Coordinadora del Programa Universitario del Medio Ambiente afirma que la ciudadanía debe “crear conciencia”; las autoridades, invertir en ciencia y tecnología para mejorar el tratamiento de los residuos
Para empezar a solucionar el problema de la basura en el Distrito Federal, ciudadanía y gobierno deben “hacer equipo”, afirmó Irma Rosas, doctora en Ciencias Biológicas Ambientales y coordinadora del Programa Universitario del Medio Ambiente (PUMA) de la UNAM.
Rosas explicó que los ciudadanos debemos “crear conciencia” de la importancia de separar los residuos en orgánicos e inorgánicos, así como de reducir su volumen, mientras que las autoridades deben invertir en ciencia y tecnología para mejorar el tratamiento de los desechos, con el propósito de que la mayor parte de éstos se reciclen o sean aprovechados de otra manera y no sólo terminen en un relleno sanitario.
En entrevista telefónica relató que en 2003, cuando fue publicada la Ley de Residuos Sólidos del DF, la comunidad que estudia el medio ambiente estuvo a la expectativa de si con esta legislación sería posible que cada vez menos basura terminara en el Bordo Poniente, el tiradero donde se calcula que diariamente van a parar las 12 mil toneladas de desechos que se generan en la capital.
Esto no se ha logrado —opinó— porque no ha habido la suficiente inversión en la materia y porque “el manejo de los residuos se hizo tan añejo socialmente que no es fácil desmembrar esa actividad”. Sin embargo, aclaró que “como ciudadanos no perdemos absolutamente nada en separar los residuos”, ejercicio que conduciría a un “cambio de actitud, de costumbres” y daría opciones al gobierno.
Sobre la pregunta de si la aplicación de sanciones a quienes no separan los residuos fomentaría que la gente lo hiciera, Rosas consideró que las autoridades tendrían que efectuar esa acción del modo en que un padre “regaña” a su hijo, es decir, exponiendo las razones de la reprimenda.
Por otra parte, aceptó que “no se puede prescindir de un relleno sanitario”, pero la “meta” es que —dijo—, como ocurre en España, Francia o Japón, la mayor parte de esos productos sean reciclados o empleados como fuentes alternativas de energía. Citó el caso de la pirólisis, proceso en el que la materia orgánica se descompone químicamente al calentarse en ausencia de oxígeno, y que al ser utilizado en el tratamiento de residuos los transforma en carbón, agua y otros líquidos.
A juicio de Rosas, una manera de trabajar para resolver el problema de la basura sería el establecimiento de “comités interdisciplinarios” en los que se unieran la ciencia, la tecnología, la opinión ciudadana y los “tomadores de decisiones”, quienes se encargarían de estudiar, entre otros, los aspectos económicos. Asimismo —añadió—, correspondería a los medios de comunicación difundir la educación ambiental.
Rosas explicó que los ciudadanos debemos “crear conciencia” de la importancia de separar los residuos en orgánicos e inorgánicos, así como de reducir su volumen, mientras que las autoridades deben invertir en ciencia y tecnología para mejorar el tratamiento de los desechos, con el propósito de que la mayor parte de éstos se reciclen o sean aprovechados de otra manera y no sólo terminen en un relleno sanitario.
En entrevista telefónica relató que en 2003, cuando fue publicada la Ley de Residuos Sólidos del DF, la comunidad que estudia el medio ambiente estuvo a la expectativa de si con esta legislación sería posible que cada vez menos basura terminara en el Bordo Poniente, el tiradero donde se calcula que diariamente van a parar las 12 mil toneladas de desechos que se generan en la capital.
Esto no se ha logrado —opinó— porque no ha habido la suficiente inversión en la materia y porque “el manejo de los residuos se hizo tan añejo socialmente que no es fácil desmembrar esa actividad”. Sin embargo, aclaró que “como ciudadanos no perdemos absolutamente nada en separar los residuos”, ejercicio que conduciría a un “cambio de actitud, de costumbres” y daría opciones al gobierno.
Sobre la pregunta de si la aplicación de sanciones a quienes no separan los residuos fomentaría que la gente lo hiciera, Rosas consideró que las autoridades tendrían que efectuar esa acción del modo en que un padre “regaña” a su hijo, es decir, exponiendo las razones de la reprimenda.
Por otra parte, aceptó que “no se puede prescindir de un relleno sanitario”, pero la “meta” es que —dijo—, como ocurre en España, Francia o Japón, la mayor parte de esos productos sean reciclados o empleados como fuentes alternativas de energía. Citó el caso de la pirólisis, proceso en el que la materia orgánica se descompone químicamente al calentarse en ausencia de oxígeno, y que al ser utilizado en el tratamiento de residuos los transforma en carbón, agua y otros líquidos.
A juicio de Rosas, una manera de trabajar para resolver el problema de la basura sería el establecimiento de “comités interdisciplinarios” en los que se unieran la ciencia, la tecnología, la opinión ciudadana y los “tomadores de decisiones”, quienes se encargarían de estudiar, entre otros, los aspectos económicos. Asimismo —añadió—, correspondería a los medios de comunicación difundir la educación ambiental.
1 comment:
Pasando a saludar... Buena nota
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