“Joven, ¿cree que vayan a abrir hoy?”, pregunta una mujer de veintitantos años. “Vine desde Guerrero para consultar unas tesis —dice—, pero ni en cuenta”. A la entrada norte de la Biblioteca Central, en Ciudad Universitaria, observa consternada el edificio cerrado.
Este martes 27 de marzo, en el 30 aniversario del Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM), el servicio ha sido suspendido con motivo de las protestas que ésta y otras organizaciones sindicales —Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM), Sindicato de Trabajadores del Instituto Politécnico Nacional (STIPN)— han promovido en contra de las reformas a la Ley del ISSSTE aprobadas la semana pasada por la Cámara de Diputados y que, en esos momentos, se discuten en el Senado.
Sobre las puertas de la biblioteca varios carteles resumen el enojo. “Demandamos responsabilidad política social y de carácter público frente a los trabajadores”, expresa uno; otro advierte: “Hoy son las pensiones, mañana la educación pública y gratuita”; uno más, directo, exclama: “¡Felipillo! Ya nos jodissste”.
En el pasillo que corre frente a la Facultad de Filosofía y Letras, la actividad, como habían reportado en el noticiero televisivo Primero Noticias a las 7:00 de la mañana, parece “normal”. No obstante, sobre el circuito un contingente de trabajadores de ese plantel ha comenzado a avanzar. Se dirigen a Derecho, de ahí a Economía, después a Odontología, Medicina, Química, Ingeniería y Arquitectura para rodear esa sección de CU y salir a avenida Insurgentes.
A su paso por cada facultad se une más gente. También llegan trabajadores de otros planteles: Ciencias y Ciencias Políticas y Sociales, de los institutos de Investigaciones Filosóficas y Filológicas, personal de Servicios Médicos. Al frente va una camioneta guinda en cuyo toldo viaja una bocina; la voz emitida por ella felicita a los “compañeros” que nutren la movilización y recuerda que lucharán por defender su derecho a recibir “pensiones justas” y por combatir “las reformas neoliberales impulsadas por Felipe Calderón”.
Quienes no se anexan a la marcha, en su mayoría alumnos, siguen de largo, miran entre curiosos y espantados, comentan entre sí, sacan sus celulares con cámara, toman fotografías, graban. Del grupo brotan, entre otras, estas consignas: “¡Estudiante consciente se une al contingente!” y, en especial, “¡El ISSSTE no se vende!”.
“Saludos a Agustín”, dicen algunos recordando al líder del sindicato, Agustín Rodríguez, a quien acusan de estar en ese instante “desayunando con el rector para inaugurar un ‘elefante blanco’”. Otros manifestantes llevan en la mano, cuando no pancartas u otros papeles, ejemplares del casi recién nacido diario El Centro, que como portada publicó una nota sobre el adeudo de mil 200 millones de pesos que el Gobierno del DF tiene para con el ISSSTE.
Al llegar a Insurgentes el grupo se divide en dos. Toman ambos sentidos de la avenida. Ahí acuerdan llegar hasta el cruce con Eje 10 “para ejercer presión” y celebrar un mitin en el que determinarán las acciones a seguir. Otro vehículo, un camión de carga blanco, sale de CU y se une a la camioneta guinda al frente de la marcha. Ya en la esquina con Eje 10 servirá de tribuna a los oradores.
Las 11:45. La circulación queda detenida. Los organizadores de la protesta se congratulan de que ésta fue “un éxito”, invitan a resistir, a “echar atrás” la nueva Ley del ISSSTE. Hacia las 12:15 indican que regresarán “en orden” a la Torre de Rectoría, de donde partirán a las 15:00 horas para participar en la marcha nacional del Ángel de la Independencia al zócalo. La próxima reunión del STUNAM para discutir el tema será el viernes a las 5:00 de la tarde.
Minutos antes de que reiniciara lentamente la circulación, Agustín Basave Benítez, politólogo, articulista de Excélsior y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, subía por Eje 10 rumbo a Plaza Loreto. “Llevaba a reparar mi celular —explica—, pero me quedé atorado en el tráfico y tuve que caminar”.
Reconoce no haber leído la nueva Ley del ISSSTE ni conocerla en detalle, pero “así, prima facie [en primera instancia], no me gusta”. Opina que aprobarla sería “volver hacia atrás a lo que ya han hecho otros países” y, por otro lado, “sería difícil creer que la gente del SNTE —dirigido por Elba Esther Gordillo, a cuyo círculo pertenece el director del instituto, Miguel Ángel Yunes, promotor de las reformas— no lo va a utilizar como un instrumento para su usufructo”.
Al final, en alusión a la ley y pese a su molestia, es tajante: “La van a sacar adelante”. Horas después, en el Senado, 85 votos de PAN, PRI y PVEM le darían la razón.
Este martes 27 de marzo, en el 30 aniversario del Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM), el servicio ha sido suspendido con motivo de las protestas que ésta y otras organizaciones sindicales —Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM), Sindicato de Trabajadores del Instituto Politécnico Nacional (STIPN)— han promovido en contra de las reformas a la Ley del ISSSTE aprobadas la semana pasada por la Cámara de Diputados y que, en esos momentos, se discuten en el Senado.
Sobre las puertas de la biblioteca varios carteles resumen el enojo. “Demandamos responsabilidad política social y de carácter público frente a los trabajadores”, expresa uno; otro advierte: “Hoy son las pensiones, mañana la educación pública y gratuita”; uno más, directo, exclama: “¡Felipillo! Ya nos jodissste”.
En el pasillo que corre frente a la Facultad de Filosofía y Letras, la actividad, como habían reportado en el noticiero televisivo Primero Noticias a las 7:00 de la mañana, parece “normal”. No obstante, sobre el circuito un contingente de trabajadores de ese plantel ha comenzado a avanzar. Se dirigen a Derecho, de ahí a Economía, después a Odontología, Medicina, Química, Ingeniería y Arquitectura para rodear esa sección de CU y salir a avenida Insurgentes.
A su paso por cada facultad se une más gente. También llegan trabajadores de otros planteles: Ciencias y Ciencias Políticas y Sociales, de los institutos de Investigaciones Filosóficas y Filológicas, personal de Servicios Médicos. Al frente va una camioneta guinda en cuyo toldo viaja una bocina; la voz emitida por ella felicita a los “compañeros” que nutren la movilización y recuerda que lucharán por defender su derecho a recibir “pensiones justas” y por combatir “las reformas neoliberales impulsadas por Felipe Calderón”.
Quienes no se anexan a la marcha, en su mayoría alumnos, siguen de largo, miran entre curiosos y espantados, comentan entre sí, sacan sus celulares con cámara, toman fotografías, graban. Del grupo brotan, entre otras, estas consignas: “¡Estudiante consciente se une al contingente!” y, en especial, “¡El ISSSTE no se vende!”.
“Saludos a Agustín”, dicen algunos recordando al líder del sindicato, Agustín Rodríguez, a quien acusan de estar en ese instante “desayunando con el rector para inaugurar un ‘elefante blanco’”. Otros manifestantes llevan en la mano, cuando no pancartas u otros papeles, ejemplares del casi recién nacido diario El Centro, que como portada publicó una nota sobre el adeudo de mil 200 millones de pesos que el Gobierno del DF tiene para con el ISSSTE.
Al llegar a Insurgentes el grupo se divide en dos. Toman ambos sentidos de la avenida. Ahí acuerdan llegar hasta el cruce con Eje 10 “para ejercer presión” y celebrar un mitin en el que determinarán las acciones a seguir. Otro vehículo, un camión de carga blanco, sale de CU y se une a la camioneta guinda al frente de la marcha. Ya en la esquina con Eje 10 servirá de tribuna a los oradores.
Las 11:45. La circulación queda detenida. Los organizadores de la protesta se congratulan de que ésta fue “un éxito”, invitan a resistir, a “echar atrás” la nueva Ley del ISSSTE. Hacia las 12:15 indican que regresarán “en orden” a la Torre de Rectoría, de donde partirán a las 15:00 horas para participar en la marcha nacional del Ángel de la Independencia al zócalo. La próxima reunión del STUNAM para discutir el tema será el viernes a las 5:00 de la tarde.
Minutos antes de que reiniciara lentamente la circulación, Agustín Basave Benítez, politólogo, articulista de Excélsior y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, subía por Eje 10 rumbo a Plaza Loreto. “Llevaba a reparar mi celular —explica—, pero me quedé atorado en el tráfico y tuve que caminar”.
Reconoce no haber leído la nueva Ley del ISSSTE ni conocerla en detalle, pero “así, prima facie [en primera instancia], no me gusta”. Opina que aprobarla sería “volver hacia atrás a lo que ya han hecho otros países” y, por otro lado, “sería difícil creer que la gente del SNTE —dirigido por Elba Esther Gordillo, a cuyo círculo pertenece el director del instituto, Miguel Ángel Yunes, promotor de las reformas— no lo va a utilizar como un instrumento para su usufructo”.
Al final, en alusión a la ley y pese a su molestia, es tajante: “La van a sacar adelante”. Horas después, en el Senado, 85 votos de PAN, PRI y PVEM le darían la razón.
1 comment:
Otra vez?
Pero que no esto, en otra redacción, lo había leído ya?
La autoreferencia es un mal vicio... Lo mejor es dejarlo lo más pronto posible
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