Wednesday, December 31, 2008

De Washington a Reforma, desde el interior de la Redacción [crónica]

A la mañana siguiente, cuando menos dos diarios de circulación nacional, La Jornada y Excélsior, coincidirían en el titular de su nota de ocho columnas. Quizá muy clara y directa, quizá muy obvia e incompleta, la cabeza resumiría en dos palabras parte de lo ocurrido en el día informativamente más intenso de 2008: “Muere Mouriño”.
Otros medios optarían por un enfoque distinto. Reforma, por ejemplo, consignaría “Tragedia deja dudas”. En El Universal —donde se desarrolla este relato—, se elegiría “Indagan sabotaje”. Inevitable: frente a lo impactante del hecho, o sea, la caída de la aeronave en la que viajaban altos funcionarios federales sobre una de las principales avenidas de la ciudad de México, a poco más de un kilómetro de Los Pinos, en el gobierno y especialmente en la población se levantaban las sospechas de que el siniestro había sido provocado.
Martes 4 de noviembre. Las noticias se esperaban del norte. En Estados Unidos, los comicios para elegir al presidente número 44 de ese país representaban la posibilidad de que, por primera vez en la historia, un afroamericano llegara a la Casa Blanca. Y así habría de ocurrir.
Barack Obama, el candidato demócrata, un abogado graduado de Harvard hijo de madre estadounidense y de padre keniano, obtendría 338 votos electorales, 68 más de los 270 que necesitaba para ganar. Sin embargo, aunque de antemano los sondeos favorecían al también senador por Illinois y por la noche el republicano John McCain aceptaría su derrota, por la mañana nada aseguraba que el carismático político cuyo lema de campaña fue Yes, we can se llevaría la contienda.
Para la edición de ese día, pues, había que plantear escenarios, estar atentos, mantenerse listos para corroborar datos, redactar textos, pensar sumarios y cabezas, elegir fotografías. Todas las previsiones, empero, se vieron rebasadas. La sorpresa no llegó de la Unión Americana. Vino de mucho más cerca.
Hacia las 7 PM la noticia comenzaba a difundirse por radio, tv e internet: una aeronave se había estrellado sobre Reforma a la altura de la Fuente de Petróleos. No se sabía si se trataba de un helicóptero o de un aeroplano, de una avioneta o de un artefacto de mayor tamaño, del vehículo de un particular o perteneciente a alguna dependencia de gobierno.
Luego se fue aclarando la información. Un Learjet 45, de la Secretaría de Gobernación (Segob), fue el que cayó. Provenía de San Luis Potosí, adonde habían acudido funcionarios federales para atestiguar la firma del Acuerdo Estatal por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad. “Dicen que iba Mouriño”, comentaba una compañera del Centro de Documentación, a quien habían encargado elaborar un perfil del titular de la Segob. Lo que había sido un rumor ya cobraba forma y otro matiz: Juan Camilo Mouriño, brazo derecho y amigo del presidente, podía haber muerto en tal hecho.
Un columnista alertaba: “Esta noche va a ser larga”. Dentro y fuera de la Redacción crecían la expectación, la ansiedad y, claro, las especulaciones. Con el secretario viajaba también José Luis Santiago Vasconcelos, ex subprocurador de la PGR. Llamado también el “zar antidrogas”, amenazado de muerte por narcotraficantes y de buena relación con las Fuerzas Armadas —lo que quedaría de manifiesto con el homenaje que éstas le rendirían después—, su presencia en el vuelo alimentaba la hipótesis de un atentado.
“¡Está confirmado, está confirmado!”, advertía el coordinador de la información de justicia. Acababa de hablar con Max Cortázar, vocero de la Presidencia. Mouriño y Santiago Vasconcelos habían fallecido, así como Norma Díaz, Miguel Monterrubio y Arcadio Echeverría, de Gobernación, y los tres miembros de la tripulación: la sobrecargo Gisel Carrillo, el capitán Julio César Ramírez y el copiloto Álvaro Sánchez. Con el tiempo, las pesquisas oficiales apuntarían a la impericia de ambos aviadores como causa del accidente.
Felipe Calderón emitía un mensaje a las 10 PM. La voz se le quebraría en un par de ocasiones. Exhortaba a su equipo a no doblegarse, instruía que las investigaciones aclarasen la tragedia, afirmaba que se informaría de la evolución de las indagatorias. Muy poco espacio dedicaba a los 14 transeúntes muertos o a los 40 heridos tras el impacto del avión. La Redacción entera escuchaba atenta.
Terminaba su alocución el mandatario. Subdirectores, editores, diseñadores, secretarios, reporteros… todos volvían a su labor. Recién habían sido testigos en primera fila de algunas de las noticias más importantes del año y su velada, no obstante, apenas empezaba. Había que hacer la habitual talacha. Quedaba aún un producto colectivo que elaborar, el periódico del día. Así es el trajín de contribuir a escribir la historia del presente: continuo pero lleno de sorpresas, como la vida misma.


Horas de cierre... Este relato de un día de trabajo fue publicado ayer en e-joven. Con este texto me despido de 2008. Para todos, lectores de este blog o no, y en especial para las personas que me son cercanas —familia, amigas y amigos de la prepa, alumnos, compañeros y ex compañeros en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, los colegas en el periódico, la banda de casa—, gracias por las experiencias compartidas, por el aprendizaje, por los ánimos. Para todos, igual, abrazos y mis mejores deseos para 2009.

Tuesday, December 23, 2008

Madurar entre patos y lagos




Por segunda ocasión, Fernando Eimbcke demuestra que no se requiere un gran despliegue de recursos técnicos ni una amplia disertación filosófica para lograr una película que conduzca a reflexionar sobre el ser humano. Es así que en torno a elementos como la ternura, la nostalgia y el humor, el director mexicano construye su más reciente largometraje: Lake Tahoe.
Juan (Diego Cataño), un adolescente de 16 años de edad, choca contra un poste el auto de la familia y debe emprender un largo y cansado recorrido bajo el sol de Puerto Progreso, Yucatán, para encontrar a alguien que le ayude a repararlo.
Durante ese periplo plagado de absurdos, el protagonista se topa con don Heber (Héctor Herrera), un mecánico retirado cuya única compañía es una perra bóxer de nombre Sica; con Lucía (Daniela Valentine), una muy joven madre soltera aficionada al rock; y con David (Juan Carlos Lara), un muchacho obsesionado con las artes marciales lo mismo que con las enseñanzas de una de sus leyendas, Bruce Lee.
Hasta aquí, como en Temporada de patos (2004), ópera prima de Eimbcke, la anécdota no revela mucho de los verdaderos conflictos de los personajes. Si en aquel laureado filme en blanco y negro tres adolescentes y un adulto se enfrentaban más inconsciente que conscientemente a sus carencias y frustraciones, en éste secuencia a secuencia van quedando al descubierto los problemas que Juan se ve obligado a encarar: la muerte de su padre, la depresión de su madre, la inocencia de su hermano menor, Joaquín (Yemil Sefani), así como su propio duelo.
Igualmente, en otra similitud con su primera producción, el realizador opta por revisar la cotidianidad, sus reglas y sus disparates, a la luz de un hecho que llega a romper con ella, a cuestionarla, a plantear cambios tanto más difíciles y dolorosos en la medida en que son repentinos e indeseados. De ese modo, reunir a personas que en circunstancias “normales” no tendrían motivos para relacionarse no sólo enfatiza la sensación de enrarecimiento, sino que da pie a situaciones tan simples como cómicas.
En cuanto al discurso cinematográfico, ya en la edición de este mes de la revista Letras Libres Fernanda Solórzano señaló que uno de los méritos del estilo de Eimbcke —quien ha dirigido videoclips para bandas como Zurdok, Los Rabanes y Molotov— radica en que, gracias a él, el cineasta “demuestra ser de los pocos directores mexicanos capaces de dar sentido al silencio y a la inacción”.
Los planos abiertos, por su parte, transmiten la inmensidad del ambiente de la costa, mientras que el recurso de la cámara en movimiento evoca el constante peregrinar de Juan en busca de la pieza que necesita el auto que averió, de una retribución al apoyo que le brindan los otros o de respuestas para sí mismo.
Escrita por Paula Markovitch en colaboración con Eimbcke, y producida con financiamiento de CinePantera, del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine) y del Grupo Bal (Peñoles, GNP, El Palacio de Hierro, ITAM, entre otras empresas), Lake Tahoe fue nominada apenas el viernes pasado para un premio Goya en la categoría de Mejor Película Extranjera. Ahí competirá con La buena vida, de Andrés Word, proveniente de Chile; con Acné, de Federico Veiroj, originaria de Uruguay; y con Perro come perro, de Carlos Moreno, de Colombia.
Sea o no galardonada con la presea española, el cineasta que comenzó a adquirir fama con su divertido cortometraje La suerte de la fea… a la bonita no le importa (2001) ya se declaró orgulloso de la nominación para el filme pues, a su juicio, representa un merecido reconocimiento para todos los que participaron en su realización.
Entretanto, y muy dentro del espíritu de estas fechas, de Lake Tahoe ya es posible tomar una idea, un consejo, una invitación: que, a pesar de las adversidades, los seres humanos podemos esforzarnos por hacer un favor a los otros. Y aunque nada garantiza que ese gesto resulte conforme a lo imaginado, bien vale la pena intentar ayudar.


Nota: Esta reseña también fue publicada en el blog e-joven del diario El Universal.

Friday, December 12, 2008

Polémica por pena de muerte dividirá más a sociedad mexicana, advierte politólogo

Un sector del PRI busca explotar el tema con el propósito de captar votos rumbo a las elecciones de 2009: José Fernández Santillán


El Estado debe fortalecerse en todas sus ramas y apuntar a más eficacia en la aplicación de la ley, no a penas más severas


La discusión en torno a restablecer o no la pena de muerte en México, que ha cobrado fuerza a raíz de la propuesta del gobernador de Coahuila, el priísta Humberto Moreira, de aplicarla a los secuestradores que asesinen a sus víctimas, dividirá más a la sociedad en un momento en que ésta necesita estar unida para enfrentar a la delincuencia, alertó el politólogo José Fernández Santillán.
Para el académico del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México (ITESM-CCM), existen al menos tres razones para oponerse a la pena capital. La primera de ellas es su falta de efectividad, ya que su implantación “en ningún lugar ha reducido la criminalidad”. En ese sentido, el Estado mexicano debe apuntar “no a endurecer las penas, sino a hacer efectiva la ley”, pues actualmente sólo se castiga entre 2% y 3% de los delitos que se cometen.
Al respecto, 70% de los participantes en una encuesta recién publicada por el diario El Universal se declaró a favor de la pena de muerte, principalmente en casos de secuestro y violación, mientras que 63% consideró que con ello se reduciría la inseguridad. Sin embargo, en el mismo estudio, 79% de los encuestados reconoció que tomando en cuenta cómo funciona el sistema de justicia en México podría condenarse a inocentes, al tiempo que 86% creyó que los acusados con dinero tendrían posibilidades de salir impunes y 63% opinó que para aumentar la seguridad pública se requiere mayor eficacia en la detención de criminales en vez de penas más severas.
Fernández Santillán explicó que el segundo motivo para rechazar esta medida, eliminada de la Constitución mexicana desde 2005, es de carácter ético. A su juicio, el objetivo de la civilidad en la sociedad debe ser “salir de la barbarie, no caer en ella”. Por tanto, si ante la desesperación provocada por la violencia y el clima de inseguridad se opta por matar a los delincuentes, “corremos el peligro de regresar a caminar en cuatro patas”.
De acuerdo con el académico, el tercer argumento para decir no a este castigo radica en los convenios internacionales a través de los cuales México se ha comprometido a no volver a instaurarlo. En un comunicado difundido el pasado 3 de diciembre, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) recordó que desde 2007 el país se adhirió al Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la Abolición de la Pena de Muerte, así como al Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. “La tendencia universal consiste en abolirla definitivamente”, señaló el organismo.
A finales de noviembre, el gobernador Humberto Moreira, militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), presentó ante el Congreso de Coahuila una iniciativa para modificar los artículos 14 y 22 de la Constitución federal, “a efecto de restablecer como garantía de seguridad jurídica el derecho a la vida y decretar la pena de muerte a los secuestradores que priven de la vida a sus víctimas”, según se consigna en la Gaceta Parlamentaria.
En opinión de Fernández Santillán, aunque la propuesta de Moreira ha recibido el apoyo de otros priístas como Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los senadores del tricolor, el instituto político no apoya la idea “en bloque”. Un segmento del PRI, expuso, impulsa la pena capital con un “afán pragmático”, o sea, con el propósito de captar votos antes de las elecciones de 2009 aprovechando el descontento social provocado por la inseguridad. El sector “tradicional”, en cambio, se opone a ella.
El académico comentó que incluso si en el Congreso de la Unión se mantiene la desaprobación a la propuesta por parte del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el PRI obtendrá de este tema una ganancia electoral. Asimismo, denunció, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) también pretende “sacar raja” de la pena de muerte aun cuando antes la rechazó.
Ante la crisis que padece México por causa de la criminalidad, el politólogo afirmó que el Estado, como sostenía Max Weber, debe recuperar el monopolio legítimo de la violencia. Para esto, dijo, se requiere fortalecerlo luego del proceso de reformas neoliberales que lo debilitaron al grado de impedirle cumplir sus funciones básicas como garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Desde su punto de vista, se necesita abandonar el neoliberalismo, sustituir el conjunto de intereses de élite por un nuevo pacto social y rehabilitar al Estado no sólo en sus cuerpos policiacos, sino “en todas sus múltiples ramas”, como la administración pública, los servicios educativos y de salud y la política social.


Nota: Una versión editada de este texto fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.

Monday, December 08, 2008

Desempleo en México: en 2009 se agravará problema con más de 20 años

Tasa de desocupación llega a 4.2% en el tercer trimestre de 2008, la más alta del año

Economistas reiteran la necesidad de fortalecer el mercado interno para generar fuentes de trabajo


El desempleo es un problema que ha aquejado a México cuando menos desde las últimas dos décadas y que se agravará en 2009 debido a la recesión en la que entró la economía de Estados Unidos y a la insuficiencia de las políticas internas para generar fuentes de trabajo, coincidieron académicos consultados.
Por otra parte, datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEG), indican que la tasa de desocupación en el país alcanzó ya 4.2% durante el tercer trimestre de 2008. Tal porcentaje es el más elevado en lo que va del año —entre enero y marzo fue de 3.9%, mientras que de abril a junio de 3.5%— y equivale a un millón 909 mil 728 personas.
A esta cifra se suma, de acuerdo con la misma ENOE, que entre julio y septiembre se registraron 2 millones 945 mil 604 personas subocupadas, es decir, con la necesidad y la posibilidad de trabajar más, al igual que a 11 millones 834 mil 725 que laboraron en el sector informal. Igualmente, de los 43 millones 625 mil 738 que estuvieron ocupados, más de 10 millones ganaron apenas entre dos y tres salarios mínimos, o sea, poco más de 150 pesos diarios o 4 mil 500 al mes.
Rosa Albina Garavito, profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco (UAM-A), señaló que la generación de empleo en México ha experimentado una “tendencia regresiva” por más de 20 años. Dicha situación, apuntó en entrevista telefónica, se explica porque los gobiernos en funciones han dejado pendiente la ejecución de una reforma laboral que impulse la creación de plazas y fortalezca el salario, en lugar de flexibilizar la regulación en la materia y privilegiar al capital.
Frente a ese antecedente y a la expectativa de una disminución en la inversión y en el crecimiento para el año siguiente, dijo, la economía mexicana únicamente podrá producir entre 100 mil y 120 mil nuevos puestos de trabajo cuando el requerimiento anual es de un millón 200 mil.
En charla por separado, Moritz Alberto Cruz, académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIEC-UNAM), mencionó que el desempleo en el país “ya se ha resentido desde hace muchos años y se va a acentuar a lo largo de todo 2009”.
Cruz agregó que la recesión en la que oficialmente ya entró Estados Unidos, principal socio comercial de la República Mexicana, significará una caída en los ingresos de los estadounidenses, cierre del crédito y ajustes en su gasto. Lo anterior derivará en una menor demanda de las exportaciones nacionales y, a su vez, golpeará a sectores como el de los bienes manufacturados —desde computadoras hasta automóviles— y al de servicios como el turismo, cuyas ventas decrecerán, tendrán menos ganancias y recortarán personal.
De ese modo, aseguró en conversación vía telefónica, la tasa de desocupación podría llegar a 7%, y dado que el país ni siquiera contará con la “válvula de escape” para el desempleo que hasta ahora ha representado la migración a Estados Unidos, sobrevendrán un aumento de la informalidad, malestar social, baja recaudación fiscal y menor consumo de la población.
Ambos investigadores concordaron en la urgencia de que el gobierno federal, encabezado por Felipe Calderón, cambie de estrategia económica y la reoriente hacia la reactivación y fortalecimiento del mercado interno para poder fomentar la creación de empleos. Garavito aclaró que esto no implicaría cerrar las puertas al exterior, sino frenar la apertura comercial “nociva” que viene dándose desde 1983.
“El principal motor del crecimiento debe ser el mercado doméstico”, afirmó Cruz. Para lograr esta meta, expuso, las autoridades tendrían que modificar las políticas fiscal y monetaria a fin de reducir las tasas de interés y garantizar crédito y apoyos a las empresas. Asimismo, añadió, un plan de inversión pública bien diseñado podría contribuir a catapultar la economía.
En opinión del académico, resulta indispensable que el gobierno deje de minimizar las consecuencias de la crisis global en México y actúe para “sortear el vendaval”. “Hay que enfrentar las realidades; si se hubiera tomado medidas hace seis meses, el escenario quizá sería distinto”, enfatizó.

Nota: Una versión editada de este texto fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.