Cuatro personas murieron en Ciudad Juárez la semana pasada a causa de un coche bomba, método usado por narcotraficantes colombianos en los 80
Algunos expertos señalan que el acto no es 'narcoterrorismo' porque no persigue un fin político-ideológico
Otros señalan que es narcoterrorismo en la medida en la que genera una “guerra psicológica” que infunde miedo en la sociedad
Los gobiernos de México no han podido disminuir el poder de los cárteles ni aumentar la seguridad, coinciden
Belén Zapata y Mauricio Torres
Sebastián Marroquín, hijo del conocido narcotraficante colombiano Pablo Escobar, cabecilla del cártel de Medellín, relató a principios de este año que el primer coche bomba en la historia de Colombia explotó el 13 de enero de 1988 afuera de su casa.
El artefacto no produjo víctimas mortales pero, además de romper "los vidrios de todas las viviendas de Medellín en un kilómetro a la redonda", provocó la ira de Escobar.
Ese ataque contra su familia, aparentemente perpetrado por el rival cártel de Cali, hizo que el narcotraficante ordenara "la explosión de más de 200 bombas por todo el país hasta casi lograr la claudicación de todos los poderes del Estado frente al poder del narcotráfico", escribió Marroquín en un artículo para la revista Expansión.
Ciudad Juárez, Chihuahua, en el norte de México, registró el 15 de julio pasado el primer atentado con coche bomba en la historia de la localidad.
El analista Jorge Luis Sierra, experto en temas de seguridad, afirmó que no es el primero en el país. Uno, que fue atribuido a la guerrilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), pero reivindicado por el grupo guerrillero Partido Revolucionario Obrero Campesino Unión del Pueblo (PROCUP), estalló el 8 de enero de 1994 en un centro comercial de la Ciudad de México, sin causar muertes.
En junio de ese año, el cártel de los hermanos Arellano Félix colocó uno enfrente del hotel Camino Real de Guadalajara, en el estado de Jalisco, con la finalidad de matar a su rival, Ismael El Mayo Zambada, aunque el artefacto detonó antes de tiempo.
El ataque en Ciudad Juárez, en el que murieron cuatro personas, fue atribuido por el gobierno federal a una reacción de La Línea, brazo armado del cártel de Juárez, tras la captura del sicario Jesús Armando Acosta Guerrero, El 35.
Al día siguiente, a través de la Procuraduría General de la República (PGR), el gobierno mexicano negó que el atentado con coche bomba se tratara de un acto de narcoterrorismo.
Y el domingo, un graffiti presuntamente escrito por miembros del cártel de Juárez sobre un muro de la localidad, advirtió de ataques similares si Estados Unidos no investiga los supuestos vínculos entre la Policía Federal mexicana y los narcotraficantes.
Los objetivos del narcoterrorismo
Jairo Libreros, experto en seguridad de la Universidad Externado de Colombia, señaló que, en la época de Escobar, Colombia vivió un fenómeno de narcoterrorismo, pues los cárteles buscaban "un cambio en el control político; no se trataba sólo de que la autoridad dejara de perseguir a los criminales, el objetivo era crear un nuevo modelo político manejado por narcoterroristas".
"En México, en cambio, los cárteles no van en busca de un nuevo modelo político, lo que defienden es su estilo de vida. A través de la violencia pretenden que la autoridad los deje seguir traficando; que nos los extraditen y que su dinero esté seguro", dijo Libreros a CNNMéxico.
A diferencia de Libreros, la investigadora Vanda Felbab-Brown, del Instituto Brookings, con sede en Estados Unidos, cuestionó el concepto de narcoterrorismo para definir lo vivido en Colombia durante la década de 1980, pues consideró que no explica la realidad.
Los narcotraficantes "no tienen una agenda ideológica; quieren control político, poder, que los políticos no los molesten, pero no quieren tirar el sistema o tomar el país", mencionó.
La especialista en narcotráfico dijo a CNNMéxico que el nivel de violencia en la Colombia de los años 80 era "peor en muchos sentidos" al que vive México actualmente.
“Los narcotraficantes trataban sistemáticamente de asesinar jueces y fiscales, y mataron a varios cientos de ellos; aún no vemos eso en México”, señaló.
Ambos expertos coincidieron en que lo que sucede en México no puede ser calificado de narcoterrorismo, ya que los cárteles mexicanos recurren a actos violentos para eliminar rivales, efectuar ajustes de cuentas, demostrar a la sociedad que la policía es vulnerable e inhibir que la ciudadanía los denuncie.
De acuerdo con Libreros, actos como el coche bomba de Ciudad Juárez o los mensajes en mantas o bardas dejados en el estado de Tamaulipas no cumplen con los tres elementos que caracterizan al narcoterrorismo: perseguir un objetivo político, reivindicar causas sociales y legitimar las actividades criminales.
Para Sierra, sin embargo, aunque el narcotráfico no persigue un fin ideológico, el ataque "es terrorista en la medida que es un acto que busca modificar la voluntad del enemigo y de la sociedad", un componente de una "guerra psicológica" que intenta generar miedo y que tuvo repercusión nacional.
México y Colombia, casos distintos
Felbab-Brown dijo que el contexto en el que el gobierno colombiano combatió al narcotráfico en los 80 era distinto al de México en la actualidad. En Colombia, por ejemplo, había fuertes grupos paramilitares que no existen en México.
Además, "un punto clave en la lucha del gobierno colombiano fue que logró desmantelar a la mayor parte del cártel de Medellín con ayuda de su rival, el cártel de Cali, que creía que de esa manera se quedaría con el mercado de las drogas".
"En buena medida esa ha sido la estrategia del gobierno mexicano: perseguir y arrestar a grandes narcotraficantes; la diferencia es que en México hay muchos más cárteles a los cuales hacerles frente", agregó.
Sierra también desconfió de las comparaciones entre México y Colombia. "Son situaciones distintas", dijo, porque en Colombia había grupos paramilitares y los narcotraficantes mexicanos tienen mayor poder de fuego y áreas de influencia que los colombianos de los 80.
"México no ha podido reducir la fuerza del narcotráfico; ha detenido a mandos medios, a algunos mandos altos, pero el narcotráfico ha demostrado gran capacidad para suplirlos", sostuvo Sierra.
Ante esa incapacidad, explicó, "cada gobierno mexicano ha priorizado la lucha contra el cártel que le representa más riesgo para la seguridad nacional".
Así, mientras en el sexenio de Felipe Calderón el combate se ha centrado en los cárteles del Golfo y de los hermanos Beltrán Leyva, en el de Vicente Fox (2000-2006) se ubicó en el de los hermanos Arellano Félix.
Felbab-Brown dijo que algunos factores que ayudaron a Colombia a combatir el narcotráfico fueron las reformas policial y judicial, aunque ella y Sierra dudaron que México esté en posibilidades de aplicar soluciones similares, por la debilidad de sus instituciones.
El sistema de justicia de México es ineficaz y la corrupción es un problema que padecen los cuerpos policiales, ejemplificaron.
La especialista señaló que hechos como el coche bomba y las masacres que se registran en México muestran "qué tan baratas se han vuelto las balas y las vidas", mientras para Sierra son un reflejo no de que México sea un "Estado fallido", sino de que “va en retroceso en materia de seguridad y la violencia va en aumento".
Nota: Este texto fue publicado en CNNMéxico.