[Bitácora de una última clase]
La ciudad de México posee gran riqueza literaria, “tiene mucho de irreal, de increíble”
La labor de un cronista urbano es “descifrar la obra mayor del hombre”, la ciudad, declaró el escritor y periodista Héctor de Mauleón en una charla con estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
El también director de Confabulario, el suplemento cultural de El Universal, enfatizó en la riqueza literaria de la ciudad de México. “Esta ciudad da mucho para la literatura fantástica, tiene mucho de irreal, de increíble”, mencionó.
En su opinión, una urbe con siete siglos de antigüedad, a través de los cuales ha ido reconstruyéndose y dejando capa sobre capa de cada una de sus distintas épocas —lo que da la idea de una ciudad enterrada—, “es terreno apto para la exploración literaria”.
De Mauleón (1963) explicó que la primera crónica urbana data de 1554, cuando tres hombres recorrieron la calle de Tacuba, “la más antigua de América”, y registraron lo que vieron. A partir de ese momento, gracias a la crónica —dijo—, “la ciudad cobra conciencia de sí misma”.
Ya en el siglo XIX —continuó—, escritores como Manuel Gutiérrez Nájera, que publicaban en los periódicos, salieron a la calle y edificaron una tradición con la que años después siguieron cronistas como Salvador Novo, Carlos Monsiváis y José Joaquín Blanco.
El autor de El tiempo repentino, La perfecta espiral y Como nada en el mundo invitó a imaginar la reacción colectiva que generaron, entre otros, sucesos como la llegada a la ciudad de México del primer automóvil, del cinematógrafo o del teléfono.
Asimismo, comentó que la relación entre la ciudad de México y sus habitantes ha sido “de amor-odio”, pues mediante sus anuncios o estructuras ésta puede condensar los sueños de una persona pero también la obliga a conseguirlos, o igualmente puede someterla a experiencias desagradables como la de viajar “como sardina” en el Metro o el terremoto de 1985. Esta ciudad —concluyó— “está diseñada para hacernos la vida imposible”.
En otro momento, a pregunta expresa de una alumna, De Mauleón respondió que uno de sus lugares predilectos es el Centro Histórico.
Sin embargo, aclaró que detrás de cada sitio existe una historia, y “basta con abrir los ojos, con ser observador, para comenzar a descubrirla, para que volvamos a acercanos a la ciudad que hemos tenido”. A juicio suyo, vale la pena salir a recorrer las calles, “vale la pena empolvarse los zapatos”.
1 comment:
Por favor, por favor, dime que no perpetraste tu...
Me sorprende señor, Ud. escribía mucho mejor que esto...
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