[Foro Internacional, columna]
El próximo domingo 6 de mayo, con la celebración de una segunda ronda electoral en la que contenderán Segolene Royal, candidata del Partido Socialista, y Nicolas Sarkozy, de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Francia conocerá a su nuevo presidente, es decir, al sucesor de Jacques Chirac en el Palacio del Elíseo.
Mucho se ha comentado acerca de esta elección, y en la mayoría de los asuntos parece haber, cuando no una certeza, al menos cierto consenso medianamente generalizado. Destaca, por ejemplo, que en su primera vuelta fue una jornada histórica pues registró alrededor de 85% de participación, y para algunos analistas este proceso no sólo representará la preferencia de los franceses por uno u otro candidato, sino por uno u otro lado del espectro político-ideológico, derecha o izquierda.
También se ha resaltado que es la primera ocasión que los socialistas reúnen tantos votos en una primera ronda (25.84%), que para la ultraderecha encarnada por Jean-Marie Le Pen fue una gran derrota (únicamente consiguió 10.51% de la votación), y que en lo que toca a Segolene Royal es un triunfo que una mujer lograra imponerse a un ambiente político fundamentalmente machista, incluso al interior de su partido.
Asimismo, no cabe duda de que la figura de Francois Bayrou, el candidato de centro que quedó tercero en la primera vuelta detrás de Sarkozy y Royal con 18.55% de los sufragios, presidente de la Unión por una Democracia Francesa (UDF), pesará en el resultado final de los comicios.
Hasta aquí, pues, la prensa parece estar de acuerdo. Acerca lo que ocurrirá el domingo se ha mencionado que Sarkozy mantiene una ligera ventaja en la intención de voto sobre Royal, y que en esa tendencia influirán, dentro de otros factores, la percepción que la ciudadanía gala tiene de cada uno de los contendientes así como el impacto del debate televisivo del pasado miércoles.
Con respecto del primer elemento se dio a conocer que una encuesta del instituto demoscópico CSA, publicada por el periódico Le Parisien, señaló que 57% de los franceses considera a Segolene Royal más “simpática y tolerante” que Sarkozy, pero ese mismo porcentaje califica al ex ministro del Interior como más “sólido”. Y en lo que concierne al debate entre ambos candidatos, la nota fue que, ante las observaciones de Sarkozy en torno a temas como el de la educación a niños discapacitados, Royal perdió la calma, lo que inevitablemente afectará su posición en los sondeos.
Así, sin que esto represente mis preferencias personales, mis inclinaciones ideológicas, ni mucho menos algún tipo de machismo, mi pronóstico es que, como se especula, Nicolas Sarkozy —quien se llevó la primera ronda con 31.11% de la votación— vencerá en la segunda vuelta y será el nuevo presidente de Francia. A pesar de que la socialista pueda tener un mayor carisma, de que la gente pueda considerarla más agradable y a él más rígido o intolerante, creo que pesará más la percepción de Sarkozy como un hombre con una mayor experiencia al frente de la política francesa.
A lo anterior habría que agregar el perfil conservador del candidato de la UMP en combinación con la reticencia de muchos franceses para con los migrantes de origen africano o árabe, o para con asuntos de política exterior como la posible entrada de Turquía a la Unión Europea.
Nicolas Sarkozy, sin embargo, aun ante su probable si no es que seguro triunfo, no tendrá ante sí un paquete fácil ni nada similar. En el tema de la migración, por ejemplo, fue precisamente durante su etapa como ministro del Interior que en noviembre de 2005 tuvo que enfrentar una serie de disturbios —incendio de vehículos, enfrentamientos entre manifestantes y las autoridades— que asolaron París en protesta por la muerte de dos jóvenes musulmanes de origen africano que fallecieron electrocutados en un transformador al ser perseguidos por la policía en Clichy-sous-Bois, uno de los suburbios pobres del este de la ciudad.
Fue también en 2005 que, al igual que Holanda, Francia se pronunció por el “no” al proyecto de Constitución Europea, y con ello frenó la integración de la Unión y cuestionó su solidez.
Por último, de ganar Sarkozy la presidencia deberá encarar el problema laboral, lo que incluye qué medidas tomar para solucionar o al menos atemperar el desempleo (que, dicho sea de paso, no es ni será un padecimiento exclusivo de los franceses, sino del mundo entero). Francia, de acuerdo con Juan María Alponte, posee un índice de desocupación de 8.5% (aunque datos de 2005 lo sitúan en 11.5%: http://es.wikipedia.org/wiki/EconomÃa_de_Francia), y año con año, lo mismo que otros países como México, enfrenta el reto de generar las fuentes de trabajo suficientes, o de ayudar a generarlas, para que los jóvenes puedan integrarse al mercado.
Y al referirnos a la juventud hablamos de ese mismo sector de la población que durante los primeros meses de 2006 salió a las calles para oponerse al llamado Contrato de Primer Empleo (CPE), que, bajo el argumento de que con ello se favorecería la rotación laboral, estipulaba que durante los dos primeros años a partir de la contratación cualquier patrón podría prescindir de los servicios de un trabajador sin justificación alguna.
Frente a este panorama, tal parece que la duda no estriba tanto en si Nicolas Sarkozy se convertirá en el nuevo presidente de Francia como en si será capaz de encarar satisfactoriamente todos los retos que le planteará la realidad del país. Migración, la relación con la Unión Europea y el tema del empleo son sólo tres de los más inmediatos.
Mucho se ha comentado acerca de esta elección, y en la mayoría de los asuntos parece haber, cuando no una certeza, al menos cierto consenso medianamente generalizado. Destaca, por ejemplo, que en su primera vuelta fue una jornada histórica pues registró alrededor de 85% de participación, y para algunos analistas este proceso no sólo representará la preferencia de los franceses por uno u otro candidato, sino por uno u otro lado del espectro político-ideológico, derecha o izquierda.
También se ha resaltado que es la primera ocasión que los socialistas reúnen tantos votos en una primera ronda (25.84%), que para la ultraderecha encarnada por Jean-Marie Le Pen fue una gran derrota (únicamente consiguió 10.51% de la votación), y que en lo que toca a Segolene Royal es un triunfo que una mujer lograra imponerse a un ambiente político fundamentalmente machista, incluso al interior de su partido.
Asimismo, no cabe duda de que la figura de Francois Bayrou, el candidato de centro que quedó tercero en la primera vuelta detrás de Sarkozy y Royal con 18.55% de los sufragios, presidente de la Unión por una Democracia Francesa (UDF), pesará en el resultado final de los comicios.
Hasta aquí, pues, la prensa parece estar de acuerdo. Acerca lo que ocurrirá el domingo se ha mencionado que Sarkozy mantiene una ligera ventaja en la intención de voto sobre Royal, y que en esa tendencia influirán, dentro de otros factores, la percepción que la ciudadanía gala tiene de cada uno de los contendientes así como el impacto del debate televisivo del pasado miércoles.
Con respecto del primer elemento se dio a conocer que una encuesta del instituto demoscópico CSA, publicada por el periódico Le Parisien, señaló que 57% de los franceses considera a Segolene Royal más “simpática y tolerante” que Sarkozy, pero ese mismo porcentaje califica al ex ministro del Interior como más “sólido”. Y en lo que concierne al debate entre ambos candidatos, la nota fue que, ante las observaciones de Sarkozy en torno a temas como el de la educación a niños discapacitados, Royal perdió la calma, lo que inevitablemente afectará su posición en los sondeos.
Así, sin que esto represente mis preferencias personales, mis inclinaciones ideológicas, ni mucho menos algún tipo de machismo, mi pronóstico es que, como se especula, Nicolas Sarkozy —quien se llevó la primera ronda con 31.11% de la votación— vencerá en la segunda vuelta y será el nuevo presidente de Francia. A pesar de que la socialista pueda tener un mayor carisma, de que la gente pueda considerarla más agradable y a él más rígido o intolerante, creo que pesará más la percepción de Sarkozy como un hombre con una mayor experiencia al frente de la política francesa.
A lo anterior habría que agregar el perfil conservador del candidato de la UMP en combinación con la reticencia de muchos franceses para con los migrantes de origen africano o árabe, o para con asuntos de política exterior como la posible entrada de Turquía a la Unión Europea.
Nicolas Sarkozy, sin embargo, aun ante su probable si no es que seguro triunfo, no tendrá ante sí un paquete fácil ni nada similar. En el tema de la migración, por ejemplo, fue precisamente durante su etapa como ministro del Interior que en noviembre de 2005 tuvo que enfrentar una serie de disturbios —incendio de vehículos, enfrentamientos entre manifestantes y las autoridades— que asolaron París en protesta por la muerte de dos jóvenes musulmanes de origen africano que fallecieron electrocutados en un transformador al ser perseguidos por la policía en Clichy-sous-Bois, uno de los suburbios pobres del este de la ciudad.
Fue también en 2005 que, al igual que Holanda, Francia se pronunció por el “no” al proyecto de Constitución Europea, y con ello frenó la integración de la Unión y cuestionó su solidez.
Por último, de ganar Sarkozy la presidencia deberá encarar el problema laboral, lo que incluye qué medidas tomar para solucionar o al menos atemperar el desempleo (que, dicho sea de paso, no es ni será un padecimiento exclusivo de los franceses, sino del mundo entero). Francia, de acuerdo con Juan María Alponte, posee un índice de desocupación de 8.5% (aunque datos de 2005 lo sitúan en 11.5%: http://es.wikipedia.org/wiki/EconomÃa_de_Francia), y año con año, lo mismo que otros países como México, enfrenta el reto de generar las fuentes de trabajo suficientes, o de ayudar a generarlas, para que los jóvenes puedan integrarse al mercado.
Y al referirnos a la juventud hablamos de ese mismo sector de la población que durante los primeros meses de 2006 salió a las calles para oponerse al llamado Contrato de Primer Empleo (CPE), que, bajo el argumento de que con ello se favorecería la rotación laboral, estipulaba que durante los dos primeros años a partir de la contratación cualquier patrón podría prescindir de los servicios de un trabajador sin justificación alguna.
Frente a este panorama, tal parece que la duda no estriba tanto en si Nicolas Sarkozy se convertirá en el nuevo presidente de Francia como en si será capaz de encarar satisfactoriamente todos los retos que le planteará la realidad del país. Migración, la relación con la Unión Europea y el tema del empleo son sólo tres de los más inmediatos.
3 comments:
En general no cuestiono ni los datos ni las afirmaciones vertidas (no puedo, como es obvio, compartir buena parte de ellas... Pero no niego su validez)... Sólo algunas precisiones, los conflictos de 2005, si bien iniciados por los motivos a`puntados, se vieron acrecentados (en buena medida, si no completamente) por la muy inoportuna participación del Ministro del Interior (Zark, justamente)... El Contrato de Primer Empleo fue (cómo no) idea de Zark y, finalmente, no puedes (no debes) decir que la candidata de izquierda (sic) se desesperó por las propuestas de su oponente, si no mencionas cuáles eran éstas (y no eran precisamente amables... Sólo que se dijeron con un tono "mesurado")...
La última y nos vamos... Francia NO "conocerá a su nuevo presidente" (primer párrafo)... La expresión es confusa y el verbo es (cuando menos) inaplicable; podrías cambiarlo por una fraseología más afortunada, del tipo "los franceses elegirán a su nuevo presidente", o algo por el estilo...
Me encanta que escribas, siempre he dicho que lo haces muy bien y que es el medio en el cual te sabes expresar mejor.
Cuando leía este artículo me quedaba pensando en múltiples cuestiones:
Primero, que tu proceso de constitución como periodista ha ido desplazándose a diferentes áreas como los deportes, la cultura, etc., hasta llegar a lo que comentaste el sábado pasado, es decir, que a lo que te gustaría dedicarte es a escribir sobre política. Esto me parece muy interesante, creo que cuentas con elementos más que suficientes para hacerlo y también sé que tienes características que harán de ti un excelente periodista en la mencionada área, tales como: que siempre quieres seguir aprendiendo, eres inteligente y como tu lo has mencionado antes tu profesión te encanta al grado de convertirte en “un adicto a la información”, te apasiona lo que haces, escribes muy bien y tienes un estilo propio (desde mi muy humilde opinión de pedagoga nada relacionada con el periodismo) todo lo anterior te hacen de ti un periodista sobresaliente.
Segundo: que el ámbito de la política es un terreno nada sencillo, los múltiples elementos que en ello se juegan lo convierten en algo sumamente amorfo y que a veces pareciera no poder sujetarlo en su conjunto. Las articulaciones que se tejen son peligrosas. Pero sé de ante mano que en el terreno de la responsabilidad como informador tomaras en cuenta todo lo anterior (creo que no tengo si quiera que decirlo). –Todo esto suena muy Marce o en su defecto muy APPeAL, bueno no puedo negar mi “de” formación académica-
Tercero, que me da mucho orgullo estar con una persona tan tenaz, capaz y sobre todo trabajador, como tu, y que estoy segura que no podría estar con nadie más. Como tu me lo has dicho otras veces “de aquí soy”.
Te amo más que a nada, y sé que juntos compartiendo y apoyándonos las cosas estarán mejor. Espero poder contribuir a tu trabajo estando cerca de ti (aunque no sólo eso).
Mmm... ya se dió cuenta de que las opiniones hacia usté coinciden aun en personas que no se conocen -ni se conocerán- jamás!
¿Será lo que se siente o la persona que lo inspira?
...
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