Sunday, March 26, 2006

¿Se hospedaría en este hostal?

Para los griegos, Tánatos era la representación de la muerte. Para Sigmund Freud, consistía en la pulsión que, contraria al Eros, se opone a la vida y nos inclina hacia la destrucción. Existe, pues, una inclinación hacia la muerte en todos los seres humanos. Algunas de sus manifestaciones son desde torturar física y psicológicamente a otra persona hasta pagar un boleto por ver cómo lo hacen, pasando por el deseo de filmar esos sucesos y brindar al público una experiencia “extrema”.
En sus distintos niveles —historia, producción, espectadores— Hostal (Hostel, 2006), del estadounidense Eli Roth, es una prueba de que, en efecto, hombres y mujeres tenemos, en menor o mayor medida, gusto por el lado oscuro. A través de una trama simple, un mero pretexto para pasar en pantalla escenas de drogas, sexo, sangre, mutilación y muerte —en ese orden— , el filme muestra los horrores practicados en un peculiar hostal de Europa del Este.
Paxton (Jay Hernández) y Josh (Derek Richardson) son dos jóvenes norteamericanos que se van de “mochileros” al Viejo Continente. Durante el trayecto se les une Oli (Eythor Gudjonsson), un finlandés extrovertido y ansioso, como ellos, de encontrar cuanta europea puedan con tal de deleitarse en los placeres de la carne.
De juerga en Ámsterdam, se topan con Alexei, quien les habla de un maravilloso hostal en Bratislava donde hallarán todo lo que desean. Seducidos por la idea de este “paraíso”, los tres viajan a la capital eslovaca. Son recibidos por Natalya (Barbara Nedeljáková), Svetlana (Jana Kaderabková) y otras chicas europeas, la personificación de sus sueños, tan “cariñosas” como esculturales.
Todo empieza a cambiar cuando Oli desaparece. Le sigue Josh. Paxton investiga el paradero de sus amigos, pero en el intento cae en las manos de un oscuro club dedicado a la cacería de turistas para su posterior venta, tortura y ejecución con instrumentos y métodos que envidiaría la misma Inquisición —bisturís, tijeras de jardinero, taladros, sierras que recuerdan Masacre en Texas y Viernes 13. “Puedes pagar por hacer cualquier cosa”, dice uno de los verdugos.
Técnicamente, la cinta logra su cometido: impacta. En las escenas de carnicería —por ejemplo— , las actuaciones de ambos implicados, torturador y víctima, apoyadas en un vestuario y maquillaje excelentes, reflejan, por un lado, locura y sadismo, y por el otro, angustia, terror, sufrimiento. Asimismo, tomas, secuencias, escenarios y música crean la sensación insoportable de encierro o persecución.
Sin embargo, la principal debilidad de Hostal radica en la falta de sorpresa con la que se desenredan los nudos de la historia. Todos los misterios o conflictos se van aclarando o resolviendo con demasiada facilidad (baste pensar en el tatuaje distintivo del club, la “relación del hombre con su comida” o la invitación al spa), o bien con giros inverosímiles (véase cómo Paxton logra salvar el pellejo, primero ante su ejecutor alemán y después en su huida).
La violencia de las imágenes se impone a la trama. Con todo, Eli Roth, en esta ocasión apadrinado y notoriamente influenciado por Quentin Tarantino, se perfila como uno de los directores representativos de la nueva ola de thrillers de terror-gore, terror con sangre y vísceras, en la cual figura su anterior película Cabin fever (2002) o las británicas Exterminio de Danny Boyle (28 days later, 2002) y El descenso (The Descent, 2005) de Neil Marshall. También se inscribe en la tradición de torturar y matar por placer —y por dinero— expuesta en cintas como 8 mm (1999), del también estadounidense Joel Schumacher, o Tesis (1996), del español Alejandro Amenábar.
Sin duda, no es un filme apto para cualquier público. Muchísima gente odiaría y odiará haber sido “torturada” en una forma más inofensiva permaneciendo sentada frente a la pantalla los 95 minutos que dura la proyección. En ese sentido, fue justa, no digamos prudente, la asignación de una nada común clasificación D.
Ahora bien, no obstante este probable rechazo por parte de un muy amplio sector del público, habrá quienes, por una u otra razón, recomendarían ese hostal. Incluso habemos quienes volveríamos a él. ¿Por qué? ¿Interés casi psicoanalítico, sociológico o antropológico —quizá patológico— en las características y los motivos de un descuartizador y asesino? ¿Algún efecto catártico, desahogo de impulsos violentos? ¿Curiosidad o simple morbo? Lo dejo a su elección.

FICHA TÉCNICA
Hostal (Hostel)
Dirección: Eli Roth
Con: Jay Hernández, Derek Richardson, Eythor Gudjonsson, Barbara Nedeljáková
Género: Terror
Clasificación: (D) Duración: 1:35 (95 min) Formato: Flat
País de Origen: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Año: 2006

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