Monday, June 30, 2008

Miles acuden a salvar un libro [crónica]

La convocatoria “¡Salva a un libro!” obtuvo respuesta. En el último día de la segunda gran venta de remate organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal en el Auditorio Nacional, a sólo dos horas de que terminara la jornada, varios compradores descansaban en las escaleras del recinto al tiempo que revisaban sus adquisiciones y, posiblemente, evaluaban la inversión.
Al interior del lugar, apenas superada la puerta de acceso, comenzaban la aglomeración, la curiosidad, la búsqueda del título deseado, el anhelo de hallar a buen precio alguna obra entrañable.
Desde un par de semanas atrás, la publicidad del acto advertía de los ejemplares embodegados en riesgo de ser triturados debido al costo que representa para las editoriales mantenerlos almacenados y a que a éstas “se les prohíbe donarlos o regalarlos, a menos que paguen impuestos por los mismos”.
Ante esta situación —continuaba el mensaje—, con el propósito de apoyar tanto a la industria editorial como al público lector, las autoridades capitalinas decidieron emular el primer tianguis de libros efectuado a mediados de diciembre pasado en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. En esta ocasión, el remate se realizó entre el 24 y el 29 de junio y tuvo por sede el “coloso de Reforma”.
Las gangas aparecían pronto. En el área de la editorial Tusquets, por ejemplo, los vendedores anunciaban: todos los títulos, menos uno acerca de Federico Fellini “y otro de cine”, a 50 pesos. Encima de las mesas aguardaban libros de la española Almudena Grandes, dos o tres novelas de Georges Simenon, un compendio de cuentos eróticos. También estaba ahí Gertrudis y Claudio de John Updike, cuyo costo en librerías Gandhi es de 128 pesos. Conclusión: un oferta imposible de rehusar.
Dos encargados del stand confirmaron que la afluencia de público había sido abundante desde el inicio de la barata. No obstante, sin dejar de reconocer la oportunidad que se presenta a los lectores en este tipo de ventas, uno de ellos señaló que la población quizá leería más si el precio regular de algunas obras no fuera tan elevado.
Más adelante, después de un pequeño espacio donde se ofrecían cursos para mejorar la lectura, una fila humana se extendía hasta obstaculizar el de por sí complicado tránsito. No se trataba del camino hacia alguna de las cajas, sino de la hilera donde había que esperar para entrar a la zona de los populares sellos de Grupo Santillana: Alfaguara, Aguilar, Taurus, Suma de Letras. “Es como de cadenero de antro”, ironizó una visitante.
Otra más, desorientada quizá por la cantidad de gente, preguntaba en el área de la UNAM por los ejemplares de la amplia colección Sepan Cuantos de editorial Porrúa.
Sobre las mesas de Random House Mondadori, por otra parte, un libro parecía querer evocar la colorida marcha llevada a cabo recién un día antes: Ser gay y no morir en el intento. Y como éste, con un precio de sólo 20 pesos, otros títulos, como una biografía sobre el arquitecto Antoni Gaudí o La pareja de Julio Scherer García —con Vicente Fox y Marta Sahagún en la portada—, casi clamaban por ser adquiridos.
Justo a la mitad del recinto una habitación permitía tomar un respiro antes de seguir con el recorrido bibliófilo. En ella, la exposición fotográfica de Bob Gruen mostraba imágenes de varias leyendas del rock, desde Iggy Pop hasta John Lennon pasando por Debbie Harry, Patti Smith, The Ramones, Sex Pistols, The Clash, Led Zepellin, Bob Dylan, Chuck Berry y The Rolling Stones.
En el extremo más cercano a la salida, algunos estantes, como los de Norma, empezaban a lucir vacíos. Otros, aunque todavía con mucho material disponible, atraían a los paseantes. Tales eran los casos de las mesas con libros para niños —con padres e hijos echando un ojo—, de las correspondientes a la editorial Cal y Arena —donde las rebajas alcanzaban hasta los 20 o 30 pesos por ejemplar—, así como de aquellas con obras sobre informática y computación.
Afuera, de nuevo frente al paisaje de Paseo de la Reforma y en el clima fresco de un lluvioso mes de junio, los visitantes, como lo hicieron quienes llegaron más temprano, se detenían en las escaleras del auditorio a repasar sus compras. Tal vez se arrepentían de haber gastado demasiado. Tal vez, por el contrario, se convencían de que lo invertido, peso por peso, había valido la pena. Tal vez imaginaban a quién habrían de obsequiar o presumir algún libro que encontraron, o fantaseaban con la joya que les habría gustado hallar.
Tal vez, simplemente, reiteraban —como quien esto escribe— que leer es un vicio. Uno, por fortuna, muy difícil de dejar.

Friday, June 27, 2008

Funcionario del PNUD analiza política social del gobierno de Calderón

Mientras la propaganda oficial anuncia “alimentación, educación y salud de calidad, una vivienda digna y servicios básicos para todos”, los críticos del gobierno de Felipe Calderón cuestionan la eficacia de su estrategia de política social e incluso aprovechan su nombre, Vivir Mejor, para lanzar comentarios sarcásticos.
Ajeno a esas divergencias, Rodolfo de la Torre, funcionario del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con sede en México, señala que el esquema de Vivir Mejor es muy similar al de la estrategia Contigo desplegada durante el sexenio de Vicente Fox (2000-2006).
Para De la Torre, director de la Oficina del Informe Nacional sobre Desarrollo Humano dentro del PNUD, estas semejanzas radican en que ambos conjuntos de acciones poseen casi los mismos ejes: proporcionar servicios de seguridad social, impulsar las capacidades de las personas y vincular la política social con la política económica. El parecido, en su opinión, habla de que en este rubro hay continuidad entre la administración federal pasada y la actual, lo que puede calificarse como positivo.
Con respecto de cómo pretende Vivir Mejor conectar lo social con lo económico, explica que “mucho tiene que ver con facilitar la inserción de las personas en el mercado laboral”. En ese apartado, abundó, se puede ubicar a programas como el de las estancias infantiles —que plantea la posibilidad de cuidar a los hijos de mujeres que buscan o tienen un trabajo— u otros como el del Primer Empleo o los créditos para actividades productivas en pequeña escala.
—Desde su punto de vista, ¿ cuáles son los aciertos de Vivir Mejor?
—Hay un elemento de mantener programas que han mostrado resultados y han ayudado a las personas a reducir sus condiciones de pobreza. Por ejemplo, al enfatizar la continuidad, el programa Oportunidades (destinado a atender a la población en pobreza extrema) sigue como la pieza central en el eje de formación de capacidades. Con esto ya son tres administraciones que han manejado este instrumento de política social de manera continua, y se esperaría que aumentaran los resultados y continuaran existiendo buenas evaluaciones. Creo que ese es un acierto muy claro. En cuanto a elementos novedosos o que por lo menos tienen potencial, yo enfatizaría esta mención explícita de que lo social tiene que ser apoyado por lo económico y viceversa. Esto, sin embargo, todavía está por verse.
—Una crítica que usted hacía de esta estrategia es que deja de lado la participación ciudadana tanto a nivel colectivo como individual. ¿En qué consiste esto?
—Vivir Mejor, en efecto, no enfatiza dos elementos que son muy importantes para la política social. Uno es el concepto de ciudadanía: que las personas tienen derechos y obligaciones y en consecuencia deben estar involucradas en el proceso de generación de la política social y, sobre todo, en su ejecución. De este concepto se desprende la idea de que las personas, para reclamar sus derechos, deben tenerlos bien definidos, y esto es algo que no aborda Vivir Mejor. No hay algún tipo de sugerencia respecto a que se profundizará en la difusión o en la definición de los derechos de las personas en materia social. Por otro lado, la participación social está en los márgenes de Vivir Mejor, pero que las personas se involucren es clave para que prosperen políticas sociales en las que los individuos no se sientan objeto de decisiones de otros, sino que se les están acercando elementos para que con su propio esfuerzo salgan adelante. Creo que ahí hay cuestiones que mejorar.
—Muchos analistas alertan del uso político-electoral que se puede hacer de la política social en general. En ese sentido, se menciona que el Partido Acción Nacional (PAN), el partido en el gobierno, puede utilizar Vivir Mejor para allegarse votos con miras a las elecciones intermedias de 2009. ¿Existen en esta estrategia los candados suficientes para evitar que esto ocurra?
—Ese es un tema mucho más amplio que Vivir Mejor. Para que la política social no tenga alguna tentación electoral, o en su ejecución aparezcan intereses políticos, se requiere una gran coordinación, posiblemente entre gobierno federal, gobiernos de los estados y de los municipios, y también con el Congreso. El PNUD ha hecho análisis acerca de dónde pueden estar las vulnerabilidades de la política social en un marco electoral, y ha encontrado que éstas no se encuentran al nivel del gobierno federal, sino de los estados y sobre todo de los municipios. Cuando se acusa que puede haber desviaciones en las acciones del gobierno federal para favorecer algún tipo de resultado electoral, hay que ampliar la mirada y ver también a los correligionarios de distintos gobiernos estatales y municipales para que a ningún nivel se dé este tipo de situación. El Congreso y el gobierno federal harían bien en crear un blindaje, como en el pasado, a todos niveles, para que ninguna autoridad pase por sobre las reglas de operación de los programas ni trate de obtener injustificadamente beneficios políticos.
—Hace más o menos un año se publicó el dato de que México emigran anualmente alrededor de 500 mil personas no tanto a causa de la pobreza, sino de las desigualdades. ¿Qué podemos hacer como país para disminuir tanto la pobreza como la desigualdad?
—Hay que plantear como objetivo de corto plazo, y al parecer el país va en buena dirección y con buen paso, la erradicación de la pobreza extrema, para que en unas décadas podamos pasar al siguiente ejercicio de política pública, en donde la desigualdad sería el tema prioritario, es decir, el evitar que haya discrepancias tan fuertes entre regiones, personas, grupos sociales. Pero es un tema para una visión de más largo plazo, porque si bien ha habido avances consistentes en la reducción de la pobreza desde mediados de la década pasada, en el tema de la desigualdad casi estamos a los mimos niveles de hace 50 años, ahí no ha habido avances. Esto requiere una reflexión y una movilización social y gubernamental mucho más profunda.

Nota: Una versión editada de esta entrevista fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.

Tuesday, June 10, 2008

Aumenta en México la economía informal [reportaje]

El INEGI estima que 11.9 millones de personas laboran en este sector; para OIT y especialistas, ese dato subestima el fenómeno


Las imágenes se repiten por casi toda la capital mexicana: puestos callejeros ubicados en las esquinas, alineados a lo largo de avenidas o reunidos en amplios terrenos; a la venta, algunas de sus mercancías más comunes son alimentos, bebidas, dulces, cigarrillos, baterías, audífonos, reproductores portátiles de CD o MP3, accesorios para teléfono celular, relojes, ropa, libros y discos apócrifos con música, películas, videojuegos o programas de cómputo.
Araceli tiene un negocio de este tipo cerca de la estación del Metro Juárez, en la zona centro del Distrito Federal. Su “local” consiste en una mesa situada sobre la acera, encima de la cual exhibe los objetos con los que comercia —agendas, directorios, libretas, plumas, lápices, carteras, monederos—, y en una silla donde descansa y espera la llegada de compradores.
Sus padres son comerciantes e inculcaron el oficio a la familia. Araceli, de unos 30 años de edad, se ha dedicado a él durante toda su vida. “Hay que tener sangre para esto”, afirma segura de su vocación. Instala su puesto a las 9 de la mañana y lo desmonta alrededor de las 5:30 de la tarde. En un buen día, esta actividad, que representa su principal fuente de ingresos, reporta ventas por aproximadamente 450 pesos (casi nueve veces el salario mínimo: 52.59 pesos diarios). Sin embargo —se apresura en aclarar—, esa cantidad no es su ganancia neta, ya que una parte de ese dinero debe reinvertirla para surtirse de más mercancía.
Al preguntársele si desde su punto de vista ha aumentado el número de personas dedicadas a laborar en la calle, responde afirmativamente y a continuación explica: “Mucha gente prefiere tener su propio negocio, aunque sea así, a tener un jefe, un horario o tener que recorrer grandes distancias para llegar al trabajo”.


Números informales, empleos vulnerables
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), responsable de elaborar la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), define al sector informal como aquel integrado por las “actividades económicas de mercado que operan a partir de los recursos de los hogares, pero sin constituirse como empresas”, y que, a diferencia de las del sector formal, no reportan ingresos ante la autoridad tributaria ni pagan impuestos.
De acuerdo con las más recientes cifras de la ENOE, correspondientes al primer trimestre de 2008, 11.9 millones de personas trabajan en la economía informal. Esto equivale a 27.4% del total de la población ocupada (43.3 millones), y significa que en el transcurso de un año casi 500 mil personas se sumaron a ese sector.
Los datos de la citada encuesta, empero, podrían no estar reflejando la magnitud del fenómeno. En el documento Tendencias Mundiales del Empleo 2008, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que “cuatro de cada 10 personas tienen empleos vulnerables”.
El informe agrega que en los países en desarrollo, como México, los trabajadores familiares auxiliares o por cuenta propia son los que suelen tener trabajos informales que los vuelven débiles “frente a la pobreza y los exponen a bajos ingresos, condiciones peligrosas e inexistencia de seguridad en salud”. Con respecto a América Latina y el Caribe, remarca que es la única región del planeta donde el empleo vulnerable y la economía informal aumentaron en los últimos 10 años.
Para el caso mexicano, la economista y socióloga Rosa Albina Garavito Elías considera que la estadística de la ENOE sobre la gente situada en la informalidad “subestima el problema”. En su opinión, “basta observar el porcentaje de la población ocupada que no tiene prestaciones como acceso a instituciones de salud, y que es de alrededor de 50%, para obtener una mejor estimación del fenómeno”.
Las causas de la expansión del sector informal, resume en entrevista telefónica la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Azcapotzalco (UAM-A), radican “en la incapacidad de la economía nacional para generar tasas de crecimiento que permitan crear empleos suficientes en condiciones de estabilidad y dignidad para los trabajadores”.


“Cambiar la estrategia económica”
“Presidente del empleo” fue el principal lema de campaña de Felipe Calderón durante las elecciones de 2006. Transcurrido el primer año de su gestión, el mandatario anunció como un logro la creación de 800 mil fuentes de trabajo formal, una cifra cuestionada tanto por la oposición como por analistas.
Ese número, en todo caso, resultaría insuficiente para satisfacer la demanda de las personas que anualmente se integran al campo laboral. Académicos como José Luis Calva, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, por ejemplo, estiman que para lograrlo es necesario generar más de un millón de plazas anuales.
En varios artículos periodísticos Calva ha reiterado que para impulsar el empleo se requiere que el Producto Interno Bruto (PIB) de México crezca por lo menos a tasas de 6% al año. Esta condición, argumenta, no se ha alcanzado debido a que en el “cuarto de siglo de experimentación neoliberal” (desde 1982, cuando inició el sexenio de Miguel de la Madrid, hasta la fecha) el afán de las políticas monetaria y fiscal por mantener baja la inflación ha inhibido el consumo y la inversión.
José Luis Calva y Rosa Albina Garavito Elías coinciden en que debe cambiar la estrategia económica del país. Para la investigadora de la UAM-A, ese cambio debería sustentarse en que se destinen recursos fiscales del Estado para financiar obra pública en infraestructura y fomentar el consumo, así como en promover la inversión no especulativa sino productiva.
El gobierno, sin embargo, no ha dado señales de planear alguna modificación, mientras la expectativa de crecimiento económico para 2008 está lejos de la meta ideal señalada por ambos especialistas. Aunque el pronóstico original presentado por el Poder Ejecutivo era de entre 3% y 3.5%, el cálculo fue ajustado en febrero a 2.8% y se prevé que pueda ser aun menor.
De continuar la política oficial en este rubro, advertía Calva en un artículo publicado en el diario El Universal en abril de 2007, “la economía nacional será incapaz de ofrecer a los mexicanos una opción de ocupación y vida digna, de modo que continuará la expatriación de connacionales y afianzándose en México la economía de la informalidad, generadora de empleos precarios, de escasa productividad y baja retribución”. A más de un año de distancia, los hechos parecen concederle la razón.


Nota: Una versión editada de este texto fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.

Monday, June 02, 2008

“El gobierno debe continuar apoyando a los microempresarios” [crónica]

Concluye décima Feria Nacional de Empresas Sociales


El amarantol, cuya publicidad anunciaba “bebida 100% natural, no requiere leche ni azúcar, sólo agregue agua”, fue uno de los más de 10 mil productos que se ofrecieron en la décima Feria Nacional de Empresas Sociales realizada en el Palacio de los Deportes.
Organizada por la Secretaría de Economía a través del Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad (Fonaes), esta exposición, según datos oficiales, reunió desde el pasado 29 de mayo a mil 800 empresarios de las 32 entidades federativas. Artesanías, cosméticos, ropa, calzado, licores, miel, quesos, dulces, botanas, chocolates, café y artículos de limpieza fueron algunas de las mercancías a la venta.
Durante su último día, caluroso domingo 1 de junio, este acto de entrada gratuita recibió a familias enteras que se pasearon por todo el inmueble. Muchos visitantes llevaban sus compras en las bolsas blanquiazules alusivas a la feria: unos portaban un pequeño paquete; otros cargaban a dos manos.
“Yo vengo por la ropa, que sí está bien barata”, comentó una joven a sus acompañantes en uno de los pasillos más saturados. Los embotellamientos se formaban, por lo general, debido a la gente que se detenía en los stands donde se preparaban alimentos con un costo de entre 10 y 15 pesos: tacos de barbacoa, quesadillas, papas fritas, hamburguesas, hot dogs, aguas frescas.
Al centro del pabellón naranja, donde aumentaba el espacio para caminar, se situaba un espacio dedicado a talleres demostrativos de, entre otras actividades, la molienda del chocolate y el hilado de telas.
En otra área, un muchacho preguntaba por una chamarra:
—¿Cuánto por ésta?
—Mil 200 —respondió el vendedor, quien añadió, como previendo que el potencial cliente desconfiara de la prenda: —Es pura piel, de veras.
Más adelante, en el pasillo destinado a Chiapas, Leisy afirmaba que a su negocio de artesanías —monederos, llaveros, marcos, adornos de mesa— le había ido bien. Mientras atendía su puesto, relataba también que esa era la cuarta ocasión que participaban en la feria.
A su juicio, aunque el presupuesto para este año disminuyó, el respaldo gubernamental sigue siendo significativo pues las autoridades no sólo invitan a las pequeñas empresas a la expo, sino que les financian transporte, hospedaje y una comida diaria. “El gobierno —concluyó Leisy— debe continuar apoyando a los microempresarios”.
Por su parte, Eduardo Salas, de Productos y Servicios Tradición Don Juan, con gesto serio admitió que, pese a la promoción que representa la feria, para ellos la venta “ha estado baja”. Venían de Hidalgo y vendían café, una de las mercancías con más competidores, a 25 pesos la bolsa de un 250 gramos.
Como Leisy, el señor Salas opinó que el gobierno federal “sí apoya a los pequeños empresarios”. Explicó además que para formar parte de la feria existen dos vías: que la empresa haga la solicitud ante el Fonaes o que éste sea directamente quien extienda la invitación.
El fondo, de acuerdo con su página electrónica, “atiende las iniciativas productivas, individuales y colectivas, de emprendedores de escasos recursos mediante el apoyo a proyectos productivos, la constitución y consolidación de empresas sociales y la participación en esquemas de financiamiento social”. Los requisitos para acceder a sus recursos pueden consultarse en la dirección http://www.fonaes.gob.mx/.
Desde el punto de vista del productor hidalguense, muchas personas mantienen la idea de que el gobierno tiene que solucionarles todos sus problemas, cuando no debería ser así.
El defecto de algunos pequeños empresarios, consideró, es estar “peleados con la calidad”. “Algunos compañeros —comentó— guardan su mejor producto para la feria, pero el resto del año ofrecen cualquier cosa”. Frente a esta actitud, el señor Salas opuso lo que podría catalogarse como una filosofía empresarial: “Si un producto tiene calidad, aunque sea caro, la gente lo va a comprar”.