos sentados y nos retraemos de ser miembros más activos, lo cual no creo que sería conveniente para México”, aseguró.
Asimismo, revisar la posición de los otros “grandes” de América Latina, Argentina y Brasil, que tienen una política “de mucha proyección internacional” y han buscado estar siempre presentes en el consejo, debería conducir a “preguntarse si queremos dejar el campo libre a que las otras potencias del continente se erijan cada vez con mayor decisión en líderes de la región o si México también quiere hacer sentir su voz y su liderazgo latinoamericano”.
El rechazo de un sector de la opinión pública mexicana a que el país demuestre mayor protagonismo en el mundo, explicó, radica en que no se cuenta “con mucho conocimiento de cuestiones internacionales, somos muy provincianos; si se ve nuestros medios de comunicación escritos o la televisión, el análisis es mínimo, tenemos pocos especialistas, estamos metidos en la disputa interna. Si no hay una conciencia de la posibilidad o del papel que México debiera o pudiese desempeñar en las cuestiones internacionales, la reacción más inmediata y normal es ‘¿qué hacemos ahí?’”.


La agenda del consejo
México participará en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por cuarta ocasión en su historia. Anteriormente lo había hecho en los periodos de 1946, 1980-1981 y 2002-2003. Este organismo, expuso la académica, “es un como un tren que ya está en marcha, es un órgano que tiene una agenda bastante cargada y esa agenda generalmente está preestablecida, lo cual no quiere decir que no lleguen eventos excepcionales como algún conflicto”.
En ese sentido, añadió, es muy importante que un nuevo miembro tenga la habilidad para conocer los temas a tratar al igual que las posiciones del resto de los países de la región a la que representa. México, por ende, debe estar al tanto de los puntos de vista de los otros estados latinoamericanos para pronunciarse en torno a conflictos como los de Haití, Georgia, Kosovo, Chipre, Nepal, Myanmar, Cachemira o el este del Congo, en algunos de los cuales se realizan operaciones de mantenimiento de la paz.
Igualmente, en la agenda del consejo se encuentran ejes temáticos: terrorismo, cambio climático, protección de civiles en choques armados. Frente a un abanico tan amplio de temas globales, dijo, no resulta fácil saber cómo se posicionará México en cada caso, pero en las decisiones del país puede haber “grandes líneas de orientación” como el respeto al derecho internacional, una visión integral del concepto de seguridad o favorecer la mediación y la conciliación antes que la aplicación de sanciones.
“Una de las primeras labores de la diplomacia mexicana, y creo que ya lo está haciendo, va a ser priorizar”, mencionó. “Tenemos que dirigir la mayor participación a ciertos conflictos y ciertos comités; debe haber algunos que nos interesen más que otros. Tenemos que decidir en cuáles nos involucramos más, en cuáles menos, así como los asuntos que para nosotros merecen una mayor acción del consejo y cuáles no”.


Superar los tropiezos diplomáticos
Pellicer recordó los errores en los que incurrió la Cancillería durante el sexenio de Vicente Fox (2000-2006), cuyas consecuencias más visibles fueron escándalos y el congelamiento de las relaciones con Cuba y Venezuela. Esas equivocaciones, estimó, derivaron, por un lado, de la poca capacidad de operación del primer titular de la SRE, Jorge Castañeda, y por el otro, del desconocimiento de las formas de quien lo sucedió en el cargo, Luis Ernesto Derbez.
La actual diplomacia mexicana, concluyó, ha comenzado a superar esos tropiezos porque ahora “hay profesionistas que saben cómo hacer las cosas”. Sin embargo, aclaró: “No estoy diciendo que haya líneas directivas y proyectos muy claros; ésos tienen que provenir del presidente (Felipe Calderón), que no parece ser una persona muy fascinada por la política exterior, no es su fuerte, pero le faltan cuatro años, dos de los cuales pasaremos en el Consejo de Seguridad. Pueden ser dos años interesantes”.


Nota: Este texto fue publicado en la revista electrónica Terra Magazine.

2 comments:

Necio Hutopo said...

Mi único problema es que, haciendo caso al provincianismo que onbviamente me caracteriza y a mi total desconocimiento de la agenda internacional (por lo que leo), yo es que cfeo que al consejo de seguridad vamos a ir a hacer lo mismo que estamos haciendo en política interna, es decir; mierda...

Pero, claro, eso lo digo yo que soy provinciano, desconozco la agenda internacional y tengo un nivel de análisis pobre...

Tania L. Montalvo said...

México no puede ser indiferente, es cierto, pero ¿cómo puede ser parte del organismo cuando ni siquiera tiene embajadas en los sitios en conflicto que el Consejo de Seguridad asesora? Es una contradicción. Además, nuestra canciller no se caracteriza por sus buenos movimientos ¿no? Y eso es importantísimo, ya ves lo que pasó con Aguilar Zinser, q era un buen representante y al final desde la SRE le pusieron el pie.
No estoy segura de quién se quedó ahora, ¿Juan Eduardo Navarrete? Pero independientemente de ello, no se puede hacer política exterior con Myanmar o el Congo sino se sabe hacer con Argentina o Venezuela, por qué darle un abrazo a Raúl Castro no es sinónimo de política exterior favorable para los intereses de los mexicanos.
Deberías entrevistar a un diplomático de la escuela que está en contra de la participación de México en el Consejo... para tener los dos puntos de vista.
Yo creo que el papel de Zinser fue muy bueno, le dio a México proyección, pero insisto, de qué sirve sino se aprovecha, y además, se hacen tonterias con eso estilo Fox, porq lo del patio trasero de EU no sólo fue manipulado, además, un pretexto mega chafa.
Si México quiere tener un buen papel, no debe enfocarse en diamantes, podría impulsar la reforma al Consejo, de la que se ha hablado tanto y tanta falta hace.
Pero ya estoy intenseando jajajaja Lo siento.... Cuídate :D