Friday, March 30, 2007

"¡El ISSSTE no se vende!" [crónica]

“Joven, ¿cree que vayan a abrir hoy?”, pregunta una mujer de veintitantos años. “Vine desde Guerrero para consultar unas tesis —dice—, pero ni en cuenta”. A la entrada norte de la Biblioteca Central, en Ciudad Universitaria, observa consternada el edificio cerrado.
Este martes 27 de marzo, en el 30 aniversario del Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM), el servicio ha sido suspendido con motivo de las protestas que ésta y otras organizaciones sindicales —Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM), Sindicato de Trabajadores del Instituto Politécnico Nacional (STIPN)— han promovido en contra de las reformas a la Ley del ISSSTE aprobadas la semana pasada por la Cámara de Diputados y que, en esos momentos, se discuten en el Senado.
Sobre las puertas de la biblioteca varios carteles resumen el enojo. “Demandamos responsabilidad política social y de carácter público frente a los trabajadores”, expresa uno; otro advierte: “Hoy son las pensiones, mañana la educación pública y gratuita”; uno más, directo, exclama: “¡Felipillo! Ya nos jodissste”.
En el pasillo que corre frente a la Facultad de Filosofía y Letras, la actividad, como habían reportado en el noticiero televisivo Primero Noticias a las 7:00 de la mañana, parece “normal”. No obstante, sobre el circuito un contingente de trabajadores de ese plantel ha comenzado a avanzar. Se dirigen a Derecho, de ahí a Economía, después a Odontología, Medicina, Química, Ingeniería y Arquitectura para rodear esa sección de CU y salir a avenida Insurgentes.
A su paso por cada facultad se une más gente. También llegan trabajadores de otros planteles: Ciencias y Ciencias Políticas y Sociales, de los institutos de Investigaciones Filosóficas y Filológicas, personal de Servicios Médicos. Al frente va una camioneta guinda en cuyo toldo viaja una bocina; la voz emitida por ella felicita a los “compañeros” que nutren la movilización y recuerda que lucharán por defender su derecho a recibir “pensiones justas” y por combatir “las reformas neoliberales impulsadas por Felipe Calderón”.
Quienes no se anexan a la marcha, en su mayoría alumnos, siguen de largo, miran entre curiosos y espantados, comentan entre sí, sacan sus celulares con cámara, toman fotografías, graban. Del grupo brotan, entre otras, estas consignas: “¡Estudiante consciente se une al contingente!” y, en especial, “¡El ISSSTE no se vende!”.
“Saludos a Agustín”, dicen algunos recordando al líder del sindicato, Agustín Rodríguez, a quien acusan de estar en ese instante “desayunando con el rector para inaugurar un ‘elefante blanco’”. Otros manifestantes llevan en la mano, cuando no pancartas u otros papeles, ejemplares del casi recién nacido diario El Centro, que como portada publicó una nota sobre el adeudo de mil 200 millones de pesos que el Gobierno del DF tiene para con el ISSSTE.
Al llegar a Insurgentes el grupo se divide en dos. Toman ambos sentidos de la avenida. Ahí acuerdan llegar hasta el cruce con Eje 10 “para ejercer presión” y celebrar un mitin en el que determinarán las acciones a seguir. Otro vehículo, un camión de carga blanco, sale de CU y se une a la camioneta guinda al frente de la marcha. Ya en la esquina con Eje 10 servirá de tribuna a los oradores.
Las 11:45. La circulación queda detenida. Los organizadores de la protesta se congratulan de que ésta fue “un éxito”, invitan a resistir, a “echar atrás” la nueva Ley del ISSSTE. Hacia las 12:15 indican que regresarán “en orden” a la Torre de Rectoría, de donde partirán a las 15:00 horas para participar en la marcha nacional del Ángel de la Independencia al zócalo. La próxima reunión del STUNAM para discutir el tema será el viernes a las 5:00 de la tarde.
Minutos antes de que reiniciara lentamente la circulación, Agustín Basave Benítez, politólogo, articulista de Excélsior y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, subía por Eje 10 rumbo a Plaza Loreto. “Llevaba a reparar mi celular —explica—, pero me quedé atorado en el tráfico y tuve que caminar”.
Reconoce no haber leído la nueva Ley del ISSSTE ni conocerla en detalle, pero “así, prima facie [en primera instancia], no me gusta”. Opina que aprobarla sería “volver hacia atrás a lo que ya han hecho otros países” y, por otro lado, “sería difícil creer que la gente del SNTE —dirigido por Elba Esther Gordillo, a cuyo círculo pertenece el director del instituto, Miguel Ángel Yunes, promotor de las reformas— no lo va a utilizar como un instrumento para su usufructo”.
Al final, en alusión a la ley y pese a su molestia, es tajante: “La van a sacar adelante”. Horas después, en el Senado, 85 votos de PAN, PRI y PVEM le darían la razón.

Tuesday, March 27, 2007

STUNAM bloquea Insurgentes Sur en protesta a las reformas a Ley del ISSSTE

Pensiones y jubilaciones son un derecho de carácter colectivo, afirman
Aseguran que su causa suma 200 mil trabajadores
Miembros del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) y estudiantes de esa institución educativa bloquearon por cerca de media hora el cruce de avenida Insurgentes con Eje 10 Sur, en protesta por las reformas a la Ley del ISSSTE aprobadas por la Cámara de Diputados la semana pasada y que están a discusión en el Senado.
Desde el lunes, alumnos de las facultades de Estudios Superiores Iztacala, de Ingeniería, de Filosofía y Letras y de Ciencias Políticas y Sociales declararon haber escuchado el rumor de que el sindicato llevaría a cabo un paro de actividades el martes, pero no pudieron confirmar la versión.
A las 7:00 horas de ayer, el noticiero televisivo Primero Noticias informó de que, salvo en la Facultad de Economía, las labores administrativas eran “normales”. Sin embargo, en un recorrido se constató que hacia las 10:00 horas el servicio de transporte interno en Ciudad Universitaria, los “Pumas”, había sido suspendido, al igual que el de la Biblioteca Central.
Afuera de este edificio podían observarse carteles con las leyendas “No a los mandatos del FMI”, “No al Pensionissste / ¡No! ¡No! ¡No!”, “Las pensiones y jubilaciones de los trabajadores son derechos de carácter colectivo ‘irrenunciable’” y “Demandamos responsabilidad política social y de carácter público frente a los trabajadores”.
A las 10:30 un contingente, al que se fueron sumando más manifestantes, partió de la Facultad de Filosofía y Letras y rodeó parte del circuito interior de CU, pasando por las facultades de Derecho, Economía, Odontología, Medicina, Química, Ingeniería y Arquitectura.
Según declararon quienes encabezaban la movilización, en el 30 aniversario del STUNAM, fundado oficialmente el 27 de marzo de 1977, los trabajadores se unen en una protesta nacional en defensa de su derecho a recibir pensiones y en contra de las “reformas neoliberales impulsadas por Felipe Calderón”.
Asimismo, aseguraron que, a nivel nacional, su causa suma alrededor de 200 mil personas, entre miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) y del Sindicato de Trabajadores del Instituto Politécnico Nacional (STIPN).
Al llegar a Insurgentes, a la altura de la Torre de Rectoría, la manifestación se dividió en dos y tomó ambos sentidos de la avenida. Acordaron avanzar desde ahí hasta Eje 10 Sur para establecer un bloqueo y celebrar un mítin. Mientras marchaban repitieron el grito “¡El ISSSTE no se vende!”.
Ya en el cruce de estas avenidas, cerca de las 11:45 horas, los organizadores reiteraron que la movilización había sido “un éxito” y que “no nos vamos a dejar”. Poco antes de las 12:15 horas dieron por terminado el acto, indicaron que volverían a Rectoría, de donde partirían a las 15:00 horas para participar en la marcha del Ángel de la Independencia al zócalo capitalino, y avisaron que la próxima reunión del STUNAM para tratar el tema del ISSSTE será el viernes a las 17:00 horas.
Ley del ISSSTE, “volver hacia atrás”: Basave

El politólogo Agustín Basave, quien se dirigía rumbo a un centro comercial al momento del mítin, reconoció no haber leído la Ley del ISSSTE aprobada por los diputados ni conocerla a detalle, pero “así, prima facie [en primera instancia], no me gusta”.
Comentó que esa iniciativa representa “volver hacia atrás” a lo que ya han hecho otros países, y “es difícil creer que no vaya a ser un instrumento utilizado por la gente del SNTE para su usufructo”.

Saturday, March 24, 2007

Una mujer, una historia, un amor

[Bitácora de una última clase]
El tiempo, las enseñanzas transmitidas de generación en generación y los intereses de grupo contribuyen a la construcción de imaginarios colectivos —mitos— que nos llevan a sentir admiración, simpatía o respeto por ciertos personajes históricos. De esa manera, por nombrar sólo un ejemplo, los navegantes de los siglos XV y XVI, entre ellos Cristóbal Colón o Fernando de Magallanes, suelen evocar valentía, arrojo, espíritu de aventura.
Por el contrario, existen otras figuras que, ya sea por su actuación en los hechos que los tocó vivir o por prejuicios —mitos también— que rayan en el linchamiento, son repudiadas o, cuando menos, marcadas con el no muy prestigioso signo de la ambigüedad. Este último, me parece, es el caso de Malinalli, la indígena que sirvió de intérprete a Hernán Cortés. Malinalli, sí, o en todo caso doña Marina, no Malinche, porque, según lo plantea Marisol Martín del Campo en su novela Amor y conquista, “Malinche” era el propio Cortés, es decir, en náhuatl, “el capitán de Malinalli”.
En este texto, precedido por una exhaustiva investigación histórica, la autora se da a la tarea de reivindicar a Malinalli. La presenta no como a la mujer que sin escrúpulos traicionó a los suyos, sino como a aquella que de niña, hija de una familia pobre en época de hambruna, fue vendida por sus padres a cambio de algo que les permitiera sustentar a sus hermanos. Una mujer que fue esclava: primero de los mayas, luego de los españoles. Una mujer que encontró la pasión y el amor en Alonso Hernández Portocarrero y después en el nacom Cortés. Una mujer que, a la larga, a fuerza de convivir y entender a los europeos —en particular a hombres como Juan Pérez de Arteaga o el mismo Bernal Díaz del Castillo—, terminó identificándose más con ellos que con su propia etnia.
Así pues, Amor y conquista puede considerarse, en primera instancia, una obra regida por la feminidad. Es, por así decirlo, sin dejo alguno de sexismo, una defensa “de mujer a mujer”. Sólo una escritora —no un escritor— podía haberse adentrado a ese grado en la vida, la mente y los sentimientos de su protagonista, imaginado sus reacciones y comprendido sus dichas y sufrimientos. “Qué fácil era vivir con un único camino por delante, segura de la verdad enseñada, creyendo en la solidez de tu mundo”, tal es la frase que Martín del Campo pone en boca de Malinalli para expresar su confusión ante los cambios y los caóticos momentos que debió enfrentar.
Valga agregar que invariablemente la autora se vale de otras mujeres para narrar el relato de la Conquista y reparar en las condiciones particulares de éstas durante aquel periodo. Aparecen, por ejemplo, la ciuatlatoani Miahuaxochitl, Ozlaxuichitl, su ayudante, y la princesa Tecuichpotzin, quien fuera esposa de Cuauhtemoc, el último emperador mexica.
En otro ámbito, en tanto novela histórica este libro es una reconstrucción de hechos, y si bien es cierto que podría señalarse un “sesgo” o “parcialidad” en el tratamiento de los acontecimientos dado que es evidente la inclinación por el lado indígena, la obra cumple con el propósito de proponer y exponer otra versión, la “visión de los vencidos” en palabras de Miguel León Portilla. Además, pese a sus preferencias, a través de Malinalli Martín del Campo se da espacio para una crítica general: “[...] ya he aprendido que la guerra es violencia, sangre, destrucción. Y he visto que todos los hombres, sean mexicas, españoles, tlaxcaltecas, son dadores de muerte, todos desean más tierras, más esclavos, más dominios, más poder”.
Dentro de esa visión, desde la perspectiva de la gramática ortodoxa, aunque un servidor podría acusar alguna falta de rigor en la puntuación, es posible que, como la propia autora lo aclara, la construcción de sus enunciados, al igual que el uso de vocablos indígenas en lengua original, tenga la finalidad de reproducir y proyectar lo más fielmente posible el pensar y el sentir de los pueblos prehispánicos.
Hasta aquí he dicho que la novela de Marisol Martín del Campo es una defensa “de mujer a mujer”, de la escritora hacia su protagonista. También he comentado que es una reconstrucción de hechos históricos desde el punto de vista de quienes fueron conquistados.
Pues bien, en tercer lugar —y con este aspecto deseo cerrar— , el libro es asimismo un compendio de reflexiones sobre el amor. Algunas de ellas, como la siguiente, poseen un erotismo notable: “En esos encuentros no somos ni Malinalli ni el capitán Cortés, somos un hombre y una mujer que se atraen y se sacian, no tenemos dioses, reglas, convenciones, sólo hambre de nuestros cuerpos”.
Otras, en su aparente simpleza, guardan significaciones profundas. Cito dos: “[...] uno nota cuando dos personas se gustan, cuando semejan dos ramas del mismo árbol”, y “[...] el amor se refleja en el instante de más que dura una mirada o una caricia [...]”.
Unas más, por último, gracias a su certeza, me dejan admirado. “El crecer junto a alguien crea lazos difíciles de romper [...]”, se reza evocando la vida, el camino que se ha compartido con fraternidad. O ésta, que dicta con toda sabiduría: “[...] será que cuando amamos a alguien recto nos volvemos mejores”. Sin temor a equivocarme, suscribo ambas.
FICHA BIBLIOGRÁFICA:

MARTÍN DEL CAMPO, Marisol. Amor y conquista [1999]. Barcelona, Planeta, Booket, 2002.

Thursday, March 22, 2007

"Tomará tiempo solución definitiva a conflicto en Irlanda del Norte": León Molina

Londres decidirá el 26 de marzo si regresa autonomía a la región

Tras su victoria en las elecciones para la asamblea legislativa de Irlanda del Norte, es posible que el Partido Democrático Unionista y el Sinn Fein logren conformar un gobierno conjunto antes del 26 de marzo, pero una solución definitiva al conflicto en la región tomará más tiempo, consideró Carlos León Molina, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Del acuerdo entre ambos partidos de "radicales" dependerá que el próximo lunes Gran Bretaña decida si regresa o no la autonomía al territorio, suspendida en 2002 debido a que el Ejército Republicano Irlandés (ERI) fue acusado de espionaje en la sede del gobierno de Stormont. Desde ese año la provincia se encuentra bajo el control directo de Londres. De no lograrse un consenso, el parlamento quedaría disuelto e Irlanda del Norte permanecería con una administración británica.
León Molina, quien realizó su tesis de doctorado sobre el conflicto norirlandés, explicó que Irlanda del Norte es una región con soberanía británica, por lo que la autonomía se traduciría principalmente en que la asamblea pueda determinar asuntos de educación, salud y seguridad social, mas no cuestiones como las referentes a la política exterior.
Acerca de las elecciones parlamentarias del 7 de marzo, para el profesor de Geopolítica y Comunicación y Comunicaciones Internacionales, los 36 de 108 escaños (30% de la votación) obtenidos por el Partido Democrático Unionista (DUP, por sus siglas en inglés), liderado por el reverendo protestante Ian Paisley, habla de que una mayoría relativa desea que Irlanda del Norte recupere su autonomía pero siga siendo de nacionalidad británica. Por su parte, el Sinn Fein, brazo político del ERI, católico y dirigido por Gerry Adams, consiguió 28 escaños (26% de los sufragios), con lo que se erige como segunda fuerza política.

Desgaste y ejemplo
Según el académico, después de 30 años de terrorismo y miles de muertos, "ya está agotado el conflicto, el ERI ya no tiene razón de ser". De manera gradual, la dinámica y el desgaste —expuso— fueron conduciendo a que los grupos opuestos, protestantes probritánicos y católicos nacionalistas, moderaran sus posiciones extremas, aunque sin abandonarlas, y buscaran la vía de la negociación.
Igualmente, a lo largo de la década de los 90 la actuación de Estados Unidos durante la presidencia de Bill Clinton tuvo una influencia importante.
Añadió que el afán de solucionar los problemas en Irlanda del Norte y el "relativo éxito" en este intento han sido tomados como "un cierto ejemplo o inspiración" para hallar salidas a otras disputas aparentemente irreconciliables, como la que tiene lugar entre los separatistas del País Vasco y el gobierno de España. En ese sentido, recordó que Gerry Adams ya ha sostenido charlas con algunos de los involucrados.

FE DE ERRATAS

El presente texto fue editado. La versión original, aparecida en este blog el jueves 22 de marzo, contenía varios errores que fueron corregidos a petición de y gracias al entrevistado. Entre ellos reconozco los siguientes: haber señalado que la República de Irlanda, representada por su sede en Dublín, tendría poder de decisión en la autonomía de Irlanda del Norte cuando no es así; haber identificado por igual a Inglaterra con Gran Bretaña (ésta se encuentra conformada por Inglaterra, Escocia y Gales, y junto con Irlanda del Norte integra al Reino Unido); no haber interpretado adecuadamente la lectura de la situación en el sentido de que ambos partidos en cuestión, DUP y Sinn Fein, y no sólo uno de ellos, tienen peso en la política norirlandesa; y no haber enfatizado la naturaleza paulatina del proceso que condujo de la violencia a las negociaciones. Ante el descuido el chascarrillo bobo: por algo una profesora de la carrera nos decía que la diferencia entre los errores de los médicos y los de los editores radica en que los primeros los entierran, mientras que los segundos los publican.

Sunday, March 11, 2007

Un año ‘bloggeando’

Hace tres años, el 11 de marzo de 2004, aproximadamente a las 8:00 AM en la hora local, 10 explosiones en cuatro trenes de la red de Madrid dejaron 191 muertos y más de mil 700 heridos (para corroborar los datos ver la página de Wikipedia. La enciclopedia libre: http://es.wikipedia.org/wiki/11-M).
De acuerdo con las investigaciones, el ataque, conocido también como el 11-M, el mayor atentado terrorista en la historia de España, fue cometido por extremistas islámicos que, presumiblemente, intentaron emular al grupo saudita Al-Qaeda y lanzar represalias al gobierno español, entonces presidido por José María Aznar, debido a su apoyo a Estados Unidos en la invasión a Irak.
En esa línea, algunos analistas han señalado que, desde el punto de vista político, una de las consecuencias más directas de lo ocurrido fue la derrota de Aznar, del Partido Popular (PP), en las elecciones de ese año frente al candidato del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y a la fecha presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.
Actualmente, los principales sospechosos, entre ellos el presunto autor intelectual, Rabei Osman el Sayed Ahmed, Mohamed el Egipcio, están siendo juzgados en los tribunales ibéricos.
En otros asuntos menos serios —o de plano más banales—, hace exactamente un año, el 11 de marzo del intenso 2006, este aspirante a periodista se decidió a superar su pereza habitual y, más tarde que temprano, cumplió con una de las tareas de su clase de Taller de Diseño Editorial: crear un blog al cual subir sus trabajos.
Me parece que más de uno de los miembros del grupo fuimos contagiados por la euforia inicial de este nuevo medio derivado de la Sociedad de la Información y el Conocimiento: desde una óptica “integrada” en palabras de Umberto Eco, la internet vista como un espacio que permite romper con el esquema de la comunicación vertical (de arriba hacia abajo) y que da preeminencia a la comunicación horizontal (hacia los lados, entre iguales), con lo cual y particularmente a través de un weblog, además, quien navega en el ciberespacio es capaz de ir más allá de ser un mero receptor de contenidos para convertirse en productor de los mismos.
Elucubraciones aparte, creo que terminamos siendo los menos quienes, después de la primera y efímera emoción de subir los pensamientos propios a la red, decidimos dar algo o mucho de continuidad a nuestros portales. (Comercial no solicitado y disfrazado de breve paréntesis: para un par de ejemplos de bloggers que con su prosa irreverente aunque con ideas y propósitos en extremo opuestos sí han actualizado sus respectivos espacios ver “Aquí nomás: ¡Echándola!”,
http://mariomanterola.blogspot.com/, o “Necio Hutopo”, http://hutoyuyos.blogspot.com/.) Todo lo anterior me conduce a una pregunta... o más bien a varias.
¿Por qué “mantener” un blog? ¿Qué es lo que nos lleva, o mejor dicho, me ha llevado a publicar aquí aquello que escribo? ¿Y, en principio, qué me hace escribir? ¿Por qué escribo?
Un ex compañero, cuyo blog, “Desde la puerta de la crónica” (
http://desdelapuertadelacronica.blogspot.com/), lamentablemente no siguió trabajando, diría que quienes mostramos vocación por las letras poseemos —¿padecemos?— cierta propensión a la marginalidad, inclinación a estar solos, a volcarnos no frente a otras personas sino frente a una hoja de papel o, cada vez más, frente a un monitor de computadora.
Ahora, si bien comparto esa visión romántica del escritor-ermitaño recluido en un rincón apartado tras haber conocido el mundo para después reflexionar al respecto y transformarlo en, por ejemplo, una gran novela, creo que, habiendo pasado un tiempo, las razones para escribir cambian, aumentan.
Escribir, estoy seguro, es un estupendo medio desahogo, una forma de dialogar con uno mismo, de —como dicen— “enfrentar los propios demonios”; una actividad, en fin, que puede tornarse casi vital. Sin embargo, pienso que llega un punto en que sólo escribir no basta. Los textos y sus autores necesitan ser leídos; sea para crítica o elogio, requerimos comunicarnos, conseguir retroalimentación, interactuar. En esa lógica, me parece que sería correcto aceptar uno de los planteamientos del filósofo Emmanuel Levinas: necesitamos al otro para afirmarnos y reafirmarnos a nosotros mismos, para saber y recordar que existimos.
Escribir, entonces, sería una forma de ser, de vivir, mientras que subir lo que escribimos a un blog se constituiría en una manera fácil, accesible y, claro, gratuita de intentar difundirnos, darnos a conocer, en resumen, de buscar que nos lean. Asimismo, escribir y publicar también pueden considerarse un ejercicio para reflexionar sobre el complejo mundo en que vivimos, sobre hechos tan impactantes como el mencionado al principio de estas líneas.
En síntesis: ¿por qué invitarlos a este blog? Fácil: por motivos —debo reconocerlo— fundamentalmente egoístas, o sea, para que me lean; para que, si les interesa, sepan algo de mí, de lo que pienso, de lo que hago, de lo que ocurre en este planeta e intento comprender. Tal vez uno o dos textos puedan resultarles de utilidad, informativos, entretenidos, qué sé yo. En última instancia el lector, cada lector, decide.
Y ya para no aburrirlos —como seguramente ya lo hice—, agradezco sinceramente a quienes por una u otra razón han echado un vistazo a este espacio y con sus comentarios, plasmados aquí o no, me han impulsado a seguir escribiendo. De verdad mil gracias. A quienes se animen a dedicar un poco de su tiempo a revisar lo publicado, espero, cuando menos, dejarles una sensación distinta a un triste “Acabo de desperdiciar cinco minutos de mi vida”. Pues bien, ojalá este primer año bloggeando no sea ni el único ni el último. Ante las vivencias, libros, películas y acontecimientos que vendrán, sin duda habrá mucho sobre lo cual escribir.

Friday, March 02, 2007

Gonzalo Guerrero, padre de una unión

[Bitácora de una última clase]
Los españoles, explica la Historia, llegaron a costas mexicanas a principios del siglo XVI, alrededor de 1517. También cuenta que Hernán Cortés y sus hombres iniciaron la conquista de Tenochtitlán en 1519 y que, con el paso del tiempo, a raíz de las relaciones que se entablaron entre los europeos y los naturales —no siempre por la buena— se definieron distintas castas: peninsulares, criollos, indígenas y mestizos.
En esta línea, en Gonzalo Guerrero Eugenio Aguirre viaja al comienzo de este proceso de mezclas étnicas, religiosas y culturales para novelar la vida de quien es considerado el padre del mestizaje.
A fin de lograr un texto más personal, íntimo, Aguirre recurre preferentemente a la voz del propio Gonzalo Guerrero para conducir el relato, a excepción de un par de capítulos escritos en tercera persona que sirven, primero, para introducir la época y los personajes, y, segundo, para dar una pausa en la transición que se opera en la existencia del español una vez que éste se ha establecido en tierras mayas.
De esa manera, el autor narra cómo este hombre originario de Palos, avezado en la navegación y en la guerra, decide unirse a la embarcación comandada por Pedro de Valdivia, la Santa María de la Barca, a pesar de los oráculos que le auguran desgracias y de que con ello abandone a las mujeres que ha enamorado.
Asimismo, Aguirre describe la trágica travesía de la nao en su pretendido retorno a la isla La Española. Después de perder la carga, la mayor parte de la tripulación y la esperanza, el viaje concluye con un naufragio en las costas de Yucatán, donde los sobrevivientes son atacados por las tribus del lugar. Sólo se salvan doña Margarita Anzures, el padre Jerónimo Aguilar y Gonzalo Guerrero, y a la larga, tras lograr escapar y ser capturados por los pobladores de Xamanhá, únicamente los dos hombres quedan con vida.
Durante algún tiempo ambos subsisten bajo el yugo de la esclavitud, pero su conducta ejemplar les gana la confianza de Taxmar, el cacique, y en particular a Gonzalo Guerrero le vale ser regalado y recomendado a Na Chan Can, señor de Ichpaatún. Este hombre y esta ciudad, respectivamente, se convierten en el suegro y el nuevo pueblo del español, a los que a la postre habrá de defender de sus propios hermanos de la madre patria.
Me parece que en esta novela el autor logra narrar una historia épica y a la vez rescatar la belleza del lenguaje. Valga de muestra la metáfora con la que Gonzalo Guerrero define su condición de marinero: “Soy hijo del mar y el viento, del agua y el horizonte que se unen en el lecho del infinito, allá en donde el sol tiene su cama y Vulcano su terrible fragua”.
Igualmente, pienso que Eugenio Aguirre aprovecha la ocasión para lanzar un par de legítimas denuncias. La primera de ellas critica la arraigada visión machista de la historia oficial: el recuento de los hechos realizados por hombres como si sólo éstos hubiesen intervenido. De las mujeres que acompañaron a los conquistadores, el narrador apunta: “Son tremendas y, sin embargo, la historia las ignorará. Se olvidarán sus nombres, sus acciones. De ellas no quedará más rastro que el de una sombra indefinida, sin contornos que sirvan para identificarlas”.
La segunda denuncia va en contra de una de las prácticas más comunes en aquellas primeras décadas de la llamada Edad Moderna, a saber, la esclavitud a la que las metrópolis sometían a los pobladores de las colonias conquistadas. Es así como incluso el protagonista, un europeo, percibe las contradicciones y se indigna ante la actitud de sus compatriotas frente a los esclavos: “¿Cómo era posible que estos hombres, que se consideraban los más civilizados de la tierra y ejemplo de la cristiandad, disputasen riquezas y poder sobre la vida de unos desgraciados cuyo único pecado era tener un color diferente?”.
Tampoco está de sobra citar esta interpretación de los “alardes” de la guerra, “que elevan el polvo como si fuesen un remolino, como si de la tierra brotaran esputos del demonio que lanzan a los hombres a la locura y al frenesí de lo irracional, de lo bestial”, o, por otro lado, la descripción de los rituales prehispánicos —sacrificios incluidos— y de cómo, a lo largo de la conquista espiritual, éstos fueron combinándose o siendo suplantados por las creencias europeas, por la imagen y la noción de ese dios amoroso, barbado y montado en una cruz.
A mi juicio, Aguirre presenta una novela ágil y muy humana en el sentido de que los personajes consiguen transmitir su sentir al lector y pugnan por valores como la amistad, la lealtad y el sacrificio individual por el bienestar de la comunidad a la que se pertenece.
No obstante, creo que el final pudo ser más contundente. Es cierto que basta con investigar un poco para saber cuándo y bajo qué circunstancias murió Gonzalo Guerrero, y que tal vez ese hecho dificulte idear un cierre para una novela histórica sobre este personaje, pero creo que habría sido posible, por ejemplo, describir esos últimos instantes con mayor dramatismo, con más intensidad.
Ahora bien, no dejo de reconocer el esfuerzo del autor por reconstruir el contexto sociohistórico del inicio de la conquista española a territorio mexicano y la vida de un personaje tan poco conocido o mencionado en la cultura popular —aunque tal vez deba hablar solamente en lo que a mí respecta—, pero cuya participación en la construcción de este país encierra un simbolismo enorme: ser el padre del mestizaje, el primer hombre que contrajo matrimonio con una indígena y engendró hijos, los primeros frutos vivos de la unión entre españoles y mesoamericanos. No más, pero tampoco menos.

Epílogo (casi) fuera de lugar
“Bitácora de una última clase”, perdonen la explicación, es el nombre que he decidido dar al conjunto de textos que se deriven de mi asistencia a la cátedra de Literatura y Sociedad II, impartida por Ignacio Trejo Fuentes en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
¿Por qué crear esta especie de diario dedicado en exclusivo a consignar lo que ocurra en la clase? No es sólo que el tema de la materia —la literatura y cómo se refleja la realidad social en determinados contextos históricos a través de ésta— me apasiona; tampoco se debe nada más a que, como le he comentado a mucha gente, he tenido que aguardar varios semestres para poder tomar un curso con quien es un periodista, escritor y crítico literario reconocido; es también, y en primera instancia, que oficialmente esta asignatura será la última que curse como estudiante de licenciatura.
Terminada la acotación, ofrezco a ustedes una nueva disculpa, o mejor, una justificación a la nostalgia anticipada: quiero hacer de ésta una experiencia, en el amplio sentido de la palabra, memorable.
FICHA BIBLIOGRÁFRICA:
AGUIRRE, Eugenio. Gonzalo Guerrero. México, Punto de Lectura, 2004.