Sunday, February 10, 2008

El gobierno podrá contener al narco, pero no derrotarlo: José Luis Piñeyro

Tanto en términos cuantitativos como cualitativos, la violencia ejercida por el narcotráfico en México “ha llegado a un nivel histórico”, asegura José Luis Piñeyro, profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Azcapotzalco y especialista en seguridad nacional.
La cifra de muertes atribuidas al narco —más de 2 mil 500 en 2007—, explica, no sólo ha aumentado en comparación con años anteriores, sino que esas ejecuciones han dejado de ser únicamente ajustes de cuentas con funcionarios corruptos que no cumplieron con su parte en algún trato, o entre los mismos narcotraficantes, para convertirse en una nueva estrategia que pretende atemorizar a las corporaciones policiacas y a la población civil.
En entrevista telefónica, Piñeyro analiza las acciones que el gobierno de Felipe Calderón ha emprendido para combatir al narcotráfico, cuya fuerza es conocida en estados como Sinaloa, Michoacán, Tamaulipas y Baja California. Recientemente, en Tijuana, la ciudad más poblada de esta última entidad, se efectuó un tiroteo de más de tres horas entre sicarios del cártel de los Arellano —uno de los ocho que se estima operan en México— y elementos de la policía y el Ejército.
—¿Cuáles han sido los aciertos, si los ha habido, de la estrategia del gobierno federal y cuáles sus errores?
—Si hablamos de aciertos, se puede decir que había que hacer algo por recuperar el control político y territorial de las regiones en manos del narco, pero sabemos que esto es provisional. Antes, con que el Ejército llegara a un lugar los narcotraficantes se contenían, pero ahora se están enfrentando a él de forma directa, responden de una manera que no se había visto. Desaciertos ha habido muchos. No se ve que las acciones del gobierno vayan encaminadas a tratar de llegar a los nervios centrales del narcotráfico, como los circuitos financieros y de lavado de dinero. Tampoco ha habido una depuración de los cuerpos de seguridad estatales y municipales, como ha sucedido en Tamaulipas. El narco antes penetraba las corporaciones por arriba, por los altos mandos; ahora lo hace desde la base. Y no se incentiva la participación social para disminuir el número de narcodependientes, para trabajar en la prevención del delito o en la rehabilitación de los consumidores. Se sigue teniendo una visión estatocéntrica, del Estado como único responsable del combate al nacrotráfico, lo que es necesario pero no debería ser excluyente.
—¿Qué los riesgos entraña utilizar al Ejército en esta estrategia antinarco?
—Los riesgos son muchos. Se abre la posibilidad de que se cometan violaciones a los derechos humanos. Los soldados no están capacitados para ver medias tintas; ellos ven amigo o enemigo. No tienen esa formación que deberían tener las policías para estar en contacto con la población civil. Tampoco ha habido labores de inteligencia para no llegar “dando palos de ciego” sino poder alcanzar a funcionarios que en efecto estén coludidos con el narco. Otro riesgo es exponer a los militares al medio hipercorruptor que ha demostrado ser el narcotráfico.
—Usted y otros analistas han enfatizado que las acciones del gobierno federal contra el narcotráfico deberían no sólo centrarse en el enfoque represivo sino en el preventivo. ¿En qué consiste esto?
—Al narco se le puede atacar y hacerle perder poder confiscándole cargamentos, armas o dinero, pero también haciendo que disminuya la demanda de drogas. Hay que generar conciencia en la población de los riesgos que implica el consumo de drogas a través de una campaña nacional permanente y amplia. Prevenir el consumo y rehabilitar drogadictos puede restar fuerza al narcotráfico. También hay que coadyuvar mediante una participación social activa que apoye a los policías honestos que no se dejan cooptar por los cárteles.
—Tal vez una de las aristas más preocupantes del fenómeno del narcotráfico es el de la “narcopolítica”. El diario El Universal, por ejemplo, ha documentado la realización de marchas en Sinaloa, pagadas por el narcotráfico, para exigir el retiro del Ejército de la entidad. ¿Qué puede hacerse ante ello?
—Se puede restar o disminuir la base de apoyo social del narco. Si se paga y lleva a cabo este tipo de marchas, la prensa puede darlo a conocer y hacer que queden evidenciadas todas las personas que se prestan a ello. Últimamente no se han documentado casos de altos funcionarios como gobernadores, secretarios o subsecretarios aliados al narcotráfico, pero hay muchos rumores. En las elecciones en Michoacán (en noviembre del año pasado, para renovar la gubernatura y el Congreso del estado, así como 113 presidencias municipales), por ejemplo, algunos candidatos renunciaron a la contienda por supuestas amenazas del narco.
—En los medios de comunicación se libra el debate acerca de cómo presentar las notas sobre violencia de manera que ni se le haga el juego al narcotráfico haciendo eco de su campaña de terror, ni se deje de informar. ¿Qué opina al respecto?
—Creo que se debe informar desde una perspectiva objetiva, que pondere las noticias y no caiga en chismes ni anécdotas de carácter macabro. No informar es tan negativo como hacerlo con detalles exagerados e incluso morbosos. Y para ello se requiere de mucho profesionalismo en el periodismo.
—¿Es el narcotráfico un enemigo que puede ser derrotado?
—No creo que pueda ser derrotado, ni en general la delincuencia organizada. Un ejemplo claro de ello es Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, donde se llevan a cabo acuerdos implícitos y explícitos entre las autoridades y los criminales en cuanto hasta qué límites pueden llegar estos últimos. En México, antes, por ejemplo, existía entre los narcotraficantes el pacto de no utilizar niños o no meterse con las familias de los capos; ahora emplean gente de todas las edades y matan a los familiares. En esta guerra el gobierno puede contener o disminuir el poder político del narco, pero se trata de una guerra sin frentes fijos, no clásica, y de la cual no veremos resultados positivos pronto.


Nota: Una versión editada de esta entrevista fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine. La dedicatoria: mi trabajo, como siempre, a mi familia, a mis amigas y amigos, a Erika, a la vida.

3 comments:

KIKA said...
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KIKA said...

Ya te comete lo que me pareció tu entrevista, sabes que me gusto mucho, que me dio gusto que quedara tal cual y sobre todo que me da mucho orgullo ver todo que estas logrando.
Muchas gracias por la dedicatoria, es un detalle muy lindo y todo un privilegio. Hoy es un día muy especial y solo quiero decirte que espero seguir compartiendo todos estos momentos contigo. Felicidades por TODO.

Necio Hutopo said...

Y bueno... Hay que saber distinguir porque toda generalización es peligrosa... No dudo que exista cierto interés de las cárteles por financiar protestas en contra de la presencia castrence en labores policiacas... Pero también exite un interés constitucional en ello... Yo, por ejemplo, que sepa no soy pagado por ningún cártel de la droga y, sin embargo, estoy en contra de la presencia del ejército en las calles...

En fin, buena su entrevista, pero en verdad, en verdad, en verdad sería bueno que buscara fuentes de refencia alternativas... Y ya está..

En otros asuntos; "La Verdad de las mentiras" de vargas Llosa está, c´ñomo no, agotado... Si tiene suerte tal vez lo pueda encontrar en alguna lbrería de viejo o encontrar el mítico ejemplar que dicen los arcanos se encuentra en la Biblioteca central (vamos, es casi, casi, como el Santo Grial)... La otra opción que puedo ofrecer es que yo lo tengo en fotocopias, si quiere se lo puedo prestar... Ya sería cosa de ponernos de acuerdo.