Monday, January 28, 2008

Economía e Irak marcan elecciones en EU: académica

La especulación acerca de si Estados Unidos entra o no en recesión ha provocado que en la competencia por la candidatura presidencial de los partidos Demócrata y Republicano la atención se desplace de la política exterior hacia la economía, expuso Monica Gambrill, académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México.
De acuerdo con Gambrill, pese a que aún no se tienen los datos sobre el desempeño económico de EU durante el último trimestre de 2007, y por ende no se sabe si hay recesión o no —para lo cual tendrían que acumularse seis meses consecutivos de crecimiento negativo—, esta situación “ha implicado que todos los candidatos empiecen a enfocar sus discursos hacia el tema de la economía”. Uno de los retos que se plantean, señaló, es el de las personas que podrían perder sus casas debido a la imposibilidad de pagar los créditos que adquirieron para comprarlas.
En política exterior, “Irak sigue siendo un tema fundamental que ha marcado a todos los candidatos” y en el que destaca el rechazo de los demócratas a la invasión al país asiático. La migración, por otra parte, es otro asunto importante que podría salir a la luz durante el “supermartes”, el 5 de febrero, cuando habrá elecciones primarias en más de 20 estados, entre ellos, California, Arizona, Nuevo México y Texas.
—¿Después de esa fecha ya será posible identificar tendencias de triunfo para determinado candidato o candidata?
—En cuanto a los demócratas, sí; en cuanto a los republicanos, tal vez. El sistema de elecciones primarias que empiezan en pequeños estados favorece a los candidatos con menos recursos y un trabajo cercano a la base. Pero en el supermartes entra en juego la maquinaria de los partidos. Así, en cuanto los demócratas, creo que Hillary Clinton va a repuntar. Barack Obama ha demostrado ser un candidato fuerte, aunque sus bases de apoyo, jóvenes y afroamericanos, son menores en porcentaje que las de Hillary, las mujeres mayores y la maquinaria del partido. Ha sido muy cerrado, pero ella también tiene ventaja en la Convención Nacional gracias a la mayoría de sus delegados reservados. Sin embargo, existe otra carta: una eventual dimisión de John Edwards a favor de uno u otro. En cuanto a los republicanos, lo que hubiera querido Rudolph Giuliani es que todos llegaran igual al supermartes, pero ahora despunta John McCain. Giuliani pensaba que iba a ganar sin problema en Florida. Veremos qué sucede. Quizá tenga mucho apoyo, pero no lo tiene fácil. Podrían tardar bastante en definir candidato republicano.
—Con la reserva del pronóstico, ¿veremos en noviembre el regreso de los demócratas a la Casa Blanca o la continuidad con los republicanos?
—Creo que van a ganar los demócratas, y en la medida en que el tema pasa a ser la economía con mayor razón. Tal vez si se supera la preocupación y la economía repunta va a ser una elección más cerrada. La gente, cuando se está en recesión, quiere un gobierno que gaste en ellos, y cuando les va bien en sus negocios quieren un gobierno que no les cargue impuestos. Creo que les toca a los demócratas por la postura que tienen sobre Irak y sobre la economía.
—Con Hillary y Obama se ha especulado acerca de si EU está preparado para tener a una mujer o a un afroamericano en la Presidencia.
—Se ha mostrado gran apertura hacia Obama porque no ha basado su plataforma en cuestiones de raza, lo que es un descanso para los estadounidenses: hay un afroamericano competente a quien pueden ver como líder. Combina ser pro empresa y querer abrir oportunidades para todos, no sólo para los afroamericanos. Su fuerza es que no ha jugado con el “poder negro”. EU se ha visto dispuesto a apoyar a un afroamericano, pero a uno como Obama, que combina una visión culta, universal, atrae a los indecisos y porta un mensaje de optimismo. Hillary, aunque diga que no, sí juega la carta de las mujeres, que son mayoría. Quizá pueda jugar la carta del género sin condenarse, pero es difícil. Está en cierta contradicción sobre si es candidata de género o no, pero tiene mucha experiencia, nadie duda de su capacidad de gobernar. Puede ser que a algunos no les guste la idea de una mujer como candidata, sobre todo porque podría comandar las Fuerzas Armadas. Creo que le pesa un poco ser mujer pero también que ha superado ese hecho. Los dos son capaces, verdaderos candidatos de toda la nación a pesar de sus particularidades.
—Con una nueva presidencia en EU, ¿podrían abrirse nuevas puertas para integración con América Latina?
—Ahí está la tradicional contradicción de que los liberales demócratas son liberales en cuanto a la política interna mas no económicamente en cuanto al libre comercio. Hillary ha criticado el TLCAN, a pesar del apoyo de Bill, su marido. Creo que con ella no habría mucha apertura de nuevos acuerdos en América Latina ni se expandiría el libre comercio, pues tiende al proteccionismo. Obama es más abierto, porque cree en la libre empresa y tiene interés en el desarrollo. Tal vez sería el demócrata más abierto hacia el fomento de nuevas relaciones con América Latina y otras partes del mundo. Sobre los republicanos, casi todos están a favor del libre comercio. No han hablado en contra del TLCAN, por lo que podemos suponer que seguirían con esa ruta.
—¿Cuál sería una política exterior inteligente que el gobierno de México podría adoptar en la relación bilateral?
—En la medida que México trate de cabildear en el Congreso de EU puede provocar reacciones en contra. En el tema de la migración no creo que esa sea la forma. Podría fortalecer su apoyo directo a los mexicanos en EU, que lo necesitan urgentemente para que la información que se genere en torno a ellos sea positiva: su contribución a la economía, la competitividad, las exportaciones, no esa propaganda absurda republicana que ha querido ligarlos con el terrorismo. México debería apoyar a las organizaciones representantes de los migrantes y a los consulados, y protestar por las violaciones a los derechos humanos. Querer meterse a la política interna de EU es difícil, pero México podría apoyar decisivamente a su población, y también ayudarles a reubicarse aquí. Es una vergüenza estar exportando a tantas personas, que se tienen que ir porque no hay oportunidades. Ese es otro capítulo: crear programas de apoyo en serio a la población.


Nota: Una versión editada de esta entrevista fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.

Tuesday, January 22, 2008

'Gasolinazo' impactará en costos y mayor inflación: investigador

El impuesto a las gasolinas que entró en vigor el pasado 1 de enero, conocido coloquialmente como gasolinazo, “es una solución fácil del gobierno para generar nuevos ingresos, lo cual viene dentro de la tradición del modelo neoliberal que estamos viendo”, aseguró Moritz Cruz, académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
A decir del investigador, el gravamen, que forma parte de la reforma fiscal elaborada por la Secretaría de Hacienda y aprobada por el Congreso en 2007, afectará no sólo a las personas que utilizan automóvil y por tanto combustibles, sino a la población en general. Esto sucederá, explicó, porque el impacto del mayor costo de un insumo en la cadena de producción se traslada a precios más altos para los consumidores.
Cruz estimó que si la carga tributaria sobre las gasolinas se diera aisladamente o en una coyuntura positiva quizá no tendría un efecto tan grande. No obstante, dado que viene acompañada de otros factores nacionales e internacionales negativos —como el encarecimiento mundial de productos básicos como el maíz y el trigo—, “vemos una pérdida importante del poder adquisitivo y perspectivas de inflación aunque no alarmantes sí crecientes”. En este momento, afirmó, “se da una coyuntura muy especial: crece la inflación sin que crezcan el producto ni los empleos ni los salarios, y esto va originando mayor malestar en la sociedad”.
—Según la prensa, en las primeras semanas del año se han registrado aumentos en los precios de productos básicos como tomate, limón, leche, pollo y carne. Los vendedores atribuyen esta alza a que el impuesto a las gasolinas ha encarecido los fletes. A pocas semanas de iniciado el gravamen, ¿qué tanto pueden adjudicarse esos incrementos a un impacto objetivo del gasolinazo y qué tanto es más algo subjetivo, especulación?
—Hay una realidad que no puede descartarse: los costos suben. Por otro lado están las expectativas, que juegan un rol en el desempeño de cualquier economía. Cuál va a ser el impacto real del impuesto a las gasolinas es difícil cuantificarlo exactamente. Eso se irá descubriendo, pero los impactos de momento son reales. De hecho, desde que se anunció el impuesto se vino esta escalada de precios, la gente reaccionó. Hay un impacto real y uno subjetivo, de expectativas, que puede ir creciendo si todo el conjunto de factores coyunturales no se detiene. Todo se suma para que el impacto de la gasolina se magnifique, y para que los precios, sobre todo de la canasta básica, se incrementen.
—La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales y la Secretaría de Economía anunciaron un programa de descuentos de hasta 30% en 300 productos, entre enero y marzo, con el fin, dicen, de frenar las expectativas inflacionarias. ¿Es esta una medida efectiva de apoyo a la población?
—El impacto del impuesto a las gasolinas es irreversible. Se trasladará a costos y se reflejará en mayor inflación. Mi impresión es que esta medida que tomaron el gobierno y la asociación es un poco para frenar las expectativas pero también para ganar tiempo frente a los factores exógenos internacionales. El peso de los bienes primarios en la canasta básica es muy significativo, y en un país que depende de las importaciones de productos primarios cualquier crecimiento de precios internacionales es relevante. Pienso que el gobierno está tratando de ver cómo evolucionan esos precios mientras dura el convenio, pero la dependencia es tal que casi cualquier choque externo va a trasladarse a costos. Cuando termine el pacto podríamos observar nuevas presiones inflacionarias. También habría que ver que no toda la gente va a los supermercados; va la clase media, que no se ve seriamente afectada. Es algo engañoso. Gran parte de la población con menores recursos, que es la mayoría, recurre a los mercados populares, que inmediatamente ajustan sus precios. Es una medida coyuntural que va a servir de poco.
—Recién se publicó la cifra de la inflación general durante 2007: 3.76%. Viendo todos los elementos ya citados, ¿es de esperarse una inflación mayor para 2008?
—Muchos pronósticos estiman que la inflación estará por arriba de ese 3.76%. Sin duda deberá ser mayor. Sin embargo, si la economía mexicana crece poco como consecuencia del poco crecimiento de la economía estadounidense, lo que quizá observaremos es que la inflación no suba tanto como resultado del poco crecimiento económico. Habría que ponderar todavía qué pasa si efectivamente la economía de Estados Unidos se va a pique. Pero lo que esperaríamos inicialmente es observar un crecimiento mayor de la inflación porque el índice nacional de precios está compuesto en gran medida por bienes primarios, y si los precios internacionales de éstos aumentan, seguramente vamos a importar inflación.
—¿Cuál será el factor que tendrá más peso dentro de la economía nacional: la economía de EU, los precios internacionales del petróleo, la apertura comercial dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte?
—En términos de crecimiento, la economía de EU, dadas las grandes ligas y la dependencia que México tiene con la economía de ese país. Si ésta deja de crecer, algunas estimaciones han sugerido que la economía mexicana puede llegar a crecer sólo 1% para 2008. Eso tiene implicaciones significativas en el empleo, por ejemplo, uno de nuestros problemas fundamentales. También observaríamos un mayor flujo migratorio. Si la economía de EU se va a pique, la de México seguirá esa tendencia y crecerá a un ritmo mucho menor. Y en términos inflacionarios, el conjunto de los precios internacionales. Si éstos siguen incrementándose, la inflación, pese a las medidas restrictivas del Banco de México, crecerá por arriba de la meta propuesta. Entraríamos a una encrucijada: la inflación crecería mientras la economía se mantendría estancada. Entonces, ¿de qué sirve tener una inflación medianamente baja si la economía sigue sin crecer? Esos dos factores serían los más trascendentes en el corto plazo, ante un escenario en el que el gobierno permanece con los brazos cruzados.


Nota: Una versión editada de esta entrevista fue publicada en la revista electrónica Terra Magazine.

Wednesday, January 09, 2008

Representante de agricultores mexicanos propone “revaluar el maíz”

El pasado 1 de enero, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, Estados Unidos y Canadá, entró en vigor la desgravación de las transacciones de maíz, frijol, azúcar y leche en polvo. Este hecho ha generado tanto las protestas de organizaciones campesinas y no gubernamentales como la respuesta positiva de algunos analistas económicos y del Ejecutivo mexicano.
De acuerdo con Carlos Salazar, secretario general de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México, para entender “a qué nos enfrentamos” se debe tener en cuenta, por un lado, los altos precios de los granos en el mercado mundial motivados por el uso de bioenergéticos y por la demanda de países como China, India y Rusia. Asimismo, se debe considerar que, a pesar de que esos precios “atenúan un poco el problema de la apertura comercial y nos dan un margen de ingreso”, de los tres socios del TLC México “es el que tiene menores condiciones de competencia”.
Salazar relata que desde 1994, cuando se puso en marcha el tratado, “se suponía que entrábamos en la condicionante de que se hicieran las políticas públicas suficientes para lograr la competitividad de los productores”. La parte que correspondía al gobierno, añade, era diseñar esas políticas, mientras que a los agricultores les tocaba abandonar una situación en la que sólo competían en el mercado interno para hacerlo en el exterior.
“Nosotros hicimos nuestra parte”, sostiene. Sin embargo, “todos los gobiernos con tintes neoliberales, de cualquier partido, desde Miguel de la Madrid (1982-1988), empezaron a retirar al Estado de las actividades productivas o de servicios que según ellos no competían”. En esos años “pasó lo contrario a lo que esperábamos de la apertura comercial”: instituciones como la Compañía Nacional de Subsistencias Populares, Fertilizantes Mexicanos o la Productora Nacional de Semillas desaparecieron o no se fortalecieron y, por tanto, no apoyaron una política agrícola que elevara la productividad y la competitividad.
—El gobierno federal, a través de las secretarías de Economía y de Agricultura, ha sido optimista con relación a la apertura comercial. ¿Cuál es la contraparte de ese discurso oficial?
—El TLC es sólo un elemento más del problema principal: el modelo económico. Aquí se suman una apertura a toda costa, una política económica que no responde a un proyecto de nación sino al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a la Organización Mundial de Comercio, y que en EU y Canadá el sector agropecuario está en el gabinete económico, mientras que en México está en el social. Se le sigue considerando una inyección de recursos que no tiene más responsabilidad que la de paliar la pobreza, no una estrategia económica de apoyo a productores que están en transición, a lo mejor no en forma de subsidios, pero sí de transporte, vías de comunicación y sistemas de riego de primer nivel, pero ni siquiera eso. Además están la politización de las políticas públicas y los déficit de la balanza comercial. Tenemos más de 13 tratados de ese tipo, y 90% del intercambio lo concentramos con EU y Canadá. ¿Qué caso tiene abrir la economía cuando no se han resuelto problemas fundamentales?
—¿Cuáles son los riesgos que se corren de continuar con ese modelo económico que ha desprotegido al campo?
—En los granos, el riesgo es que no haya una política concreta para el sector ni para producir alimentos ni como insumo pecuario o para otras cadenas productivas. Los están limitando a la producción de biocombustibles. Y en ese error, de una profunda falta de análisis, el riesgo es que seamos importadores de granos. También podría aumentar la migración. Si se olvida la política hacia el sector se desaprovecha una oportunidad de invertir y generar fuentes de empleo. Al contrario, se deja de estimular y la gente va hacia otro tipo de opciones en el sector urbano, con lo que la presión demográfica en las ciudades va a aumentar. Y una gran cantidad de gente se va a ir a la frontera, y eso no van a pararlo muros ni políticas duras. La pobreza y la falta de oportunidades en el sector deberían ser temas trinacionales. El abandono del campo, además, no sólo implica que no haya actividad, sino que los recursos naturales se deterioren... El hambre y la pobreza son el viento para que haya fuego.
—De las 14 propuestas que ustedes presentan al gobierno en su documento Maíz. Tesoro de México (superar la deficiencia en el manejo de la cosecha y la poscosecha, invertir en mantenimiento y rehabilitación de los sistemas de riego, incrementar el presupuesto para el campo, hacer competitiva la burocracia institucional e incorporar fondos de los estados y municipios, entre otras), ¿cuál es la más urgente de atender?
—El sector tiene que ser atendido integralmente. Tenemos deficiencias desde la capacitación de mucha de nuestra gente hasta en la cuestión del agua. Todo es importante: la productividad, la producción de semillas, el financiamiento, el seguro, los precios. Todo es un sistema.
—¿Cuál es el plan de acción de la confederación para atender el problema?
—Nosotros elaboramos Maíz. Tesoro de México para que los analistas económicos que nos juzgan con prepotencia no nos interpreten sin entender muchos elementos de nuestra actividad. Buscamos combatir mitos con realidades. Una segunda estrategia es revaluar el maíz. Se ha perdido la esencia de que no sólo es un producto agrícola; significa cultura, es la base de la alimentación mexicana desde antes de que llegaran los españoles. Es un producto que jamás debió negociarse, tan importante que México lo regaló al mundo y es el grano del que salen más derivados. Se vuelve estratégico y es lamentable que no tengamos la oportunidad de ser al menos pioneros en el uso de sus diferentes formas. Otra cuestión es que el gobierno atienda el problema. Creo que en la prudencia de todos debe estar primero el diálogo, la objetividad de analizar una situación y plantear la solución a los problemas, despolitizarlos, y al último, si no tenemos respuesta, estamos dispuestos a actuar como cualquier organización: movilizándonos.


Nota: Una versión editada de esta entrevista fue publicada por la revista electrónica Terra Magazine.