Thursday, June 08, 2006

La tercera de humanos y mutantes

Al menos en una ocasión, los miembros de las generaciones que han crecido frente a la televisión y sus series de aventuras —un servidor incluido— han soñado con poder volar, correr tan rápido como el viento, ser más fuertes que una montaña, lanzar rayos, leer la mente o manipular objetos con el pensamiento. Tales son sólo algunas de las facultades de las que gozan los Hombres-X, esos célebres personajes de Marvel Comics creados por Stan Lee y Jack Kirby a principios de la década de 1960.
En X-Men III: La última batalla (X-Men: The last stand, 2006), estrenada en México el pasado viernes 26 de mayo, el director Brett Ratner (Hombre de familia, 2000; El dragón rojo, 2002) presenta la más reciente producción cinematográfica de esta exitosa franquicia de historietas, series televisivas, tarjetas y figuras de acción.
En esta última parte de la trilogía el eterno conflicto entre humanos y mutantes alcanza su clímax cuando la empresa farmacéutica de Warren Worthington desarrolla un supresor del gen causante de las m
utaciones. (Este empresario es, para los no enterados, el padre de Warren Worthington III, Arcángel, un interesantísimo personaje que, sin embargo, es poco explotado en la cinta.) Mientras la idea de esta “cura” representa una esperanza de aceptación personal y social para aquellos que, como Rouge (Anna Paquin), nunca se han sentido completamente satisfechos con sus dones, para los más radicales, como Magneto (Ian McKellen), constituye una amenaza de exterminio.
Inmersos en la tensión de una batalla entre el género humano y quienes representan “la nueva etapa en la evolución”, dos personajes cobran singular importancia: Logan, mejor conocido como Wolverine (Hugh Jackman), y Jean Grey (Famke Janssen), quien al final de la segunda película, tras salvar al Ave Negra con toda su tripulación, es sepultada por el contenido de una presa.
Jean, única mutante de clase cinco, se enfrenta a Fénix, su poderosísima pero inestable personalidad oculta, lo que la convierte en una pieza clave de esta “última batalla”. Wolverine, por su parte, debe lidiar con su clásica rebeldía y asumir la responsabilidad de suceder a Charles Xavier (Patrick Stewart) como líder de los Hombres-X. (¡Sorpresa! Cíclope no hereda ese trono.)
Cierto: la cinta no es otra cosa que un filme veraniego de Hollywood, o sea, un espectacular producto de los estudios Fox creado con el propósito de entretener a la audiencia y, sobre todo, de erigirse como un éxito en taquilla. De hecho, tal parece que así será: según la versión en inglés de la enciclopedia virtual Wikipedia (
http://en.wikipedia.org/wiki/X_Men), la película recaudó 45 millones de dólares el día de su estreno y 120.1 en su primer fin de semana.
No obstante, también es verdad que para disfrutarla hay que verla como lo que es: la adaptación cinematográfica de un cómic, fantasía y acción al estilo Hollywood. Pese a sus alusiones a la lucha por la diversidad y su aceptación, o a sus críticas al antisemitismo —cuando niño, Magneto fue prisionero en campos de concentración nazis— , X-Men III no es un tratado de política o filosofía sino entretenimiento.
Como en toda película de aventuras cuyo público es principalmente infantil y juvenil, el final es esencialmente predecible: “los buenos ganan”. No hay más. En el plano de la trama, sin embargo, se presentan algunas muertes inesperadas, y en cuanto a los aspectos técnicos, los efectos especiales y las caracterizaciones son notables. Basta con observar a Kelsey Grammer, en otra época el pomposo psicólogo Frasier Crane, como otro doctor: Hank McKoy, la peluda, azulada y letrada Bestia.
Asimismo, es de rescatar la dirección de Brett Ratner, ya que, por un lado, logró mantener la identidad visual que había establecido Bryan Singer, el director de los dos primeros capítulos (quien próximamente estará en la pantalla con otra de superhéroes: Superman regresa); y, por el otro, consiguió atar los cabos sueltos para dar término a la historia.
En fin, ya sea que se tenga afición por el amplio universo de los cómics, que se desee recordar la niñez y los sueños acompañados de disfraces, superpoderes y peleas por la justicia o la supervivencia del género humano o del mundo, o que simplemente se quiera pasar el rato sin mayores aspiraciones ni exigencias intelectuales, X-Men III es una opción apropiada. De no ser así, aconsejo pensar en otra película o incluso en otra actividad.

FICHA TÉCNICA
X-Men III: La última batalla (X-Men: The last stand)
Dirigida por: Brett Ratner
Con: Ian McKellen, Halle Berry, Kelsey Grammer, Hugh Jackman, Famke Janssen, Patrick Stewart
Género: Acción
Clasificación: (B) Duración: 1:45 (105 min) Formato: Flat
País de Origen: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 2005

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